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JosíasPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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En el duodécimo año de su reinado, Josías empezó una campaña contra la idolatría, que debió extenderse hasta el año decimoctavo de su gobernación. Se derribaron los altares de la adoración falsa y se quemaron huesos humanos sobre ellos a fin de profanarlos. También se destruyeron los postes sagrados, las imágenes esculpidas y las estatuas fundidas. Josías llevó esta campaña hasta la parte septentrional de lo que en un tiempo había sido el territorio del reino de diez tribus, pero que más tarde había quedado desolado debido a la conquista asiria y al consiguiente exilio. (2Cr 34:3-8.) Es evidente que las denunciaciones de la idolatría que hicieron Sofonías y Jeremías tuvieron buen efecto. (Jer 1:1, 2; 3:6-10; Sof 1:1-6.)
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JosíasPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Posteriormente, Josías reunió a todo el pueblo de Judá y Jerusalén, a los ancianos, los sacerdotes y los profetas, y les leyó la ley de Dios, después de lo cual celebraron un pacto de fidelidad ante Jehová. Más tarde, se llevó a cabo una segunda campaña en contra de la idolatría, que debió ser aún más intensa que la primera. Los sacerdotes de dioses extranjeros que estaban en Judá y Jerusalén se quedaron sin ocupación, y a los sacerdotes levitas que habían participado en la adoración falsa en los lugares altos, se les privó del privilegio de servir en el altar de Jehová. Los lugares altos que se habían edificado siglos antes, durante el reinado de Salomón, quedaron completamente inservibles para la adoración. Josías además demolió el altar que había edificado en Betel Jeroboán, el rey de Israel, con lo que se cumplió una profecía pronunciada unos trescientos años antes por un hombre de Dios cuyo nombre no se menciona. No solo se eliminaron los lugares altos de Betel, sino también de otras ciudades de Samaria, y se sacrificó a los sacerdotes idolátricos sobre los altares donde ellos habían oficiado. (1Re 13:1, 2; 2Re 23:1-20; 2Cr 34:29-33.)
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