“Tengan amor a toda la asociación de hermanos”
Las palabras que aparecen en el título fueron escritas por inspiración divina hace casi dos mil años (1 Ped. 2:17). Con todo, hoy más que nunca es preciso que las tomemos a pecho. Pero ¿cómo es posible amar al enorme conjunto mundial de cristianos? Y en este mundo tan egoísta, ¿cómo podemos impedir que nuestro amor se enfríe? (Mat. 24:12.) Vea el video Toda nuestra asociación de hermanos y compruebe si puede contestar las preguntas que aparecen a continuación.
1) Oficialmente, ¿cuándo llegamos a ser parte de nuestra hermandad cristiana? 2) ¿En qué tres actividades participa nuestra hermandad mundial? 3) ¿Cómo demuestran nuestros hermanos que están resueltos a predicar a) en las zonas remotas de Alaska, b) en los inmensos puertos de Europa y c) en las densas selvas del Perú? 4) ¿Por qué no debemos pensar nunca que la predicación es una labor como cualquier otra? 5) Dé ejemplos de cómo los testigos de Jehová se han consolado y apoyado mutuamente a) después de algún terremoto, b) tras el paso de un huracán y c) durante una guerra civil. 6) ¿De qué maneras prácticas podemos demostrar la importante marca que caracteriza a nuestra hermandad cristiana? (Juan 13:35.) 7) ¿Qué beneficios ofrece colaborar unidamente en la construcción de Salones del Reino? 8) ¿Cómo sobrevivieron espiritualmente los hermanos de Europa oriental y Rusia cuando se proscribió la obra? 9) ¿Qué esfuerzo extraordinario hacen muchos Testigos para asistir a las asambleas de distrito, y por qué? 10) ¿Cómo ha fortalecido este video su determinación de a) servir a Jehová en unidad con sus hermanos, b) ayudar a los demás en tiempos de necesidad y c) predicar en toda oportunidad posible? 11) ¿Cómo podríamos usar este video para ayudar a alguien en el ministerio?
Lo que nos une a la entera hermandad cristiana es nuestro amor a Jehová. Por eso nos encanta aprender más acerca de nuestro Dios y hablar de él a otras personas. Además, amamos a quienes Jehová ama. Cuando les prestamos ayuda en tiempos difíciles, no esperamos que Dios nos lo agradezca. Más bien, le damos las gracias a él por el maravilloso privilegio que nos ha dado: ser parte de una hermandad mundial. A medida que este mundo tan egoísta llega a su fin, los cristianos seguiremos demostrando amor a toda nuestra asociación de hermanos.