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ToroPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Los israelitas ofrecían toros como sacrificio (Éx 29; Le 22:27; Nú 7; 1Cr 29:21), y en ciertas fechas la Ley especificaba que tenía que sacrificarse este animal. Si el sumo sacerdote cometía un pecado que acarreaba culpa sobre el pueblo, se requería que ofreciese un toro, la víctima más grande y más valiosa que se sacrificaba, debido, seguramente, a su posición de responsabilidad como el que llevaba la delantera en la adoración verdadera de Israel. También tenía que ofrecerse un toro cuando toda la asamblea de Israel cometía un error. (Le 4:3, 13, 14.) En el Día de Expiación se ofrecía un toro a favor de la casa sacerdotal de Aarón. (Le 16.) Se requería que en el séptimo mes del calendario sagrado los israelitas ofreciesen más de 70 toros como ofrendas quemadas. (Nú 29.)
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ToroPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Los toros que sacrificaron los israelitas simbolizaron la ofrenda inmaculada de Cristo como el único sacrificio adecuado por los pecados de la humanidad. (Heb 9:12-14.) Los toros que se ofrecían como sacrificio también son una representación de otra clase de sacrificio en el que Jehová se deleita en cualquier tiempo y circunstancias, a saber: el espontáneo fruto de labios que, como vigorosos toros jóvenes, se utiliza para hacer “declaración pública de su nombre”. (Sl 69:30, 31; Os 14:2; Heb 13:15.)
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