Nota
a Esta alegación se clarificó más tarde cuando Satanás dijo de Job, un siervo de Dios: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma. Para variar, sírvete alargar la mano, y toca hasta su hueso y su carne, y ve si no te maldice en tu misma cara”. (Job 2:4, 5.)