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Nuestro Ministerio del Reino 2010
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Cómo enseñar a los nuevos a predicar

1. ¿Qué sintió la primera vez que salió a predicar?

1 ¿Recuerda la primera vez que participó en el ministerio de casa en casa? De seguro que estaba hecho un manojo de nervios. Pero ¡qué alivio! Su maestro de la Biblia o algún otro publicador estaban allí para darle su apoyo. Ahora usted ya es un ministro del Reino con experiencia; ya está listo para enseñar a otros nuevos a predicar.

2. ¿Qué necesitan aprender los nuevos?

2 Los nuevos publicadores necesitan aprender a iniciar conversaciones en las puertas, usar la Biblia de casa en casa, hacer revisitas e iniciar y dirigir estudios bíblicos. Y no solo eso, también han de saber participar en los distintos rasgos de la predicación, como la obra en las calles y en lugares de negocios. ¿Cómo puede ayudarlos usted? Mediante su ejemplo y dándoles sugerencias.

3. ¿Cómo ayudamos a otros mediante nuestro ejemplo?

3 Mediante el ejemplo. Jesús les demostró a sus discípulos cómo predicar (Luc. 8:1; 1 Ped. 2:21). Siguiendo ese modelo, cuando haya hecho planes para predicar con un publicador nuevo, prepare una presentación sencilla que él pueda imitar, quizás alguna de las recomendadas en nuestras publicaciones. Ya en el campo, hable usted en una o dos puertas para que él lo escuche y luego, de una puerta a otra, pregúntele qué piensa de la presentación, si cree que fue eficaz. De este modo, el nuevo publicador verá por qué es valioso trabajar con otros en el ministerio y se le hará más fácil aceptar cualquier sugerencia que usted le dé después, cuando él haga su presentación.

4. ¿Cómo podemos ayudar a un publicador nuevo después de escuchar su presentación?

4 Dé sugerencias. Jesús también les dio a sus discípulos instrucciones de cómo predicar (Mat. 10:5-14). Haga algo parecido. Cuando le toque hablar al publicador nuevo, escúchelo con atención. Al retirarse de la puerta, sea espléndido y felicítelo sinceramente por algo específico, aunque haya notado detalles que necesite pulir. No le dé ninguna sugerencia todavía; espere a ver si lo hace mejor en la siguiente puerta. Tal vez es que estaba nervioso. Recuerde también que no todos tenemos las mismas habilidades y que hay más de una forma correcta de hacer las cosas (1 Cor. 12:4-7).

5. Al tomar la iniciativa para dar sugerencias, ¿qué se puede decir?

5 A veces será el mismo publicador quien le pedirá sugerencias. Si no, tome usted la iniciativa, pero con tacto. ¿Cómo? Algunos publicadores de experiencia sencillamente preguntan: “¿Te puedo dar una sugerencia?”, o “¿Cómo sientes que lo hiciste?”. Otra opción sería decir: “Cuando yo empecé a predicar, se me hizo difícil ..., pero lo que me sirvió fue ...”. En ciertas ocasiones resultará práctico consultar juntos el libro Razonamiento. Pero no lo abrume; limítese a comentar solo un aspecto de su presentación.

6. Con relación a nuestro ministerio, ¿cómo se aguza el hierro con hierro?

6 El hierro con hierro se aguza. Timoteo era un evangelizador de experiencia y, sin embargo, Pablo lo exhortó a que siguiera aplicándose a la enseñanza y que progresara (1 Tim. 4:13, 15). Aunque hayan pasado muchos años desde aquella primera vez que salió a predicar, nunca debe dejar de refinar sus habilidades. Aprenda de sus compañeros de predicación, aun de los que tengan menos experiencia que usted. Y manténgase alerta para brindar ayuda a sus hermanos con bondad, sobre todo a los nuevos, para que se conviertan en diestros ministros de las buenas nuevas (Pro. 27:17).

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