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El nombre divinoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Resulta sorprendente que en la actualidad muchas traducciones de la Biblia omitan por completo el nombre divino. ¿La razón? Entre los judíos se originó la superstición de que era impropio pronunciar el nombre. Esto trajo como consecuencia, en primer lugar, que los judíos evitaran la pronunciación del nombre divino y, más tarde, que se suprimiera el nombre personal de Dios de los manuscritos griegos de las Santas Escrituras. Con el tiempo, la mayoría de las traducciones de la Biblia reemplazaron por completo el nombre divino con expresiones como “Señor” y “Dios”. Debe notarse que únicamente se omitió el nombre más importante de todos, Jehová; los demás nombres bíblicos se conservaron intactos.
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