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    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • Uso simbólico. Se dice que Jesucristo es la cabeza de “la congregación, la cual es su cuerpo”. (Ef 1:22, 23; Col 1:18.) Este cuerpo cristiano de personas no tiene divisiones raciales, nacionales ni de ninguna otra clase, pues en él están representados judíos y personas de todas las naciones. (Gál 3:28; Ef 2:16; 4:4.) Todos han sido bautizados en Cristo y en su muerte por medio del espíritu santo. Por lo tanto, a todos se les bautiza para formar un solo cuerpo. (1Co 12:13.) En consecuencia, todo el cuerpo sigue a la cabeza, sufriendo su misma muerte y recibiendo su misma resurrección. (Ro 6:3-5; véase BAUTISMO [Bautismo en Cristo Jesús, en su muerte].)

      El apóstol Pablo asemeja el funcionamiento del cuerpo humano al de la congregación cristiana: los miembros de esta congregación que están vivos sobre la Tierra en cualquier tiempo forman un cuerpo, con Cristo como cabeza invisible. (Ro 12:4, 5; 1Co 12.) Pablo recalca la importancia del lugar que ocupa cada uno de los miembros, su interdependencia, el amor y cuidado que se muestran, así como el trabajo que llevan a cabo. Dios ha colocado a cada uno en su posición en este cuerpo, el cual efectúa lo que es necesario debido a la acción del espíritu santo. Jesucristo, que es la cabeza de todos, suministra a los que componen el cuerpo lo que necesitan por medio de “sus coyunturas y ligamentos”, es decir, los medios y disposiciones para suministrar nutrición espiritual, así como comunicación y coordinación, de modo que “el cuerpo” esté bien alimentado espiritualmente y cada parte esté informada de la tarea que debe realizar. (Col 2:19; Ef 4:16.)

  • Cuerpo
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • El miembro ungido de la congregación cristiana, el cuerpo de Cristo, que comete fornicación, está quitando un miembro del cuerpo de Cristo y convirtiéndolo en miembro de una ramera. Cualquier cristiano que comete fornicación causa una contaminación moral y también peca “contra su propio cuerpo [carnal]”. Se pone en peligro de ser excluido del cuerpo de Cristo, la organización del templo, y además se expone al peligro de contraer enfermedades asquerosas. (1Co 6:13, 15-20; Pr 7:1-27.) Puede ser que ‘la congregación lo entregue a Satanás para la destrucción de la carne’. (1Co 5:5.)

      Los que componen el cuerpo de Cristo, así como las personas dedicadas que se asocian con estos miembros engendrados por espíritu, deben evitar tanto la fornicación física como la de naturaleza espiritual. Las Escrituras llaman “adúlteras” a los que tienen amistad con el mundo. (Snt 4:4.) Jesús dijo de sus discípulos: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”. (Jn 17:16.) Por lo tanto, a Jesús le importa mucho que los que componen su cuerpo sean limpios moral y espiritualmente. (Ef 5:26, 27.) Se dice que ‘sus cuerpos han sido lavados con agua limpia’. (Heb 10:22.) Como dice el apóstol Pablo hablando de los esposos, “de esta manera los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia, como también el Cristo hace con la congregación, porque somos miembros de su cuerpo. ‘Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos llegarán a ser una sola carne’. Este secreto sagrado es grande. Ahora bien, yo estoy hablando tocante a Cristo y la congregación”. (Ef 5:28-32.)

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