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HomenajePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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En la ilustración de Jesús registrada en Mateo 18:26 se rinde homenaje a un rey humano. Asimismo, es evidente que esta fue la clase de homenaje que los astrólogos le rindieron a Jesús, el niño que “nació rey de los judíos”, homenaje que el propio Herodes mostró interés en rendir y que los soldados ofrecieron a Jesús en son de mofa antes de fijarlo en un madero. Está claro que no veían a Jesús como Dios o como una deidad. (Mt 2:2, 8; Mr 15:19.) Algunos traductores utilizan la palabra “adoración” en la mayoría de los casos donde pro·sky·né·ō designa las acciones de ciertas personas con relación a Jesús, pero los hechos no justifican que se le atribuya al término una intencionalidad que no tiene. Más bien, las circunstancias que llevaron a que se rindiera homenaje a Jesús son casi idénticas a aquellas por las que algunos profetas y reyes de tiempos pasados también recibieron homenaje. (Compárense Mt 8:2; 9:18; 15:25; 20:20 con 1Sa 25:23, 24; 2Sa 14:4-7; 1Re 1:16; 2Re 4:36, 37.) A menudo, las mismas expresiones de los que honraron a Jesús revelan que aunque le reconocieron sin lugar a dudas como el representante de Dios, le rindieron homenaje, no como Dios o como una deidad, sino como el “Hijo de Dios”, es decir, el predicho “Hijo del hombre” o el Mesías investido de autoridad divina. En muchas ocasiones, el homenaje de estas personas era tan solo una expresión de gratitud por la revelación divina o el favor de que habían sido objeto, tal como se había hecho en tiempos anteriores. (Mt 14:32, 33; 28:5-10, 16-18; Lu 24:50-52; Jn 9:35, 38.)
Aunque los ángeles y los profetas de otras épocas habían aceptado homenaje, Pedro detuvo a Cornelio cuando este trató de rendirle homenaje, y el ángel (o ángeles) de la visión de Juan retuvo dos veces a este apóstol de hacer lo mismo, refiriéndose a sí mismo como un “coesclavo” y concluyendo con la exhortación: “Adora a Dios [tōi The·ṓi pro·ský·nē·son]”. (Hch 10:25, 26; Rev 19:10; 22:8, 9.) Es evidente que la venida de Cristo había introducido un cambio en las relaciones que afectaban las normas de conducta de unos siervos de Dios para con otros. Jesús enseñó a sus discípulos: “Uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos. [...] Su Caudillo es uno, el Cristo” (Mt 23:8-12); en él se cumplían las representaciones y tipos proféticos, tal como el ángel le dijo a Juan: “El dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar”. (Rev 19:10.) Jesús era el Señor de David, el Salomón Mayor, el profeta mayor que Moisés. (Lu 20:41-43; Mt 12:42; Hch 3:19-24.) Por ello, apropiadamente Pedro rehusó permitir que Cornelio le diese demasiada importancia.
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HomenajePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Homenaje al glorificado Jesucristo. Por otro lado, Cristo Jesús ha sido ensalzado por su Padre a una posición en la que solo está subordinado a Él, de manera que “en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo del suelo, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor, para la gloria de Dios el Padre”. (Flp 2:9-11; compárese con Da 7:13, 14, 27.) Hebreos 1:6 también muestra que incluso los ángeles rinden homenaje al resucitado Jesucristo. En este texto muchas versiones traducen pro·sky·né·ō por “adorar”, mientras que otras usan expresiones como ‘dar [o rendir] homenaje’ (Besson, NM, Sd) y ‘prosternarse’. (Nou Testament. Traducció interconfessional [catalán].) Prescindiendo del término español que se use, la expresión griega original sigue siendo la misma, y el modo de entender lo que los ángeles rinden a Cristo debe estar en armonía con el resto de las Escrituras. Jesús mismo dijo categóricamente a Satanás: “Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar [una forma de pro·sky·né·ō], y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado”. (Mt 4:8-10; Lu 4:7, 8.) De manera similar, el ángel le dijo a Juan: “Adora a Dios” (Rev 19:10; 22:9), y este mandato se dio después de la resurrección de Jesús y de que fuese ensalzado, lo que muestra que los asuntos no habían cambiado en este respecto. Es verdad que el Salmo 97, del que cita el apóstol en Hebreos 1:6, se refiere a Jehová Dios como Aquel ante quien ‘se inclinan’, y sin embargo este texto se aplica a Cristo Jesús. (Sl 97:1, 7.) No obstante, el apóstol había mostrado antes que el resucitado Cristo es el ‘reflejo de la gloria de Dios y la representación exacta de su mismo ser’. (Heb 1:1-3.) Por consiguiente, si los ángeles tributan al Hijo lo que nosotros entendemos como “adoración”, en realidad esa adoración se dirige mediante él a Jehová Dios, el Gobernante Soberano, Aquel “que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas”. (Rev 14:7; 4:10, 11; 7:11, 12; 11:16, 17; compárese con 1Cr 29:20; Rev 5:13, 14; 21:22.) Por otro lado, traducciones tales como “rendir homenaje” y “prosternarse” —en lugar de “adorar”— de ninguna manera están en desacuerdo con el lenguaje original (ni del hebreo del Salmo 97:7 ni del griego de Hebreos 1:6), pues transmiten el sentido básico de hisch·ta·jawáh y pro·sky·né·ō.
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