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SantidadPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Uno de esos períodos era el sábado semanal. (Éx 20:8-11.) En estos días el pueblo podía concentrar su atención en la ley de Dios y en enseñarla a sus hijos. Otros días de convocación santa o sábado eran: el primer día del mes séptimo (Le 23:24) y el Día de Expiación, que correspondía con el décimo día del mes séptimo. (Le 23:26-32.) Los períodos de fiesta, en particular ciertos días de dichos períodos, se observaban como “convocaciones santas”. (Le 23:37, 38.) Tales fiestas eran la Pascua y la fiesta de las tortas no fermentadas (Le 23:4-8), el Pentecostés o fiesta de las semanas (Le 23:15-21) y la fiesta de las cabañas o de la recolección. (Le 23:33-36, 39-43; véase CONVOCACIÓN.)
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SantidadPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Jehová mandó a los de su pueblo que ‘afligiesen sus almas’ en el Día de Expiación, un día de “convocación santa”. Esto significaba que deberían ayunar, reconocer y confesar sus pecados y sentir un pesar piadoso por haberlos cometido. (Le 16:29-31; 23:26-32.) Pero ningún día santo para Jehová tenía que ser un día de llanto y tristeza para su pueblo. Más bien, aquellos días tenían que ser de regocijo y de alabanza a Jehová por sus maravillosas bendiciones, gracias a su bondad amorosa. (Ne 8:9-12.)
El día de descanso santo de Jehová. La Biblia nos muestra que Dios procedió a descansar de sus obras creativas hace unos seis mil años, y declaró ese séptimo “día” como sagrado o santo. (Gé 2:2, 3.) El apóstol Pablo indicó que este gran día de descanso de Jehová era un período de tiempo largo, pues dijo que todavía estaba en curso, y mencionó que los cristianos podían entrar en su descanso por medio de fe y obediencia. Como día santo, sigue siendo un tiempo de alivio y regocijo para los cristianos incluso en medio de un mundo fatigado y afligido por el pecado. (Heb 4:3-10; véase DÍA.)
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