Nota
b Después de mucha oración y estudio de la Palabra de Dios, Joseph Rutherford vio claramente la respuesta que debería dar a los hermanos de Alemania. No le tocaba a él decirles lo que deberían o no deberían hacer. Ellos tenían la Palabra de Dios, que les decía exactamente qué hacer en cuanto a las reuniones y la testificación. De modo que los hermanos alemanes empezaron a trabajar en la clandestinidad, pero siguieron obedeciendo los mandatos de Jehová de reunirse y dar testimonio de Su nombre y Su Reino.