Nota
g A la luz de lo explicado, la historia de Abrahán cobra nuevo significado. Dios no le pidió que matara a su hijo solo para probar su fe, sino para que fuera un drama simbólico que enseñara a los hombres que Él sacrificaría a una persona muy querida para beneficiarlos eternamente. Ofrecería a la propia Simiente de Abrahán, mediante la cual prometió que “se bendecirán [...] todas las naciones de la tierra”. (Génesis 22:10-12, 16-18, DK; compárese con Juan 3:16.) La similitud y el concepto son tan claros y específicos que no pueden atribuirse a la coincidencia ni a la invención humana.