Nota
b El soborno, claro está, era ilegal. Cierta fuente afirma: “La Lex Repetundarum, la ley que condenaba la extorsión, prohibía a cualquiera que ocupase un puesto de autoridad o administrativo solicitar o aceptar un soborno, ya fuera para obligar o desobligar a un hombre, para dictar sentencia o no dictarla, o para liberar a un prisionero”.