-
Egipto, egipcioPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
-
-
las diez plagas y la devastación que estas produjeron no solo en la economía egipcia, sino incluso en sus creencias religiosas y en el prestigio de su sacerdocio (Éx 10:7; 11:1-3; 12:12, 13); el éxodo de Israel después de la muerte de todos los primogénitos de Egipto y la posterior aniquilación de lo mejor de las fuerzas militares de Egipto en el mar Rojo (Éx 12:2-38; 14:1-28); todos estos sucesos tuvieron un tremendo efecto en el país, por lo que el estamento oficial egipcio se vio ante la necesidad de dar algún tipo de explicación.
No debe olvidarse que el registro de la historia de Egipto, así como el de muchos países del Oriente Medio, estaba ligado inseparablemente al sacerdocio, bajo cuya tutela se instruía a los escribas. Habría sido muy extraño que no se hubiera inventado alguna explicación propagandística que justificara el que los dioses egipcios no hubieran podido evitar de ningún modo la calamidad que Dios trajo sobre Egipto y sus habitantes. En la historia, incluso la reciente, se han dado muchos casos en los que tal propaganda ha desvirtuado de forma tan descarada los hechos, que a los oprimidos se les ha presentado como los opresores, y a las víctimas inocentes, como los agresores peligrosos y crueles. Si Josefo transmitió con exactitud el relato de Manetón (de unos mil años después del éxodo), este tal vez represente las tradiciones distorsionadas transmitidas por las generaciones egipcias posteriores para justificar los elementos básicos del relato verdadero de la estancia de Israel en Egipto: el registrado en la Biblia. (Véase ÉXODO [Autenticidad del relato del éxodo].)
-
-
Egipto, egipcioPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
-
-
La estancia de Israel en Egipto quedó grabada de forma indeleble en la memoria de la nación, y la liberación milagrosa de ese país solía rememorarse como una prueba sobresaliente de la divinidad de Jehová (Éx 19:4; Le 22:32, 33; Dt 4:32-36; 2Re 17:36; Heb 11:23-29), de ahí la expresión: “Yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto”. (Os 13:4; compárese con Le 11:45.) Ninguna circunstancia o acontecimiento eclipsó este hecho, hasta que su liberación de Babilonia les dio más prueba del poder liberador de Jehová. (Jer 16:14, 15.) Su experiencia en Egipto se registró en la Ley que se les dio (Éx 20:2, 3; Dt 5:12-15), fue la base de la fiesta de la Pascua (Éx 12:1-27; Dt 16:1-3), los guió en sus tratos con los residentes forasteros (Éx 22:21; Le 19:33, 34) y con los pobres que se vendían a sí mismos en esclavitud (Le 25:39-43, 55; Dt 15:12-15), y también suministró una base legal para la selección y santificación de la tribu de Leví para servir en el santuario. (Nú 3:11-13.) Debido a que los israelitas habían sido residentes forasteros en Egipto, los egipcios podían ser aceptados en la congregación de Israel bajo ciertos requisitos. (Dt 23:7, 8.) Los reinos de Canaán y los habitantes de las naciones vecinas sentían admiración y temor debido a los informes que oían del poder que Dios demostró contra Egipto, lo que preparó el camino para la conquista que llevó a cabo Israel (Éx 18:1, 10, 11; Dt 7:17-20; Jos 2:10, 11; 9:9), conquista que se recordó durante siglos. (1Sa 4:7, 8.) A través de su historia, toda la nación de Israel recordó estos acontecimientos en sus canciones. (Sl 78:43-51; Sl 105 y 106; 136:10-15.)
-