Nota
a Aunque la tensión nerviosa contribuye a que se produzcan infartos, la mayoría de las veces hay un grave deterioro de las arterias coronarias por la aterosclerosis. No es prudente, pues, restar importancia a los síntomas de una enfermedad coronaria, pensando tal vez que bastará con aminorar el estrés (véase ¡Despertad! del 8 de diciembre de 1996, páginas 3-13).