Nota
f El apóstol Pablo llamó a Jesús el ‘segundo Adán’, cuya muerte expiaría el pecado que hemos heredado de Adán. (1 Corintios 15:45-47; Romanos 5:12, 15-19.) Si se desea más información sobre por qué era esencial esta provisión, véase la página 14, párrafos 15 y 16, y la nota.