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    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • De no existir normas, no habría manera de determinar o juzgar lo que es bueno o malo ni de medir y reconocer grados de exactitud y excelencia. A este respecto, son de interés las siguientes observaciones de la Encyclopædia Britannica (1959, vol. 21, págs. 306, 307):

      “Lo que el hombre ha conseguido [en lo que respecta a normalizar o estandarizar] palidece cuando se compara con lo que se observa en la naturaleza. Las constelaciones; las órbitas de los planetas; las propiedades inmutables de conductividad, ductilidad, elasticidad, dureza, permeabilidad, refracción, fuerza o viscosidad de los materiales de la naturaleza, [...] o la estructura de las células, son unos cuantos ejemplos de la asombrosa estandarización de la naturaleza.”

      La misma obra realza la importancia de la existencia de normas invariables en la creación material al decir: “Solo mediante la estandarización que se halla en la naturaleza es posible reconocer y clasificar [...] las muchas clases de plantas, peces, aves y animales. Dentro de esas clases, los individuos se parecen unos a otros en los más mínimos detalles estructurales, funcionales y de comportamiento que los caracterizan. [Compárese con Gé 1:11, 12, 21, 24, 25.] Si no fuera por esta estandarización del cuerpo humano, los médicos no sabrían si una determinada persona tiene ciertos órganos ni dónde buscarlos. [...] En realidad, sin las normas de la naturaleza, no podría existir ni una sociedad organizada, ni educación, ni medicina; cada uno de estos conceptos depende de similitudes subyacentes y comparables”.

      Adán vio la estabilidad de las obras creativas de Jehová: el ciclo continuo de día y noche, el descenso constante del agua del río de Edén como resultado de la fuerza de la gravedad y un sinnúmero de otros ejemplos que probaban que el Creador de la Tierra no era un Dios de confusión, sino de orden. (Gé 1:16-18; 2:10; Ec 1:5-7; Jer 31:35, 36; 1Co 14:33.) El hombre sin duda vio que esta estabilidad era provechosa para desempeñar la labor y actividades que se le habían asignado. (Gé 1:28; 2:15), pudiendo planear el trabajo con confianza, sin ningún tipo de incertidumbre.

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    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Tanto el orden como las normas establecidas, lejos de restar disfrute a la vida humana, contribuirían al mismo. El artículo sobre “normas” citado de la Encyclopædia Britannica observa lo siguiente acerca de la creación material: “A pesar de todas las muestras de estandarización que hallamos en la naturaleza, nadie la acusa de monotonía. Aunque el espectro de colores consta básicamente de una banda limitada de longitudes de onda, las variaciones y combinaciones que se pueden obtener para deleitar la vista son casi ilimitadas. De manera semejante, todas las bellas melodías de la música llegan al oído mediante un grupo también pequeño de frecuencias”.

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    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Por lo tanto, Jehová Dios, por su propia Persona, proceder y palabras, era y es la Norma Suprema para todo el universo, la definición y suma de todo lo bueno. Por esa razón, cuando su Hijo estuvo en la Tierra, pudo decirle a un hombre: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino uno solo, Dios”. (Mr 10:17, 18; también Mt 19:17; 5:48.)

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