-
Devoción exclusivaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
-
-
La devoción exclusiva de Jesús a Dios. Tal como se muestra en Filipenses 2:5-8, Jesús respetó la posición singular de su Padre y le rindió devoción exclusiva tanto en el cielo como cuando estuvo en la Tierra. También explicó que el mandamiento más importante de la Ley exigía que se amara a Dios con todo el corazón. (Mt 22:37.) Más aún, puso de manifiesto su devoción exclusiva al nombre de Jehová e insistió en que sus discípulos tenían que reflejar la misma actitud. La oración modelo que les enseñó daba comienzo con estas palabras: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. (Mt 6:9.) La devoción de Jesús se exteriorizaba por su celo ardiente, celo que manifestó cuando limpió el templo, y así cumplió la profecía que decía: “El celo por tu casa me consumirá”. (Jn 2:17; Sl 69:9.) En ningún otro lugar queda mejor ejemplificada la devoción exclusiva de Jesús al Padre que en el comentario de 1 Corintios 15:24-28, donde, entre otras cosas, se menciona que, después que su Reino celestial someta toda otra autoridad y a todos los enemigos, Cristo entregará el Reino al Padre y se sujetará a Él, a fin de que “Dios sea todas las cosas para con todos”.
-
-
Devoción piadosaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
-
-
El ‘secreto sagrado de la devoción piadosa’. El ejemplo principal de devoción piadosa es Jesucristo. El apóstol Pablo escribió a Timoteo: “Realmente, se reconoce que el secreto sagrado de esta devoción piadosa es grande: ‘Él fue puesto de manifiesto en carne, fue declarado justo en espíritu, se apareció a ángeles, fue predicado entre naciones, fue creído en el mundo, fue recibido arriba en gloria’”. (1Ti 3:16.) Adán, que fue hombre perfecto, no puso el ejemplo perfecto de devoción piadosa, y tampoco podía hacerlo ninguno de sus hijos, nacidos en imperfección. ¿Quién podría ser capaz de poner dicho ejemplo? La venida del Hijo de Dios a la Tierra y su proceder de integridad dio la respuesta, revelando la solución del secreto sagrado. Es a él a quien Timoteo tendría que mirar a fin de imitar su ejemplo perfecto de conducta y manifestar devoción piadosa. (1Ti 3:15.)
Jesucristo fue el único hombre que manifestó devoción piadosa de manera perfecta, en todo sentido, y así probó que el ser humano puede mantener tal devoción. Desde el comienzo de su carrera terrestre hasta el final y bajo muy duras pruebas, Jesús fue “leal, sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores”. (Heb 7:26.) No se podía hallar ningún defecto en su integridad que le acusase ante Dios. Antes de su muerte dijo: “Yo he vencido al mundo”, y también: “El gobernante del mundo viene. Y él no tiene dominio sobre mí”. (Jn 16:33; 14:30.) En él no se pudo hallar ninguna injusticia; de modo que pudo decir con razón a sus enemigos: “¿Quién de ustedes me prueba culpable de pecado?”. (Jn 8:46.) La solución del “secreto sagrado de esta devoción piadosa” es tan grande y significa tanto para la humanidad, que tiene que proclamarse por todo el mundo. Jesucristo mismo es el modelo de la devoción piadosa y conducta cristiana en la congregación.
-