Nota
a Después del éxodo de Egipto, los israelitas podrían haber entrado a Canaán, la tierra que Jehová le había prometido a Abrahán. Sin embargo, cuando diez espías regresaron con un mal informe, el pueblo comenzó a murmurar contra Moisés. Por ello, Jehová condenó a los israelitas a vagar cuarenta años por el desierto, tiempo suficiente para que toda aquella generación rebelde muriera.