¿Cuál es su “causa para alborozarse”?
1. A fin de mes, ¿qué debería llenarnos de alegría?
1 Al entregar el informe del servicio del campo a fin de mes, todos tenemos razones para alborozarnos, o alegrarnos (Gál. 6:4). Sea que sirvamos de precursores especiales y dediquemos ciento treinta horas a la predicación o que seamos publicadores que informen su actividad en fracciones de quince minutos, el servicio que le hemos dado a Jehová con toda el alma debería colmarnos de alegría (Sal. 100:2).
2. ¿Qué razones tenemos para darle a Jehová lo mejor de nosotros?
2 Jehová es el Señor Soberano del universo y se merece que le demos lo mejor de nosotros (Mal. 1:6). Como lo amamos, le prometimos hacer su voluntad toda la vida. Así pues, rebosamos de felicidad cuando al final del día o del mes sentimos que hemos dado “las primicias” de nuestro tiempo, habilidades y fuerzas al servicio de Jehová (Pro. 3:9). No obstante, si nuestra conciencia nos dijera que podemos dar más, deberíamos hacerle caso y pensar en cómo podríamos mejorar (Rom. 2:15).
3. ¿Por qué no conviene hacer comparaciones?
3 “No en comparación con la otra persona.” No conviene compararnos con los demás o pensar en lo mucho que hacíamos cuando teníamos más fuerzas. Las circunstancias cambian, y las habilidades varían. A menudo, las comparaciones generan un espíritu de competencia en uno o provocan sentimientos de inutilidad (Gál. 5:26; 6:4). En lugar de establecer comparaciones, Jesús felicitó a las personas por lo que lograban hacer (Mar. 14:6-9).
4. ¿Qué aprendemos de la parábola de los talentos?
4 Los esclavos de la parábola de Jesús recibieron talentos “según su propia habilidad” (Mat. 25:15). Cuando el amo regresó para ajustar cuentas con ellos, felicitó a quienes habían trabajado con diligencia y según sus habilidades y circunstancias. A cada uno le dijo: “Entra en el gozo de tu amo” (Mat. 25:21, 23). Así mismo, si nos mantenemos ocupados en la predicación, recibiremos la aprobación de Dios y rebosaremos de alegría.