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    ¡Despertad! 2009 | noviembre
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      Noviembre de 2009

      La tecnología

      ¿bendición o maldición?

      Los teléfonos celulares, las computadoras, Internet y, por supuesto, la televisión ya son parte de la vida moderna, pero hay que mantenerlos en su debido lugar. ¿Cómo?

      3 Una explosión tecnológica

      4 ¿Bendición o maldición?

      6 Padres, guíen a sus hijos

      8 Usemos la tecnología cuidando los modales y el bolsillo

      15 “El mundo perdido” en Bolivia

      18 Los jóvenes preguntan

      ¿Por qué no me dejan vestir como yo quiero?

      22 Todos somos una sola familia

      24 El nombre de Dios en Dinamarca

      26 Mamá saludable, bebé saludable

      30 Observando el mundo

      31 ¿Qué respondería usted?

      32 “¡Pero si en la Biblia está todo!”

      ¿Es posible amar a un enemigo? 10

      Lea cómo el amor puede romper el círculo vicioso del odio y la violencia.

      Del servicio submarino al servicio a Dios 12

      Un oficial de la Marina que acababa de recibir un importante cargo en un submarino nuclear decidió cambiar su carrera por otra completamente distinta. Descubra por qué.

  • Una explosión tecnológica
    ¡Despertad! 2009 | noviembre
    • Una explosión tecnológica

      EN Albania no es raro ver a hombres mayores sobre un asno y hablando por su celular. En la India hay pordioseros que dejan momentáneamente de pedir limosna para hacer o recibir llamadas. Sí, los teléfonos celulares —o móviles—, las computadoras, la televisión y otros aparatos han llegado a todo rincón del mundo y forman parte de la vida de muchas personas, sean ricas o pobres.

      Donde parece más obvia la omnipresencia de la tecnología es en la proliferación de los teléfonos celulares, muchos de los cuales no son simples teléfonos. Hay modelos avanzados que permiten acceder a Internet, enviar y recibir correo electrónico y mensajes de texto, además de ver la televisión, escuchar música, tomar fotos, orientarse con el sistema de posicionamiento global (GPS) y, dicho sea de paso, hacer llamadas.

      De acuerdo con un informe del periódico The Washington Post, un teléfono inteligente multimedia “tiene hoy más capacidad de procesamiento de la que tenía el Comando de Defensa Aérea Norteamericano en 1965”. También dice que “actualmente hay 1 móvil por cada 2 personas”. De hecho, por lo menos treinta naciones tienen más móviles que habitantes. No hay duda de que estamos presenciando, para decirlo con palabras del periódico, “la más rápida proliferación mundial de un producto tecnológico en la historia”.

      Casi el sesenta por ciento de los usuarios del mundo viven en países en vías de desarrollo, lo que ha convertido al teléfono celular en el primer dispositivo de comunicación de alta tecnología utilizado mayormente por personas de países en desarrollo. Por ejemplo, en 2008 Afganistán tuvo cada mes 140.000 nuevos abonados, y en África, el uso del celular ha aumentado anualmente en casi un cincuenta por ciento durante los últimos años.

      Pero la revolución tecnológica en el mundo de las comunicaciones también tiene su lado negativo. Los teléfonos celulares, los buscapersonas (localizadores) y las computadoras portátiles permiten que la gente esté accesible en casi todo momento y lugar, por lo que algunos usuarios se sienten atrapados en una red electrónica. Luego están los que se han ido al otro extremo, los adictos a la tecnología, quienes sienten la compulsión de vivir siempre conectados, de saber qué está pasando.

      Entre los problemas más comunes que ocasionan los productos populares ofrecidos por la tecnología multimedia y de la comunicación están la adicción, las distracciones y las interrupciones.a Pero nadie puede negar que esos mismos productos son sumamente útiles. ¿Cómo podemos valernos de ellos de manera equilibrada y considerada? En los siguientes artículos lo veremos.

      [Nota]

      a Esta serie de artículos se centra en los teléfonos celulares, las computadoras, la televisión e Internet. A menos que se indique lo contrario, con el término tecnología se hace referencia a estos productos y servicios.

  • ¿Bendición o maldición?
    ¡Despertad! 2009 | noviembre
    • ¿Bendición o maldición?

      Un conductor pierde el control de su automóvil, choca contra un poste y una pasajera resulta herida de gravedad. Él pide ayuda de inmediato por su celular. Pero ¿por qué perdió el control? Porque apartó la vista de la carretera unos instantes para contestar una llamada.

      COMO se acaba de ilustrar, los productos que ofrece la tecnología moderna pueden ser una bendición o una maldición, de nosotros depende. Pero lo cierto es que pocos querrían regresar a los artefactos de antaño, que, comparados con los actuales, podrían considerarse rudimentarios. Hoy las computadoras nos ahorran tareas tediosas, nos ofrecen la posibilidad de realizar cómodamente compras y operaciones bancarias en línea y nos ayudan a mantenernos en contacto con los demás vía correo electrónico, correo de voz o enlaces de video.

      No hace mucho, las personas salían de casa por la mañana para efectuar sus diversas actividades y no volvían a hablar con su familia hasta la tarde. Pero ahora, de acuerdo con un informe del periódico USA Today, “el 70% de las parejas en las que ambos tienen celular se comunican todos los días solo para saludarse, el 64%, para coordinar sus horarios, y el 42% de los padres llaman a sus hijos por el celular todos los días”.

      No permita que la tecnología lo perjudique

      ¿Puede afectarnos mental y físicamente el uso excesivo o inadecuado de la tecnología? Veamos lo que se publicó sobre dos recién casados de un país de Occidente. La noticia decía que “hablaban por teléfono constantemente; se llamaban el uno al otro desde sus respectivos autos, desde el gimnasio y hasta desde diferentes habitaciones de su propia casa”. Algunos meses llegaron a consumir 4.000 minutos —más de 66 horas—, y dijeron que no podían estar sin sus teléfonos. El doctor Harris Stratyner, especialista en salud mental, dijo que la pareja padecía los “síntomas típicos de adicción”. Y añadió: “Es como si mantuvieran su relación a través de un objeto”.

      Ese es un caso extremo, por supuesto, pero refleja una tendencia preocupante. A muchas personas les resulta insoportable siquiera pensar en no poder comunicarse con los demás, aunque sea por una hora. Una mujer de veintitantos años dijo: “Necesitamos estar siempre revisando el correo electrónico, navegando por Internet o enviando mensajes de texto a nuestros amigos”.

      Si estar conectado “le ocupa cada vez más tiempo y se ha convertido en su actividad preferida al grado de excluir todo lo demás, algo anda mal”. Estas palabras del doctor Brian Yeo aparecieron publicadas en The Business Times of Singapore. Por otro lado, quienes se aíslan por horas enteras con sus aparatos electrónicos no hacen ejercicio, o hacen muy poco, por lo que corren el riesgo de desarrollar alguna enfermedad cardiovascular, diabetes u otra afección grave.

      También hay peligros de carácter más inmediato. Respecto a los celulares, por ejemplo, un estudio reciente indicó que “los reflejos del conductor que habla por teléfono —aunque use el ‘manos libres’— quedan tan mermados como si estuviera borracho”. Enviar mensajes de texto mientras se conduce también puede ocasionar accidentes mortales, y aun así, los resultados de una encuesta demostraron que aproximadamente el cuarenta por ciento de los conductores de entre 16 y 27 años de edad envían mensajes de texto mientras están al volante. De modo que si siente la tentación de usar el celular para hablar o enviar mensajes mientras conduce, recuerde que, en caso de accidente, la policía y la compañía de seguros pueden averiguar si usó el teléfono momentos antes. Una llamada o un simple mensaje de texto pueden salirle muy caros.a Al investigar un accidente ferroviario ocurrido en California (Estados Unidos) en 2008 que les costó la vida a veinticinco personas, se descubrió que el maquinista había enviado un mensaje de texto segundos antes del siniestro. Ni siquiera intentó frenar.

      Debido a que más y más niños utilizan celulares y computadoras, así como dispositivos de entretenimiento, es esencial que aprendan a usar esos aparatos de manera responsable. ¿Cómo se les puede ayudar? En el siguiente artículo se responde esta pregunta.

      [Nota]

      a Al encontrarse en una situación potencialmente peligrosa, todo el que procura vivir en conformidad con las enseñanzas de la Biblia debe cuidarse de que nada lo distraiga (Génesis 9:5, 6; Romanos 13:1).

      [Ilustración de la página 5]

      ¿Le ocupa cada vez más tiempo estar conectado?

  • Padres, guíen a sus hijos
    ¡Despertad! 2009 | noviembre
    • Padres, guíen a sus hijos

      “Antes solo teníamos que preocuparnos de que los niños no vieran demasiada televisión. Pero ahora hay videojuegos, computadoras y celulares. Tanta diversidad los abruma y les crea unos patrones de conducta similares a los patrones de adicción [...]. Su cerebro se acostumbra a una cantidad excesiva de estímulos auditivos y visuales, y cuando no tienen dichos estímulos, no saben en qué ocuparse.” (Doctora Mali Mann)

      VIVIMOS en un mundo cada vez más conectado gracias a los avances tecnológicos en los campos de la comunicación e Internet. Muchos jóvenes no pueden salir de casa sin su reproductor multimedia o su teléfono. Y a medida que se ofrecen tales aparatos con más capacidad y funciones —y a precios más bajos—, la avalancha de posibilidades aumenta. En consecuencia, a los padres se les dificulta supervisar, educar y disciplinar a sus hijos.

      Los padres, sin embargo, pueden cumplir bien su función si hacen dos cosas importantes. Primero, reconocer la veracidad de lo que dice Proverbios 22:15: “La despreocupación está anclada en el corazón del niño; la disciplina y la corrección lo librarán de ella” (La Nueva Biblia Latinoamérica, 2005). Y, segundo, admitir que la tecnología influye en los niños para bien o para mal, y procurar que influya en ellos para bien.

      Empiecen temprano

      En muchas familias, el primer aparato que conoce el niño es la televisión, y a veces, esta se convierte en su niñera. No obstante, algunos profesionales de la salud mental opinan que la exposición prematura y excesiva a la televisión puede fomentar desinterés por el ejercicio físico, crear confusión entre la realidad y la fantasía, y ocasionar problemas emocionales. También puede contribuir a que, posteriormente, los niños no presten atención en clase. La doctora Mann dice que a algunos niños hasta “se les llega a diagnosticar equivocadamente trastorno por déficit de atención [TDA] o trastorno de hiperactividad y déficit de atención [THDA], o incluso trastorno bipolar”. De ahí que algunos expertos recomienden que los niños menores de dos años no vean la televisión.

      “Lo más importante en los primeros dos años de la vida del niño es el fuerte vínculo que se forja entre él y sus padres”, dice el doctor Kenneth Ginsburg, portavoz de la Academia Americana de Pediatría. Dicho vínculo se va fortaleciendo cuando los padres hablan con sus hijos, juegan con ellos y les leen. Y, como muchos padres saben, cuando a un niño se le lee regularmente, este desarrolla amor por la lectura, lo cual le resultará muy útil el día de mañana.

      No puede negarse que saber utilizar una computadora y otros aparatos puede ser conveniente, incluso fundamental, para millones de niños. Pero si usted se da cuenta de que sus hijos están cada vez más absortos en las computadoras, los videojuegos, Internet, etcétera, sería bueno que los ayudara a adquirir otros intereses. ¿Cómo? Iniciándolos en alguna manualidad interesante, en un instrumento musical o en cualquier otra actividad sana que sea absorbente y estimulante para ellos.

      Una actividad bien escogida no proporciona solo un poco de diversión agradable. También puede ayudar al niño a desarrollar paciencia, tenacidad, autodominio y creatividad, cualidades esenciales para abrirse paso en la vida, donde los problemas no se solucionan con un simple clic del ratón.

      Los niños necesitan sabiduría y capacidad de pensar

      La Biblia insta tanto a los adultos como a los niños a que desarrollen “su facultad de raciocinio”, o capacidad de pensar (Romanos 12:1; Proverbios 1:8, 9; 3:21). Esta no solo nos permite distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, sino también entre lo sabio y lo que no lo es. Para ilustrarlo, no es ilegal pasar horas jugando con videojuegos o viendo televisión, pero ¿es sabio hacerlo? Tampoco es ilegal comprarse los últimos aparatos o programas, pero, de nuevo, ¿es sabio hacerlo? Entonces, ¿cómo se puede ayudar a los hijos a desarrollar la capacidad de tomar decisiones sabias en este campo?

      ◼ Explíquenles los peligros. En cuestiones de tecnología, los niños aprenden rápido, pero tienden a ser ingenuos debido a su falta de sabiduría y experiencia. Así que díganles los peligros que deben evitar y enséñenles cómo hacerlo. Pensemos, por ejemplo, en las redes sociales. Es verdad que pueden ayudar a los jóvenes a expresar su identidad y a conocer a otros jóvenes, pero tales sitios también son como escaparates donde los depredadores sexuales y otras personas malintencionadas encuentran fácilmente lo que buscan (1 Corintios 15:33).a Por tanto, los padres sensatos aconsejan a sus hijos que no divulguen detalles personales en Internet.b

      Claro está, a los hijos se les debe conceder privacidad en proporción con su grado de madurez. Con todo, los padres han recibido de Dios la autoridad y la responsabilidad de educarlos y supervisarlos (Proverbios 22:6; Efesios 6:4). Se espera que los hijos vean dicho interés como una expresión de amor altruista, y no como una intrusión innecesaria.

      “Pero ¿cómo voy a ayudar a mis hijos si ni siquiera sé cómo funcionan los aparatos que usan?”, tal vez se pregunte usted. Pues bien, ¿por qué no aprende aunque sea lo básico? Melba, una mujer de más de 90 años, nunca había tocado una computadora antes de cumplir los 80. “Cuando empecé a usar la cosa esa —dice ella—, me entraron ganas de tirarla por la ventana. Pero al cabo de un par de meses por fin le agarré el truco, y ahora ya soy capaz de utilizar con relativa facilidad el correo electrónico y otros programas.”

      ◼ Fijen límites razonables al uso de la tecnología. Si sus hijos se aíslan por horas enteras mirando la televisión, navegando por Internet o jugando con videojuegos, ¿por qué no especifican horarios y lugares en los que no se permita nada de eso? Tales medidas pueden ayudar a sus hijos a captar el valor del siguiente principio bíblico: “Para todo hay un tiempo señalado”; esto significa que hay un tiempo para la familia, un tiempo para los amigos, un tiempo para hacer las tareas escolares, un tiempo para comer, un tiempo para hacer ejercicio, y así sucesivamente (Eclesiastés 3:1). Establecer reglas razonables y hacer que se respeten contribuye a que la vida familiar esté mejor organizada y a que los hijos aprendan buenos modales y sean más considerados y sociables.

      En el último artículo de esta serie analizaremos algunos principios, aplicables tanto a adultos como a niños, que nos pueden ayudar a valernos de la tecnología de una manera considerada y sin derrochar el dinero.

      [Notas]

      a Los padres encontrarán información provechosa en el artículo “Menores en Internet. Lo que deben saber los padres”, publicado en ¡Despertad! de octubre de 2008. Los números de marzo y diciembre de 2007 y enero de 2008 contienen artículos sobre Internet, la pornografía y los videojuegos, que les serán de utilidad.

      b Algunos adolescentes también se valen de sus celulares para enviar a sus amigos imágenes eróticas de sí mismos. Esta degradante práctica —conocida como sexting— es una verdadera insensatez, pues, prescindiendo del objetivo de quien las manda, las fotos también suelen caer en manos de otras personas.

      [Ilustración de la página 7]

      Los niños necesitan una amplia variedad de actividades que estimulen su mente y que los ayuden a desarrollar paciencia y tenacidad

  • Usemos la tecnología cuidando los modales y el bolsillo
    ¡Despertad! 2009 | noviembre
    • Usemos la tecnología cuidando los modales y el bolsillo

      Katherine, de veintitantos años, usaba una computadora en el trabajo. Una vez en casa, estaba continuamente navegando por Internet, comprando en línea y revisando los incontables mensajes electrónicos. De todos modos, en comparación con sus compañeros más jóvenes, no dedicaba tanto tiempo a estas actividades. “¿Por qué tienen que molestarme siempre con sus bobos mensajes? —se quejaba—. ¡Soy una persona! ¿Acaso no me pueden llamar por teléfono?”

      PARECE irónico que Katherine se quejara de que no la llamaran por teléfono, pues no deja de ser otra vía indirecta de comunicación. Pero en algo tenía razón: muchos aparatos ideados para acercar a las personas pueden acabar separándolas emocionalmente. A continuación encontrará varios principios bíblicos que le pueden ayudar a ser equilibrado al usar la tecnología.

      ◼ “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.” (Mateo 7:12.) Si tomamos en cuenta estas palabras de Jesús al usar el celular y la computadora, demostraremos buenos modales, así como respeto por los demás. “Mi esposo y yo estábamos en un restaurante —dice una señora de nombre Anne—, y en la mesa de al lado había dos hombres. Uno de ellos se pasó todo el tiempo hablando por el celular. Nos dio mucha lástima el otro señor, pues estuvo comiendo ‘solo’.” ¿Cómo se habría sentido usted en su lugar? ¿Herido? ¿Ofendido? No olvidemos que el hecho de que podamos usar un celular en cualquier momento y en casi todas partes no significa que esté bien hacerlo. Deberíamos regirnos por lo que dijo Jesús.

      ◼ “Vigilen cuidadosamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda.” (Efesios 5:15, 16.) El tiempo es un valioso regalo de Dios que no deberíamos desperdiciar. Cierto, la tecnología nos puede ahorrar tiempo. Gracias a Internet, por ejemplo, podemos investigar información, realizar operaciones bancarias y efectuar compras más rápido. Pero, si pasamos horas navegando sin rumbo por Internet, estaremos malgastando nuestro tiempo.

      Otra mala inversión de tiempo podría ser la multitarea: usar la computadora, ver la televisión y hablar por teléfono simultáneamente, o realizar tareas con diversos programas mientras uno revisa el correo electrónico. ¿Por qué puede ser contraproducente tratar de hacer varias cosas a la vez?

      “Es casi imposible profundizar en el conocimiento cuando se recurre a la multitarea”, afirma el neurocientífico Jordan Grafman. No podemos concentrarnos en varias cosas al mismo tiempo; algo se verá afectado. De ahí que la multitarea pueda tener como consecuencia un aprendizaje superficial y una menor capacidad de retención. Y según la revista Time, quienes tratan de fijar la mente en varios asuntos cometen más errores y tardan “mucho más tiempo en realizar los trabajos —a veces el doble o incluso más— que si los hubieran hecho de manera secuencial”. Así que piénselo bien antes de trabajar en modo multitarea, pues quizás el día no le alcance para hacerlo todo.

      ◼ “Guárdense de toda suerte de codicia, porque hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee.” (Lucas 12:15.) Los bienes materiales, por muy costosos o sofisticados que sean, no nos pueden dar vida ni verdadera felicidad. Solo Dios puede hacerlo. “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual”, dijo Jesús (Mateo 5:3). El mundo del comercio, por otro lado, afirma que las posesiones son sinónimo de felicidad. “Compre, compre, compre —insisten los publicistas—. Usted debe tener lo último en tecnología.” No se deje engañar. Analice bien sus motivos y necesidades antes de gastarse el dinero que tanto le ha costado ganar. Recuerde también que muchos productos de alta tecnología se deprecian con rapidez. Por tanto, si de verdad necesita cierto aparato, pregúntese: “¿Necesito el más moderno? ¿Tiene que contar con todas esas costosas funciones adicionales que quizás nunca vaya a usar?”.

      ¿Bendición o maldición? De usted depende

      Katherine, mencionada al principio, se asustó cuando se le dañó la computadora personal. “Al principio estaba muy tensa —explica—, pero decidí esperar un poco antes de comprarme otra. Al cabo de un mes me sentía más relajada, y noté que estaba dedicando mayor tiempo a la lectura. Como en el trabajo uso una computadora, aún puedo mantenerme en contacto con mis amistades fuera de horas laborables. Pero ya no necesito estar siempre conectada. La tecnología ya no gobierna mi vida.”

      No puede negarse que gran cantidad de los productos que ofrecen la ciencia y la tecnología son prácticos y nos pueden ahorrar mucho tiempo y energías. Aprovéchelos si los necesita, pero hágalo de una manera responsable y considerada. Tenga presente que las personas están antes que la tecnología. No derroche su valioso tiempo y dinero en aparatos o programas que no necesita. No contemple escenas moralmente sucias o violentas a través de Internet u otros medios. Y tampoco se haga adicto a la tecnología. En resumen, sea sabio y ríjase por los principios divinos y de eficacia probada que se hallan en la Palabra de Dios, la Santa Biblia. Sí, “Jehová mismo da la sabiduría; procedentes de su boca hay conocimiento y discernimiento” (Proverbios 2:6).

      [Recuadro de la página 9]

      EL CELULAR, LA COMPUTADORA Y LOS BUENOS MODALES

      Las siguientes sugerencias le ayudarán a usar el celular y la computadora de manera considerada:

      ◼ No conteste ni haga llamadas en momentos o lugares en los que pudiera molestar a los demás. De ser necesario, apague el celular.

      ◼ No interrumpa una conversación importante para contestar el teléfono a menos que sea estrictamente necesario.

      ◼ Cuando hable por teléfono, preste total atención a su interlocutor.

      ◼ No fotografíe a nadie con el celular si pudiera parecerle descortés o embarazoso a la persona.

      ◼ Resista la tentación de reenviar cada mensaje electrónico “interesante” que reciba, pues a los destinatarios tal vez no les guste.

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