-
ReconciliaciónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
-
-
Además, Dios demuestra su misericordia y amor enviando embajadores a la humanidad pecaminosa. En la antigüedad se enviaban embajadores principalmente en tiempos de hostilidad (compárese con Lu 19:14), no de paz, y su misión solía consistir en ver si podía evitarse la guerra o en fijar las condiciones que propiciaran la paz cuando existía un estado de guerra. (Isa 33:7; Lu 14:31, 32; véase EMBAJADOR.) Dios envía a sus embajadores cristianos a los hombres para que puedan aprender sus condiciones de reconciliación y para que se valgan de ellas. El apóstol escribe: “Somos, por lo tanto, embajadores en sustitución de Cristo, como si Dios estuviera suplicando mediante nosotros. Como sustitutos por Cristo rogamos: ‘Reconcíliense con Dios’”. (2Co 5:20.) Esta súplica no significa que se debilite la posición de Dios o su oposición al mal; es una invitación misericordiosa a los ofensores para que busquen la paz y escapen de las inevitables consecuencias de la justa ira divina, que sobrevendrá a los que persistan en oponerse a Su santa voluntad y que supondrá su segura destrucción. (Compárese con Eze 33:11.)
-
-
ReconciliaciónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
-
-
¿En qué sentido ha reconciliado Dios consigo mismo a un mundo?
El apóstol Pablo dice que “mediante Cristo [Dios] estaba reconciliando consigo mismo a un mundo, no imputándoles sus ofensas”. (2Co 5:19.) Estas palabras no deberían interpretarse mal y concluir que todas las personas se reconcilian automáticamente con Dios en virtud del sacrificio de Jesús, pues seguidamente el apóstol continúa hablando de la obra de embajadores, que consiste en suplicar a los hombres: “Reconcíliense con Dios”. (2Co 5:20.) Lo que en realidad se proveyó es el medio para que puedan reconciliarse todos los del mundo de la humanidad que deseen responder.
-