¿Qué puede hacer por un cónyuge no Testigo?
1 ¿Cuántos hermanos de su congregación tienen cónyuge no Testigo? De seguro les encantaría que se les unieran en la adoración pura. Pero en realidad, toda la congregación desea, como Dios, “que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad” (1 Tim. 2:4). ¿Cómo podemos acercarnos a los cónyuges no creyentes de nuestros hermanos?
2 Para empezar, debemos tratar de ver las cosas desde la perspectiva del no Testigo. Muchos aman a su familia y procuran ser buenos esposos y padres, pero quizás sencillamente tienen creencias distintas a las nuestras. Por otro lado, es posible que no sepan mucho de los Testigos aparte de lo que amigos mal informados o prejuiciados les hayan dicho. Hay quienes ven mal que ahora el cónyuge cristiano le dedique a “la religión” tiempo que antes era para la familia. Ser comprensivos nos permitirá tratar a un cónyuge no creyente con bondad y respeto, y evitará que nos pongamos nerviosos en su presencia (Pro. 16:20-23).
3 Interés sincero. En ocasiones, la mejor forma de ganarnos a estas personas, al menos al principio, es mediante nuestros actos y no mediante conversaciones bíblicas (1 Ped. 3:1, 2). Lo importante es mostrar interés sincero. Las hermanas pueden acercarse a la esposa de un hermano, y los varones, al esposo de una cristiana. ¿Cómo hacerlo?
4 Si todavía no conoce al esposo o esposa, hable primero con el cristiano de lo que piensa hacer. En caso de que al principio la reacción del no creyente sea algo fría, no se desanime. El trato cordial y el interés sincero que usted le muestre quizás lo hagan cambiar su opinión de los testigos de Jehová (Rom. 12:20). Por ejemplo, algunos cristianos maduros invitan a la persona y su familia a cenar, para conocerse mejor y desterrar cualquier prejuicio que exista. Hablan de los asuntos que le interesan a ella, en lugar de forzar los temas espirituales. De estos podrán hablar más adelante, cuando el ambiente esté más relajado. Lo que es más, al ya conocer a algunos miembros de la congregación, tal vez hasta esté dispuesto a asistir a una de nuestras reuniones, donde tendrá la posibilidad de comprobar lo que su esposa o esposo está aprendiendo. Pero aun si todavía no está listo para investigar la verdad, definitivamente se le puede felicitar por el apoyo que le da al cónyuge cristiano.
5 Los ancianos, más que nadie, deben procurar acercarse a los cónyuges no Testigos y estar pendientes de cualquier oportunidad que se presente para darles testimonio. Alguien que no haya demostrado interés en el mensaje bíblico quizás acepte ánimo de la Palabra de Dios cuando esté hospitalizado o atraviese problemas graves de salud. Si un hogar dividido en sentido religioso pasa por una etapa crítica, como la muerte de un miembro de la familia, los ancianos podrían invitar a quien no comparte nuestras creencias a escuchar el consuelo que le brindan a la familia.
6 ¡Imagínese la alegría del hermano o la hermana si su cónyuge respondiera y aceptara la verdad! Pero eso también alegraría muchísimo a Jehová, a los ángeles y a toda la congregación (Luc. 15:7, 10). Pero aun si la persona parece no responder, todavía podemos alegrarnos, pues nuestros esfuerzos constantes agradan a Jehová, quien “no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento” (2 Ped. 3:9).
[Preguntas del estudio]
1. ¿Por qué decimos que los hermanos que viven en un hogar dividido no son los únicos interesados en ayudar al cónyuge incrédulo a aceptar la verdad?
2. ¿Cómo nos sirve ser comprensivos?
3. ¿Cuál sería una buena forma de ganarnos a un cónyuge no Testigo?
4. ¿Cómo podemos manifestar interés sincero?
5. ¿Qué pueden hacer los ancianos?
6. ¿Qué razones tenemos para acercarnos a los cónyuges de nuestros hermanos?
[Comentario de la página 6]
En ocasiones, la mejor forma de ganarnos a estas personas, al menos al principio, es mediante nuestros actos y no mediante conversaciones bíblicas