Nota
a Unos 150 años después de la visión de Ezequiel, el historiador griego Heródoto, notando que las marcas que llevaban los devotos del dios Hércules les servía de protección, escribió: “Si el esclavo de quienquiera que sea se refugia [en el templo de Hércules], y hace que le pongan marcas sagradas, dedicándose así al dios, nadie puede legítimamente ponerle la mano encima”.