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    ¡Despertad! 2009 | junio
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      Junio de 2009

      ¿Por qué genera tanta controversia el aborto?

      ¿Cuándo comienza la vida humana? Compruebe cómo la ciencia y la Biblia aportan una respuesta sorprendente.

      3 El aborto y sus consecuencias

      5 ¿Cuándo comienza la vida?

      6 Por qué decidimos no abortar

      10 ¿Debe preocuparnos cuánto sol tomamos?

      12 Tres décadas de traducción clandestina

      16 Plovdiv, una ciudad moderna con raíces antiguas

      19 Los jóvenes preguntan

      ¿Cómo puedo usar mejor el tiempo?

      28 Den a sus hijos un buen comienzo en la vida

      29 Observando el mundo

      30 El paciente tiene el derecho de elegir

      31 ¿Qué respondería usted?

      32 “¡Manténganse alerta!” Asamblea de Distrito de los Testigos de Jehová

      ¿Pueden causarnos daño los muertos? 22

      ¿Por qué tanta gente les tiene miedo a los muertos? ¿Cómo pueden vencer ese temor?

      Se insta a los jóvenes católicos a dar testimonio 24

      La Jornada Mundial de la Juventud 2008 —el mayor evento celebrado en Australia— la vieron por televisión 500 millones de personas en todo el mundo. ¿Qué revela sobre la fe de los jóvenes?

  • El aborto y sus consecuencias
    ¡Despertad! 2009 | junio
    • El aborto y sus consecuencias

      BILL había creído desde siempre que el aborto era un pecado grave equivalente al asesinato, pero su férrea postura se flexibilizó en 1975 cuando el asunto le tocó de cerca. Su novia, Victoria, se había quedado embarazada, y él no podía asumir las responsabilidades del matrimonio y la paternidad. “Enseguida opté por la solución más conveniente —admitió—, y le dije a Victoria que tenía que abortar.”

      Lo que él llamó la solución más conveniente para un embarazo no deseado es bastante común. Un estudio internacional del año 2007 reveló que en 2003 se practicaron 42.000.000 de abortos a mujeres de toda raza, nacionalidad, nivel social y educativo, edad y religión. Si se le presentara un embarazo no deseado, ¿cómo reaccionaría usted? ¿Por qué optan tantas mujeres por el aborto?

      “No veía más opciones”

      “Acababa de pasar por un embarazo y un parto complicados, y tenía un cúmulo de tensiones económicas y familiares —relató una mujer de 35 años—. Seis semanas después del parto, volví a quedar embarazada. Optamos por el aborto. En el fondo sabía que estaba mal, pero no veía más opciones.”

      Las causas del aborto pueden ser múltiples; van desde los problemas económicos hasta una relación fracasada o de maltrato, que hace que la mujer desee cortar todo vínculo con el hombre. O quizás el embarazo sencillamente no encaje con los planes de la mujer o con los de la pareja.

      A veces se recurre al aborto para no manchar una reputación. En el libro This Common Secret—My Journey as an Abortion Doctor (Un secreto compartido. Vivencias de una médica abortista), la doctora Susan Wicklund recoge el caso de una de sus pacientes que confesó: “Mis padres son muy religiosos. [...] Si tengo un hijo estando soltera, sería una deshonra para ellos. Sería como decirles a todos sus amigos de la iglesia que su hija ha pecado”.

      La doctora Wicklund le contestó: “Lo entiendo. Así que pensarían que eso es un pecado; entonces ¿cómo verían un aborto?”. La joven replicó: “¡El aborto? Es totalmente imperdonable. Pero es el menor de los males porque sería un secreto. Si aborto, ellos nunca se enterarán”.

      En todos los casos, la decisión de interrumpir un embarazo es difícil de tomar y suele ser muy dolorosa. Ahora bien, ¿se trata de una solución sin consecuencias?

      Las consecuencias

      Una encuesta del año 2004 en la que participaron 331 rusas y 217 norteamericanas reveló que alrededor de la mitad sintieron remordimientos después de abortar. El sentimiento de culpa embargó a casi un cincuenta por ciento de las rusas y a cerca del ochenta por ciento de las norteamericanas. Más del sesenta por ciento de estas últimas eran incapaces de perdonarse. Entonces, si el sentimiento de culpa es tan generalizado, incluso entre las que no se consideran religiosas, ¿por qué recurren al aborto tantas mujeres?

      En muchas ocasiones es debido a la fuerte presión social. Los padres, el compañero o amigos bienintencionados tal vez recomienden el aborto como el menor de los males, lo cual puede llevar a una decisión apresurada y mal informada. “Sin embargo, una vez que ha pasado el estrés de la decisión y la intervención quirúrgica, la capacidad cognitiva de la mujer vuelve a la normalidad, lo que suele generar sentimientos de profunda culpa, tristeza y remordimiento”, explica la doctora Priscilla Coleman, experta en los riesgos psicológicos que conlleva el aborto.

      El origen del remordimiento a menudo radica en el dilema de si el aborto acabó con una vida ya existente. Un informe indicó que muchas embarazadas que abortaron “fueron inducidas a pensar que no se les iba a extirpar más que un poco de ‘tejido’, y admiten que no se hubieran practicado el aborto si hubieran sabido la verdad” (Report of the South Dakota Task Force to Study Abortion).

      Tras evaluar el “contundente y desgarrador testimonio” de 1.940 mujeres que abortaron, el informe llegó a la siguiente conclusión: “A muchas les encoleriza la pena de haber perdido a un bebé que, según se les dijo, no existía. [...] El daño psicológico de saber que han matado a su hijo tiene consecuencias devastadoras”.

      Pero ¿cuál es la realidad: se elimina sencillamente un poco de tejido del organismo, o a un ser vivo de la matriz de su madre?

      [Ilustraciones y recuadro de la página 4]

      DAR A LUZ O ABORTAR

      En 2006 se presentó un trabajo basado en la vida de mujeres que quedaron embarazadas en la adolescencia. La mitad de ellas había dado a luz, y la otra mitad había abortado. La conclusión a la que se llegó fue que “las probabilidades de necesitar tratamiento psicológico, de padecer trastornos del sueño y de consumir marihuana eran menores en las que tuvieron sus bebés que en las que decidieron abortar” (Journal of Youth and Adolescence).

      Otro informe aportó “los resultados de los cuatro estudios internacionales más exhaustivos”. ¿Qué reveló? Que “existen índices más altos de enfermedades mentales entre las mujeres que han abortado que entre las que no lo han hecho” (Report of the South Dakota Task Force to Study Abortion, 2005).

  • ¿Cuándo comienza la vida?
    ¡Despertad! 2009 | junio
    • ¿Cuándo comienza la vida?

      “MI MADRE biológica tenía 17 años, y llevaba siete meses y medio de embarazo cuando decidió practicarse un aborto inducido con suero salino —explica Gianna—.a Yo soy la persona a quien abortó. Viví para contarlo.”

      Este es el testimonio que en 1996 dio una joven de 19 años llamada Gianna ante una delegación del gobierno estadounidense que estudiaba el tema del aborto. Durante los siete meses y medio que Gianna había pasado en la matriz de su madre, se habían desarrollado todas las partes de su organismo. Y probablemente concordará, querido lector, en que ya se trataba de una persona, dado que siguió su vida fuera de la matriz.

      Pues bien, ¿era una persona cuando su embrión apenas tenía cinco semanas de vida y medía un centímetro de largo? Es cierto que sus órganos no estaban del todo formados, pero ya se había trazado el diseño de su sistema nervioso y el cerebro, y poseía un corazón que latía a 80 pulsaciones por minuto, bombeando la sangre que corría por sus venas. Por lo tanto, si Gianna era una persona tras siete meses y medio en la matriz de su madre, ¿no sería lógico pensar que también era una persona a las cinco semanas, aunque no estuviera totalmente desarrollada?

      La concepción: el milagro de la vida

      La concepción es el punto de origen del nuevo ser, el momento en que un óvulo queda fecundado por un espermatozoide. Los adelantos científicos han permitido observar los sorprendentes cambios que tienen lugar en el núcleo de este óvulo fertilizado, que es una sola célula. Las moléculas que forman el ADN (ácido desoxirribonucleico) del padre y el de la madre se combinan para crear una nueva vida.

      Es en esta célula primigenia donde da inicio el milagroso proceso de la “construcción” de un ser humano completo. La naturaleza de este proyecto viene determinada por los genes, que son segmentos de ADN encargados de controlar prácticamente todo detalle: la altura, los rasgos faciales, el color del pelo y de los ojos, y miles de otras características.

      A medida que se subdivide esta célula, el plano genético completo se duplica en cada una de las nuevas células. Asombrosamente, todas ellas están programadas para transformarse en el tipo de célula que se precise, como por ejemplo células del tejido cardíaco, del cerebro, de los huesos, de la piel o de tejido transparente para los ojos. Con razón se ha calificado de milagro a la programación inicial que permite el desarrollo de una nueva persona a partir de una sola célula.

      “El ser humano está programado para el crecimiento y el desarrollo durante toda la vida desde su etapa unicelular”, afirma el célebre biólogo molecular David Fu-Chi Mark. Y añade: “Ya no queda ninguna duda de que cada ser humano es completamente único desde el mismo principio de su vida, desde la fecundación”.

      ¿Una persona en la matriz?

      Desde el momento de la concepción, el hijo no es parte del tejido materno, sino una persona distinta. El organismo de la madre lo considera un cuerpo extraño y lo rechazaría al instante si no fuera por el ambiente protector que se origina en sus entrañas. Este nuevo ser humano, separado de la madre mediante una membrana, es una persona con su propio código genético.

      Hay quienes argumentan que si el propio organismo de la mujer elimina espontáneamente óvulos fertilizados que presentan anomalías, ¿por qué no puede un médico interrumpir un embarazo? Sin embargo, existe una gran diferencia entre una muerte espontánea y un asesinato. Tome por caso cierto país sudamericano donde 71 niños de cada 1.000 mueren durante su primer año de vida. ¿Sería aceptable matar a un niño de menos de un año de edad solo por el hecho de que muchos mueren prematuramente? Por supuesto que no.

      La Biblia afirma que la mujer embarazada anida una vida en su interior. Dirigiéndose a Dios, el salmista David escribió: “Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas” (Salmo 139:16). David no dice sencillamente “un embrión”, sino “mi embrión”, subrayando así que su vida comenzó en la concepción, mucho antes de su nacimiento. Bajo inspiración divina, también mencionó que las partes de su cuerpo habían seguido un plan de desarrollo —o instrucciones detalladas “escritas”— que lo había convertido en la persona que era.

      Tenga en cuenta, asimismo, que la Biblia no dice que la mujer concibe un poco de tejido, sino a “un hombre físicamente capacitado” (Job 3:3). Esta expresión también indica que, según la Palabra de Dios, la persona existe desde la concepción, momento en que comienza la vida humana.

      [Nota]

      a Este tipo de aborto se practica mediante la inyección de una solución salina. El feto traga el líquido tóxico, el cual suele producirle la muerte a las dos horas. La madre tiene contracciones veinticuatro horas después y da a luz a un niño muerto o, en algunos casos, agonizante.

      [Ilustraciones de las páginas 6 y 7]

      Un embrión de cinco semanas no es tan solo un poco de tejido, sino que alberga el diseño de todos los órganos de una persona plenamente desarrollada

      (tamaño real)

  • Por qué decidimos no abortar
    ¡Despertad! 2009 | junio
    • Por qué decidimos no abortar

      VICTORIA, mencionada en el primer artículo, le dijo a Bill que no iba a abortar. “Estaba convencida de que llevaba una vida dentro —dijo ella—. Y como sabía que si me quedaba con él no me iba a apoyar en el embarazo, lo dejé.”

      Más adelante, Bill cambió de parecer y le pidió a Victoria que se casaran. Cuidar del pequeño era sumamente difícil. “Carecíamos de vehículo y dinero, teníamos poca ropa y muy poco de todo —cuenta ella—. El sueldo de Bill no daba para mucho, así que no podíamos salir del apartamento subvencionado en el que vivíamos. Pero no nos dimos por vencidos.”

      Otras parejas también han afrontado dificultades debido a un embarazo inesperado. Con todo, han rechazado de plano el aborto. ¿Qué les permitió tomar esa firme decisión y lidiar con las tensiones que trae la crianza de un hijo? Dejarse guiar por la sabiduría de los consejos bíblicos.

      No hay que precipitarse

      La Biblia señala: “Los planes del diligente propenden de seguro a ventaja, pero todo el que es apresurado se encamina de seguro a la carencia” (Proverbios 21:5).

      Para Connie, madre de tres chicos —uno de ellos impedido—, la idea de otro hijo la puso mal. “No podíamos permitirnos otra boca que alimentar —dijo—, así que pensamos en el aborto.” Pero antes de tomar una decisión apresurada, habló con Kay, una compañera de trabajo. Kay le ayudó a ver que era una personita lo que tenía en la matriz, lo cual la hizo cambiar de opinión.

      Aun así, Connie necesitó consejos prácticos para organizarse. Como tenía una tía cerca, Kay le recomendó que se pusiera en contacto con ella. Y en efecto, la tía se mostró muy dispuesta a ayudar. Además, el marido de Connie buscó hacer unas horas extras, y se mudaron a un apartamento menos costoso. Así lograron cuidar del nuevo miembro de la familia.

      Kay también le ayudó a localizar organizaciones que dan apoyo a quienes se enfrentan a un embarazo inesperado. En muchos países, las futuras madres pueden acudir a organizaciones que prestan asistencia o contactarlas mediante Internet o guías telefónicas, disponibles en muchas bibliotecas públicas. Quizás no sea fácil conseguir la ayuda, pero son “los planes del diligente” los que tienen éxito.

      Aceptar que se trata de una vida

      “Respecto al sabio, tiene los ojos en la cabeza; pero el estúpido va andando en pura oscuridad”, dicen las Santas Escrituras (Eclesiastés 2:14).

      La mujer sabia no cierra los ojos a la realidad ni ‘anda en oscuridad’, sino que “tiene los ojos en la cabeza”, es decir, emplea sus facultades mentales para evaluar con exactitud las consecuencias de sus actos. Por ello, en contraste con la que cierra los ojos a la realidad de lo que sucede en su matriz, la mujer sabia actúa con total compasión para proteger a su pequeñín.

      Stephanie, una joven que pensó abortar, vio una ecografía del feto cuando este tenía dos meses. “Rompí a llorar —confiesa—. Pero enseguida pensé: ¿por qué quiero matar a un ser vivo?”

      Otra joven soltera, llamada Denise, también se enfrentó a la realidad de que llevaba una vida en su interior. Cuando su novio le entregó dinero y le dijo que resolviera el problema, ella respondió: “¿Que aborte? ¡Jamás!”. Se negó a matar a su hijo.

      La presión social

      Si se sienten presionadas, quienes al principio consideren la posibilidad de interrumpir su embarazo deberían reflexionar en este proverbio bíblico: “Si tienes miedo de la gente, tú mismo te tiendes una trampa; pero si confías en Dios estarás fuera de peligro” (Proverbios 29:25, Traducción en lenguaje actual).

      Mónica, de diecisiete años, quedó embarazada de su novio justo cuando iba a comenzar a estudiar comercio. Su madre, viuda y con cinco hijos, estaba hundida. Deseaba que su hija tuviera una preparación para que pudiera salir de la pobreza. En su desesperación, insistió en que Mónica abortara. “Cuando el médico me preguntó si quería practicarme el aborto —cuenta Mónica—, le dije que no.”

      Desconcertada al ver que el futuro de su hija se esfumaba y viendo lo que se le venía encima con otro niño, la madre de Mónica la echó de su casa. La joven se fue a vivir con una tía. Pero al cabo de unas semanas, su madre le permitió regresar y tener al bebé; le ayudó a cuidarlo, y lo llegó a querer muchísimo.

      La presión que soportó una casada llamada Robin le vino de otra fuente. “Tuve una infección renal —dijo—, y el médico me dio un tratamiento sin comprobar si estaba embarazada. Más tarde me advirtieron de que el bebé podría nacer con un grave retraso mental.” El médico le insistió en que abortara, pero ella le expuso el punto de vista bíblico sobre la vida y le dijo que no lo haría bajo ningún concepto.

      Aunque la preocupación del médico era comprensible, no existía una amenaza directa a la vida de la madre.a “Cuando nació la niña y le hicieron las pruebas —añade Robin—, se vio que solo tenía un ligero retraso con algo de parálisis cerebral. Ahora se desenvuelve bastante bien. Ya tiene 15 años, y cada día lee mejor. Significa tanto para mí que le doy gracias a Jehová por ella muchas veces al día.”

      La amistad con Dios fortalece

      La Biblia asegura: “El Señor reserva su amistad personal para los que le tienen un temor reverente” (Salmo 25:14, La Palabra de Dios para Todos).

      Lo que hace que muchas mujeres rechacen el aborto es pensar en el parecer del Creador sobre el asunto. Su principal objetivo es disfrutar de la amistad con Dios y hacer lo que a él le complace. Y esto es precisamente lo que motivó a Victoria, mencionada antes. “Estaba segura de que Dios concede la vida —afirma—, así que yo no tenía el derecho de quitársela a nadie.”

      Cuando Victoria comenzó a estudiar la Biblia en serio, su amistad con Dios se fortaleció. Dice: “Tomar la decisión de tener a mi hijo me hizo sentir mucho más cerca de Dios y me impulsó a obedecerle en todo aspecto de la vida. Cuando le pedí su ayuda, todas las cosas fueron arreglándose”.

      La amistad con Dios, la Fuente de la vida, aumenta nuestro respeto a la vida no nacida (Salmo 36:9). Además, él concede “poder que es más allá de lo normal” para que la mujer y su familia afronten un embarazo inesperado (2 Corintios 4:7). Pero ¿qué opinan quienes han respetado el punto de vista divino sobre la vida?

      No se arrepienten

      Estos padres no se sienten agobiados por sentimientos de culpa o vacío ni están hundidos en la tristeza. Llegaron a ver “el fruto del vientre” como una bendición y no como una maldición (Salmo 127:3). Connie, de quien ya hemos hablado, reconoció este hecho solo dos horas después del parto. Entusiasmada, llamó a Kay, su compañera de trabajo, y le dijo que estaba emocionada con la idea de criar a su pequeña. Rebosante de felicidad, Connie le dijo: “Es increíble cómo bendice Dios a quienes hacen su voluntad”.

      ¿Por qué beneficia tanto respetar las normas de Dios sobre la vida? Porque como Fuente de la vida, las ha dejado escritas en su Palabra “para [nuestro] bien” (Deuteronomio 10:13).

      Según el testimonio de Victoria y Bill, la decisión de no abortar marcó su vida. Lo relatan así: “Estábamos muy metidos en las drogas y hubiéramos muerto de haber seguido así. Pero respetar la vida de nuestro hijo nos hizo pensar en nuestras propias vidas. Gracias a los testigos de Jehová logramos cambiar”.

      Lance, su hijo, que ronda los 34 años y lleva doce casado, explica: “Desde niño, mis padres me han enseñado a tomar decisiones basadas en la Biblia, lo cual nos ha hecho muy felices tanto a mí, como a mi esposa y mi hijo”. Su padre, que al principio quiso que Victoria abortara, confiesa: “Nos entran escalofríos cuando pensamos en lo cerca que estuvimos de perder a nuestro querido hijo”.

      ¿Recuerda a Mónica, que se negó a abortar pese a la insistencia de su madre? Ella cuenta: “Dos semanas después del parto me predicaron los testigos de Jehová, y aprendí a armonizar mi vida con las leyes de Dios. Enseguida comencé a enseñar a mi hijo, León, el valor de obedecerlas, y con el tiempo él también cultivó un gran amor por Dios. Ahora es ministro viajante de los testigos de Jehová”.

      Al reflexionar en lo que hizo su madre, León dice: “Saber que por amor aguantó tanta presión para que yo viviera me ha impulsado a utilizar la vida de la mejor manera posible. Es mi forma de agradecerle a Dios este precioso regalo”.

      Muchos que han comprendido el punto de vista de Dios sobre la vida no se arrepienten de haber traído al mundo a sus chiquitines. Dicen con corazones agradecidos: “No recurrimos al aborto”.

      [Nota]

      a Si al momento del parto ha de elegirse entre la vida de la madre y la del niño, la elección es total responsabilidad de las personas involucradas. De todos modos, el progreso de la medicina en muchos países ha hecho que esta situación sea poco frecuente.

      [Ilustración de la página 7]

      Ver la ecografía del feto de dos meses ayudó a Stephanie a decidirse

      (texto añadido)

      [Ilustración de la página 8]

      Victoria y Lance

      [Ilustración de las páginas 8 y 9]

      Victoria y Bill con Lance y su familia

      [Ilustración de la página 9]

      Mónica y León están sumamente agradecidos de que ella resistiera la presión para abortar hace treinta y seis años

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