Nota
b Nadie podría intentar justificar la indiferencia del sacerdote y el levita. Es cierto que, si aquel hombre hubiera estado muerto, ellos habrían estado temporalmente inhabilitados para servir en el templo si lo tocaban. Pero Jesús indicó que ellos también bajaban “de Jerusalén”, así que volvían del templo. De modo que no tenían excusa (Levítico 21:1; Números 19:16).