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  • Edén: ¿fue la cuna de la humanidad?
    La Atalaya 2011 | 1 de enero
    • Edén: ¿fue la cuna de la humanidad?

      IMAGÍNESE por un momento que se encuentra en un amplio y exuberante jardín, lejos del caos de la ciudad. Su mente está libre de preocupaciones, y su cuerpo no sufre enfermedad o dolor alguno. La belleza del lugar cautiva sus sentidos.

      Las palabras se quedan cortas para describir la hermosura que lo rodea: la vegetación bañada por la dorada luz del sol, los coloridos pétalos de las flores, el rumor de las hojas mecidas por la fragante brisa, el delicioso trino de los pájaros, el zumbido de los insectos en busca del dulce néctar, los destellos de un arroyo cristalino que corre entre las rocas... ¿A quién no le gustaría estar allí?

      Pues bien, personas de todo el mundo opinan que el primer hogar del ser humano fue similar al que acabamos de describir. Desde hace siglos, los judíos, los cristianos y los musulmanes creen que nuestros primeros padres vivieron en el jardín de Edén. Según la Biblia, ambos eran felices y estaban en paz entre sí y con los animales. Además, disfrutaban de una buena relación con su generoso Creador, quien les concedió la oportunidad de vivir para siempre en aquel paraíso (Génesis 2:15-24).

      De modo parecido, los hindúes también enseñan que hace mucho tiempo existió un paraíso. Muchos budistas, por su parte, creen que sus maestros espirituales —los budas— aparecen en épocas doradas de la historia en las que el mundo disfruta de condiciones paradisíacas. Asimismo, numerosas religiones africanas cuentan relatos que guardan notables similitudes con el de Adán y Eva.

      A decir verdad, en casi todas las religiones y culturas existe la creencia en algún tipo de paraíso original. Según explica el prestigioso historiador Jean Delumeau, “numerosas civilizaciones creyeron en un paraíso primordial donde reinaba la perfección, la libertad, la paz, la felicidad, la abundancia, la ausencia de violencia, de tensiones y de conflictos. [...] De aquí nace la profunda nostalgia, en la conciencia colectiva, por el paraíso perdido, pero nunca olvidado, y el deseo poderoso de volver a encontrarlo”.

      ¿Por qué está tan extendida esta creencia? ¿Será que “la conciencia colectiva” de la humanidad guarda el recuerdo de un pasado común? ¿De veras existieron Adán, Eva y el jardín de Edén?

      Hay quienes consideran ridícula esa idea. En esta era de adelantos científicos, no son pocos los que ven el Paraíso como una simple leyenda. Y lo sorprendente es que hasta algunos líderes religiosos niegan que el jardín de Edén haya existido al sostener que no es más que una metáfora o una parábola.

      Desde luego, es cierto que la Biblia contiene muchas parábolas. Las más conocidas son las historias que Jesús contó para enseñar lecciones a sus discípulos. No obstante, la Palabra de Dios no presenta el relato del jardín de Edén como una narración ficticia, sino como una historia real. Si no fuera verdad, ¿cómo podríamos confiar en el resto de la Biblia? Así pues, ¿qué le parece si analizamos por qué algunas personas dudan de esta historia? Después veremos varias razones por las que dicho relato es muy importante para cada uno de nosotros.

  • ¿De verdad existió el jardín de Edén?
    La Atalaya 2011 | 1 de enero
    • ¿De verdad existió el jardín de Edén?

      MUCHAS personas han oído hablar del jardín de Edén y de Adán y Eva, pero nunca han leído ese relato directamente de la Biblia. ¿Por qué no hacerlo ahora? Encontrará la historia completa en Génesis 1:26–3:24. En resumen, esto fue lo que sucedió:

      Jehováa creó al primer hombre del polvo del suelo, le puso por nombre Adán y lo colocó en un gran jardín, o parque, situado en cierta región llamada Edén. Dicho jardín, que Dios mismo preparó, contaba con agua en abundancia y numerosos árboles que daban frutos deliciosos. En el centro, Dios puso “el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”, y prohibió comer de su fruto bajo pena de muerte. Un día tomó una costilla de Adán y con ella creó a Eva, la primera mujer. Luego les encargó cuidar del jardín, tener hijos y poblar la Tierra.

      Más adelante, mientras Eva estaba sola, una serpiente le habló y le propuso comer el fruto prohibido. Según dijo, el Creador había mentido y le estaba ocultando algo que le convenía saber: que ella podía llegar a ser como Dios. Eva cayó en la trampa y comió del árbol. Adán también desobedeció a Dios. A continuación, Jehová dictó sentencia contra Adán, Eva y la serpiente. La pareja fue expulsada del Paraíso, y unos ángeles bloquearon la entrada.

      En el pasado, la mayoría de los historiadores y eruditos bíblicos defendían la veracidad de este relato. Sin embargo, en la actualidad, lo que está a la orden del día es el escepticismo. Pero ¿qué objeciones se plantean? A continuación responderemos a cuatro preguntas muy comunes.

      1. Si el jardín de Edén era un lugar real, ¿dónde estaba?

      Durante siglos, los teólogos especularon con la posibilidad de que el Paraíso siguiera existiendo en algún lugar. Pero en cierto momento, la Iglesia adoptó las ideas de filósofos griegos como Platón y Aristóteles, que afirmaban que la perfección no puede existir en la Tierra.b Por eso, los teólogos concluyeron que el Paraíso debía de estar en algún lugar más cercano al cielo. Unos sostenían que se encontraba en la cima de una montaña tan alta que superaba los confines de este corrupto planeta; otros apuntaban a alguno de los dos polos, y otros, a la Luna. Como resultado, la historia del Paraíso terminó rodeándose de un halo de ficción y fantasía. Tanto es así que algunos especialistas de la actualidad consideran absurda toda referencia geográfica al jardín de Edén y aseguran que jamás existió.

      Pero la descripción que la Biblia hace del Paraíso es muy diferente. Por ejemplo, en Génesis 2:8-14 se proporcionan detalles concretos acerca de su localización: se dice que estaba situado en la zona oriental de una región llamada Edén y que recibía agua de un río que luego se dividía en cuatro. Además, se da el nombre de cada río y una breve explicación sobre su curso. A lo largo de la historia, muchos estudiosos se han devanado los sesos buscando en este pasaje alguna pista para encontrar el Paraíso original. Pero lo único que han obtenido ha sido un sinfín de teorías incompatibles entre sí. ¿Significa eso que la descripción bíblica del jardín de Edén y de sus ríos no es real y que todo es simplemente un mito?

      No nos precipitemos. Para empezar, hay que recordar que los hechos de los que hablamos ocurrieron hace unos seis mil años. Y cuando Moisés los puso por escrito —tal vez basándose en relatos orales o en algún documento de la época—, ya habían pasado alrededor de dos mil quinientos años. De modo que el relato que escribió era historia antigua incluso para él. ¿Es posible que la Tierra haya cambiado con los siglos? Claro que sí. La superficie del planeta está en continua transformación. De hecho, el lugar donde posiblemente estuvo Edén forma parte de una zona de gran actividad sísmica: en ella se produce el 17% de los terremotos de mayor magnitud. Además, no olvidemos que el Diluvio, una catástrofe de origen divino, debió de ejercer un efecto inimaginable en la topografía del planeta.c Por tanto, es muy probable que los ríos y demás accidentes geográficos de la región hayan cambiado mucho con el paso de los siglos.

      Lo que está claro es que en Génesis se habla del jardín de Edén como un lugar real. Dos de los cuatro ríos mencionados en el relato —el Éufrates y el Tigris, o Hidequel— siguen existiendo en la actualidad, y algunos de sus afluentes están muy próximos entre sí. Además, se citan por nombre los lugares por los que transcurrían, así como los recursos naturales característicos de cada zona. Sin duda, todos aquellos datos les sonarían muy familiares a los israelitas de la antigüedad, a quienes originalmente iba dirigido el relato.

      Los cuentos y leyendas no suelen ser exactos ni específicos en sus detalles. Más bien, evitan suministrar datos que puedan verificarse. Muchos comienzan diciendo: “Érase una vez en un lugar muy, muy lejano...”. En cambio, la narración del jardín de Edén incluye detalles concretos importantes, lo cual es propio de un relato histórico.

      2. ¿Cómo es posible que Dios creara a Adán del polvo, y a Eva de una costilla de Adán?

      El cuerpo humano está compuesto de elementos que se encuentran en la corteza terrestre, como el hidrógeno, el oxígeno y el carbono; este es un hecho científico comprobado. Ahora bien, ¿qué hizo que los elementos se unieran para formar un ser vivo?

      Muchos científicos sostienen que la vida surgió por sí sola. Según dicen, unos organismos muy simples fueron evolucionando a lo largo de millones de años hasta convertirse en seres más complejos. Pero ¿acaso hay algún ser vivo que pueda calificarse de “simple”? Hasta los organismos compuestos de una sola célula son increíblemente complejos. En realidad, no existe prueba alguna de que los seres vivos hayan surgido —o puedan surgir— de la nada por casualidad. Al contrario: todos ellos evidencian haber sido diseñados por una inteligencia infinitamente superior a la nuestra (Romanos 1:20).d

      Ilustrémoslo: supongamos que usted se encuentra disfrutando de una agradable sinfonía, admirando un hermoso cuadro o probando un aparato de última tecnología. ¿Diría que esas obras surgieron solas, que no fueron creadas o diseñadas por alguien? Obviamente no. Pues bien, ni la mejor creación de la mente humana tiene punto de comparación con el increíblemente bello e ingenioso diseño de nuestro cuerpo. ¿Cómo negar, entonces, que hemos sido creados? Por otra parte, Génesis explica que los humanos somos los únicos seres vivos a los que Dios creó a su imagen y semejanza (Génesis 1:26). En efecto, nuestra capacidad para realizar asombrosas creaciones artísticas y tecnológicas es un reflejo de la creatividad de Dios. Entonces, ¿por qué habría de sorprendernos que Dios haya sido capaz de crearnos a partir de los elementos del suelo?

      Y ¿qué hay de la idea de que Dios creó a Eva utilizando una costilla de Adán? Para Dios, esto no debió de representar ninguna dificultad.e Y aunque podría haber empleado otro sistema, el método que eligió tenía un significado muy especial. Él quería que Adán y Eva se casaran y que su unión fuera muy estrecha, como si fueran “una sola carne” (Génesis 2:24). En efecto, el hombre y la mujer han sido creados de forma que pueden complementarse y formar un sólido vínculo de amor y cuidado mutuo. ¿Qué menos podría esperarse de un Creador sabio y amoroso?

      También cabe destacar que, según los especialistas en genética, hay un alto grado de probabilidad de que todos los seres humanos procedan de un solo hombre y una sola mujer. Después de todo, parece que el relato de Génesis no es tan descabellado, ¿verdad?

      3. ¿Cómo podía haber un árbol que transmitiera conocimiento y otro que concediera vida?

      Hay que aclarar que el relato bíblico no enseña que estos dos árboles tuvieran algún tipo de poder sobrenatural. En realidad, se trataba de árboles normales a los que Jehová dio un significado simbólico.

      Los seres humanos también atribuimos un significado especial a ciertas cosas. Pensemos en el caso de un juez que condena a una persona por cometer desacato al tribunal. ¿Significa eso que tal persona ha cometido una falta de respeto contra las mesas, sillas y paredes de la sala del tribunal? Claro que no. Lo que quiere decir es que faltó el respeto al sistema de justicia al que dicho tribunal representa. Otro ejemplo son las coronas y cetros que los monarcas suelen usar como símbolo de su autoridad.

      Entonces, ¿qué representaban los dos árboles del jardín de Edén? Se han propuesto diversas y complicadas teorías, pero la verdadera respuesta es sencilla y de gran importancia para nosotros. El árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo simbolizaba el derecho exclusivo que Dios tiene de decidir lo que está bien y lo que está mal (Jeremías 10:23). Por eso es que Jehová consideraba que comer de aquel árbol era una falta muy grave. Y el árbol de la vida representaba la vida eterna, un don que solo Dios puede conceder (Romanos 6:23).

      4. ¿Cómo iba a hablarle a Eva una serpiente?

      Si no tomamos en cuenta el resto de la Biblia, es comprensible que esta parte del relato de Génesis resulte difícil de explicar. No obstante, las Escrituras van revelando el misterio poco a poco.

      Para empezar, ¿quién hizo que pareciera que la serpiente hablaba? Pues bien, los israelitas de la antigüedad disponían de información suficiente para comprender lo que había detrás de aquella serpiente. Por ejemplo, sabían que los seres espirituales pueden hacer que parezca que los animales hablan. El propio Moisés registró lo que ocurrió cuando, por orden divina, un ángel hizo que el asna de Balaam hablara (Números 22:26-31; 2 Pedro 2:15, 16).

      Además, sabían que los demonios —ángeles que se rebelaron contra Dios— también poseen poderes sobrenaturales. Por citar un caso, Moisés vio a unos sacerdotes en Egipto imitar varios milagros de Jehová, como transformar un cayado en una culebra. ¿De dónde procedía su poder? Sin duda, de los demonios (Éxodo 7:8-12).

      Por último, los israelitas contaban con el libro de Job, relato bíblico que probablemente también escribió Moisés. Dicho libro les enseñó mucho sobre Satanás, el principal enemigo de Dios, quien ha puesto en duda la lealtad de todos los siervos de Jehová (Job 1:6-11; 2:4, 5). Con estos factores presentes, los israelitas seguramente llegaron a la conclusión de que fue Satanás quien manipuló a la serpiente para engañar a Eva y hacer que desobedeciera a Dios.

      Pero hay más pruebas de que el Diablo fue el responsable de que la serpiente le mintiera a Eva. Recordemos que Jesús afirmó que Satanás es un “mentiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44). ¿Por qué lo llamó “el padre de la mentira”? Porque sabía que él estaba detrás de la serpiente, quien dijo la primera mentira de la historia. Dios había dicho que Adán y Eva morirían si comían del fruto prohibido, pero la serpiente mintió al afirmar: “No morirán” (Génesis 3:4). Y por si quedaba alguna duda, Jesús le reveló más adelante al apóstol Juan que Satanás era “la serpiente original” (Revelación [Apocalipsis] 1:1; 12:9).

      A decir verdad, que un espíritu sea capaz de hacer como si una serpiente hablara no es tan extraordinario. ¿Acaso no hacen algo parecido los ventrílocuos y los expertos en efectos especiales?

      La prueba más convincente

      Llegados a este punto, ¿no le parece que las dudas sobre la veracidad del relato de Génesis son infundadas? A fin de cuentas, lo respaldan pruebas muy contundentes. Analicemos una más.

      En la Biblia se llama a Jesucristo “el testigo fiel y verdadero” (Revelación 3:14). Él fue un hombre perfecto y, como tal, de sus labios nunca salió mentira alguna ni intentó jamás engañar a nadie. Además, antes de venir a la Tierra —e incluso “antes que el mundo fuera”— había vivido en el cielo junto a su Padre, Jehová (Juan 17:5). Jesús ya existía cuando el ser humano fue creado, así que su testimonio tiene muchísimo peso. ¿Y qué dijo él sobre el jardín de Edén?

      Jesús habló de Adán y Eva como personas reales. De hecho, se refirió a ellos cuando explicó las normas de Jehová sobre el matrimonio (Mateo 19:3-6). Si el relato de Génesis es una simple leyenda, Jesús sería un mentiroso o estaría engañado. Pero ambas alternativas son totalmente imposibles. Como dijimos, él vio desde el cielo todo lo que ocurrió. ¿Qué prueba puede haber que sea más convincente?

      Si no creyéramos en el relato de Génesis, difícilmente podríamos cultivar verdadera fe en Jesús. Y tampoco podríamos entender por completo el mensaje de la Biblia y las promesas de Dios. Veamos por qué.

      [Notas]

      a La Biblia enseña que Jehová es el nombre de Dios.

      b En realidad, las Escrituras indican que Dios lo creó todo perfecto, y que la corrupción tuvo un origen diferente (Deuteronomio 32:4, 5). De hecho, cuando Jehová terminó de crear la Tierra, afirmó que “todo lo que había hecho [...] era muy bueno” (Génesis 1:31).

      c Todo apunta a que el Diluvio borró de la faz de la Tierra cualquier rastro del jardín de Edén. Por ejemplo, Ezequiel 31:18 parece indicar que, para el siglo VII antes de nuestra era, “los árboles de Edén” habían desaparecido hacía ya mucho tiempo. Esto explica por qué los esfuerzos por encontrar el jardín de Edén después del Diluvio han sido siempre infructuosos.

      d Hallará más información en el folleto El origen de la vida. Cinco cuestiones dignas de análisis, editado por los testigos de Jehová.

      e Los investigadores han descubierto que las costillas tienen una sorprendente capacidad de regeneración. A diferencia de los demás huesos, pueden volver a crecer, siempre y cuando su membrana de tejido conjuntivo permanezca intacta.

  • El Paraíso y usted
    La Atalaya 2011 | 1 de enero
    • El Paraíso y usted

      UNA de las acusaciones más sorprendentes contra el relato del jardín de Edén es que, según algunos eruditos, el resto de la Biblia no lo apoya. Un profesor de Estudios Religiosos llamado Paul Morris escribió: “En las Escrituras no se vuelve a hacer ninguna referencia directa a la historia de Edén”. Puede que muchos especialistas secunden esta opinión, pero lo cierto es que los hechos apuntan justamente en la dirección contraria.

      En realidad, la Biblia abunda en referencias a Adán, Eva, la serpiente y el jardín de Edén.a No obstante, el error de dichos expertos se queda pequeño al compararlo con otro mucho más grave y peligroso: el que cometen ciertos líderes religiosos y eruditos al afirmar que la historia del Paraíso es pura ficción. ¿Por qué decimos esto? Porque así están atacando a la Biblia misma.

      Y es que sin una idea clara de lo que ocurrió en el jardín de Edén, es imposible comprender el mensaje de la Palabra de Dios. Como veremos a continuación, la Biblia ofrece respuestas a algunas de las preguntas más profundas e importantes de la vida, y esas respuestas están muy relacionadas con lo que ocurrió en el Paraíso.

      ● ¿Por qué envejecemos y morimos? Si Adán y Eva hubieran obedecido a Jehová, habrían vivido para siempre. Pero el día que se rebelaron perdieron la perfección y empezaron a morir (Génesis 2:16, 17; 3:19). Ellos nos transmitieron la imperfección y el pecado a todos nosotros. De ahí que la Biblia señale: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12).

      ● ¿Por qué permite Dios que exista la maldad? En el jardín de Edén, Satanás acusó a Jehová de ser un mentiroso y de privar a sus criaturas de cosas buenas (Génesis 3:3-5). En otras palabras, lo acusó de ser un mal gobernante. Adán y Eva se pusieron de parte del Diablo y rechazaron la autoridad de Jehová, dando a entender así que el ser humano puede decidir por sí mismo lo que está bien y lo que está mal. ¿Cómo respondió Jehová? En un ejercicio de perfecta sabiduría y justicia, consideró que la mejor solución era permitir que los seres humanos se gobernaran a sí mismos durante cierto tiempo. La maldad que hoy abunda en el mundo —debida en parte a la influencia de Satanás— ha dejado claro que el hombre es incapaz de gobernarse sin ayuda divina (Jeremías 10:23).

      ● ¿Para qué creó Dios la Tierra? El jardín de Edén es una prueba de que Dios quería que la Tierra fuera increíblemente hermosa. Él les encargó a Adán y Eva que poblaran el planeta y extendieran aquel bello jardín hasta el último rincón (Génesis 1:28). Por tanto, el propósito de Dios es que la Tierra sea un paraíso y que los descendientes de Adán y Eva lleguen a ser perfectos y vivan en ella felices y en unidad. Gran parte del mensaje de la Biblia tiene que ver con la forma en que Dios cumplirá ese propósito.

      ● ¿Por qué vino Jesucristo a la Tierra? Tras la rebelión que tuvo lugar en Edén, tanto Adán y Eva como todos sus descendientes fueron condenados a muerte. Pero Dios, en su gran amor, envió a su Hijo a la Tierra para darnos una esperanza por medio de un “rescate” (Mateo 20:28). ¿En qué consiste ese rescate? Recordemos que Jesús —a quien la Biblia llama “el último Adán”— siempre fue obediente a Jehová, a diferencia del primer hombre. Por eso no perdió la perfección. Él entregó su vida para rescatar a la humanidad del pecado. De este modo dio a las personas fieles la posibilidad de obtener el perdón divino y recibir en el futuro el tipo de vida que Adán y Eva tenían en Edén antes de pecar (1 Corintios 15:22, 45; Juan 3:16). Por lo tanto, Jesús vino a la Tierra para garantizar que el propósito de Dios se haga realidad.b

      Como vemos, el propósito de Dios no es un concepto teológico complicado y misterioso. Es algo real y fácil de comprender. Tal como todo en Edén —el jardín, las personas y los animales— era real, las promesas de Dios para el futuro son ciertas y pronto se harán realidad. ¿De qué depende que las veamos cumplidas? En buena medida, de nosotros mismos. Dios desea que se beneficien de ellas tantas personas como sea posible, incluso aquellas que alguna vez se descarriaron (1 Timoteo 2:3, 4). ¿Cómo lo sabemos?

      Justo antes de morir, Jesús habló con un malhechor que tenía a su lado. Aquel hombre sabía que merecía ser ejecutado, pero acudió a Jesús en busca de consuelo y esperanza. Y Cristo le respondió: “Estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23:43). Si Jesús desea que un ex delincuente tenga la oportunidad de vivir para siempre en el Paraíso en la Tierra, ¿no es lógico pensar que también quiere darnos esa oportunidad a nosotros? Desde luego que sí. Y lo mismo desea su Padre. Si a usted le gustaría beneficiarse de las promesas divinas, no deje de aprender todo lo que pueda sobre Jehová, el Creador del jardín de Edén.

      [Notas]

      a Encontrará ejemplos que lo demuestran en Génesis 13:10; Deuteronomio 32:8; 2 Samuel 7:14; 1 Crónicas 1:1; Isaías 51:3; Ezequiel 28:13; 31:8, 9; Lucas 3:38; Romanos 5:12-14; 1 Corintios 15:22, 45; 2 Corintios 11:3; 1 Timoteo 2:13, 14; Judas 14, y Revelación 12:9.

      b Hallará más información sobre el rescate en el capítulo 5 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová.

      [Ilustraciones y recuadro de la página 10]

      LA PRIMERA PROFECÍA

      EL HILO CONDUCTOR DE LA BIBLIA

      “Pondré enemistad entre ti [la serpiente] y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Génesis 3:15.)

      Esta es la primera profecía de la Biblia, pronunciada por Dios en Edén. Pero ¿quiénes son la mujer, la serpiente y sus respectivas descendencias? ¿Qué “enemistad” existe entre ellas?

      LA SERPIENTE

      Satanás (Revelación 12:9).

      LA MUJER

      La parte celestial de la organización de Jehová, compuesta por criaturas espirituales (Gálatas 4:26, 27). Isaías profetizó que esta “mujer” daría a luz una nación espiritual (Isaías 54:1; 66:8).

      LA DESCENDENCIA DE LA SERPIENTE

      Aquellos que deciden hacer la voluntad del Diablo (Juan 8:44).

      LA DESCENDENCIA DE LA MUJER

      Principalmente Jesucristo, quien provino de la parte celestial de la organización de Jehová. También incluye a los hermanos espirituales de Cristo. A estos cristianos se los ha elegido para reinar con Jesús en el cielo y formar una nación espiritual, “el Israel de Dios” (Gálatas 3:16, 29; 6:16; Génesis 22:18).

      LA HERIDA EN EL TALÓN

      Cuando el Hijo de Dios estuvo en la Tierra, Satanás logró que se le diera muerte. Este fue un golpe duro, pero de efectos temporales, pues Jesús fue resucitado.

      LA HERIDA EN LA CABEZA

      Jesús le asestará un golpe mortal a Satanás cuando lo destruya para siempre. Antes de eso, reparará los daños que el Diablo causó con la rebelión de Edén (1 Juan 3:8; Revelación 20:10).

      En el folleto La Biblia y su mensaje, editado por los testigos de Jehová, encontrará una breve explicación del tema principal de la Biblia.

      [Ilustración de la página 11]

      Adán y Eva sufrieron las nefastas consecuencias de su pecado

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