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AgriculturaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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La agricultura ocupó un lugar de importancia en la legislación dada a Israel. La tierra le pertenecía a Jehová y por lo tanto no debía abusarse de ella. (Le 25:23.) No podía venderse a perpetuidad, y, con la excepción de propiedades que estuvieran dentro de ciudades amuralladas, la que se vendía debido a infortunios o reveses económicos había de devolverse a su propietario original en el año de Jubileo. (Le 25:10, 23-31.) Se requería que hubiese un descanso sabático cada séptimo año, durante el cual se debía dejar la tierra en barbecho para que recuperara su fertilidad, con lo que se lograba lo que se consigue en la actualidad con la rotación de las cosechas. (Éx 23:10, 11; Le 25:3-7.) Tal requisito pudo parecer arriesgado y fue sin duda una prueba de la fe de los israelitas en la promesa de Dios de proveerles en suficiente abundancia para que pudieran esperar hasta la cosecha del año siguiente. Al mismo tiempo, fomentaba la prudencia y la previsión. El año de Jubileo (cada quincuagésimo año) también era un año de descanso para la tierra. (Le 25:11, 12.)
Las tres fiestas anuales que se mandó celebrar a Israel coincidían con las temporadas agrícolas: la fiesta de las tortas no fermentadas, con el tiempo de la cosecha de la cebada; el Pentecostés, con el tiempo de la cosecha del trigo, y la fiesta de las cabañas, con el fin de la recolección de las cosechas a la salida del año. (Éx 23:14-16.) Las estaciones y las cosechas eran indicadores cronológicos para los israelitas, y se usaban como tales con mayor frecuencia que los nombres de los meses del calendario. Esta vida agrícola también protegía a los israelitas de modo espiritual, pues los hacía bastante independientes de otros pueblos en lo que respecta a sus necesidades básicas y mantuvo al mínimo la necesidad de intercambios comerciales con las naciones vecinas.
Aunque para ellos tenía que ser una tierra que ‘manara leche y miel’ con la bendición de Dios, había problemas agrícolas que solucionar. Si resultaban obedientes, no debían preocuparse por el riego a gran escala. (Dt 8:7; 11:9-17.)
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AgriculturaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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A pesar de que la nación desobedeció a Dios y perdió su bendición, por lo que tuvo que enfrentarse a desastres agrícolas, como malas cosechas, sequías, plagas de langostas, añublo y otros problemas,
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