Nota
b Nadie puede citar el Salmo 114:3 (TA) como prueba de que hay tormento de almas en Sheol, Hades o en el infierno, aunque éste lee: “Cercáronme mortales angustias, me embistieron los horrores del infierno, o sepulcro. Me hallé en medio de la tribulación y del dolor.” En este lugar otras versiones de la Biblia leen: “angustias de Sheol” (Sal. 116:3, margen); “tormentos de Sheol” (UTA); “peligros de infierno” (Sal. 114:3, Scío); y la traducción por Nácar-Colunga lee: “ansiedades del sepulcro.” (Sal. 116:3, NC) Las angustias, los tormentos, no estaban en Sheol o en el infierno mismo; sino que el salmista estaba en peligro y en terror de ir al Sheol, infierno o sepulcro. El salmista aquí prefiguró a Jesucristo en su agonía en el jardín de Getsemaní la noche que fué traicionado. ¿Estaba Jesús en peligro de angustias o tormentos en el infierno? No; él era el principal de los santos o leales de Dios, y merecía la bondad misericordiosa de Dios. (Sal. 15:10, Scío; 2 Sam. 22:6, Va) Jesús fué al infierno, pero no a un tormento eterno en fuego y azufre literales en el centro de la tierra. Su alma o vida no fué dejada en el infierno, sino que fué resucitada del infierno al tercer día después de su muerte.
Eso explica por qué el profético salmo 116 continúa diciendo: “E invoqué el nombre de Jehová, diciendo: ¡Ruégote, oh Jehová, que libres mi alma! ¡Vuelve a tu descanso, oh alma mía, porque Jehová se ha portado bondadosamente contigo! Pues tú, oh Señor, has librado mi alma de la muerte [no, del tormento eterno], mis ojos de las lágrimas, y mis pies de la caída. Preciosa a los ojos de Jehová es la muerte de sus santos.” (Sal. 116:4, 7, 8, 15) Así como Jonás salió del “infierno”, las entrañas del pez, al tercer día, asimismo Jesús salió del infierno literal de la Biblia. Jonás, en las entrañas del pez, no prefiguró a Jesús en algún tormento en el infierno. (Jonás 2:1-3) La “señal de Jonás” que Jesús dijo se daría a los israelitas, incluyendo a la clase del “hombre rico”, fué la propia resurrección de Jesús de la muerte y del infierno al tercer día. Mat. 12:38-41; 16:1-4.
La verdad armoniosa de la Biblia por lo tanto permanece sin contradicción, inmovible, que Sheol, Hades, o el infierno, es el sepulcro común de la humanidad y que no hay tormento ardiente de almas humanas en él.