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AlimentoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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La Biblia no registra que durante el período que va desde que se dieron estas directrices hasta el Diluvio, el hombre haya incluido carne en su alimentación. Es cierto que se hizo una distinción entre animales limpios e inmundos, pero seguramente esta tenía que ver con animales que se ofrecían en sacrificio. (Gé 7:2.)
Cuando a Noé se le mandó introducir a los animales en el arca, Jehová le dijo: “Y en cuanto a ti, toma para ti toda clase de alimento que se come; y tienes que recogértelo, y tiene que servir de alimento para ti y para ellos”, orden que, como las anteriores, debió referirse a los alimentos producidos por la tierra, que usarían tanto Noé y su familia como los animales que fueron introducidos en el arca. (Gé 6:21.) Pasado el Diluvio, Jehová permitió que el hombre incluyese la carne en su alimentación. Él dijo: “Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer”. (Gé 9:3, 4.)
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AlimentoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Carne. Después del Diluvio, Jehová le dijo a Noé que podía comer, además del fruto de la tierra, la carne de todo animal moviente en el que hubiese vida. (Gé 9:3, 4.) No obstante, cuando se promulgó la Ley, a los israelitas se les especificó que solo podían comer carne de animales considerados limpios. En los capítulos 11 de Levítico y 14 de Deuteronomio, se recoge una lista por nombre de estos animales. Por lo general, la gente común no comía mucha carne, pero de tarde en tarde sacrificaban una cabra o una oveja con motivo de un sacrificio de comunión o para agasajar a un invitado. (Le 3:6, 7, 12; 2Sa 12:4; Lu 15:29, 30.) Los más acomodados comían carne de ternera. (Gé 18:7; Pr 15:17; Lu 15:23.) La carne de animales de caza, como el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el antílope, el toro salvaje y la gamuza, se comía asada o cocida. (Gé 25:28; Dt 12:15; 14:4, 5.) Estaba estrictamente prohibido comer la sangre y la grasa. (Le 7:25-27.)
También se comía la carne de aves. Durante su travesía por el desierto, al pueblo de Israel se le alimentó con codornices. (Nú 11:31-33.) Otras aves clasificadas entre los animales limpios fueron la paloma, la tórtola, la perdiz y el gorrión. (1Sa 26:20; Mt 10:29.) Los huevos también se utilizaron en la alimentación. (Isa 10:14; Lu 11:11, 12.)
Entre los insectos comestibles, estaba la langosta del campo, que, junto con la miel, era la base de la alimentación de Juan el Bautista. (Mt 3:4.) En algunas comunidades árabes aún se come la langosta. Una de las preparaciones favoritas consiste en quitarle la cabeza, las patas y las alas, y luego rebozarla con harina y freírla en aceite y mantequilla.
El pescado se obtenía tanto del mar Mediterráneo como del mar de Galilea. Varios apóstoles de Jesucristo fueron pescadores; del propio Jesús se dice que después de resucitar, al menos en una ocasión asó pescado al carbón para sus discípulos. (Jn 21:9.) El pescado también se comía seco, lo que resultaba muy conveniente cuando se estaba de viaje. Es posible que el pescado que Jesús multiplicó milagrosamente para alimentar a las muchedumbres fuese seco. (Mt 15:34; Mr 6:38.) Por otra parte, parece probable que el que hubiese en Jerusalén una puerta llamada del Pescado indicase que allí o cerca de allí había un mercado de ese género. (Ne 3:3.) En los días de Nehemías los tirios vendían pescado en Jerusalén. (Ne 13:16.)
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