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AncianoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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En el día del Pentecostés, los apóstoles actuaron como un cuerpo, en el que Pedro sirvió de vocero al ser dirigido por el espíritu derramado de Dios. (Hch 2:14, 37-42.) Está claro que ellos eran “ancianos” en sentido espiritual en virtud de la asociación íntima que desde un principio habían tenido con Jesús y debido a que él personalmente los había comisionado para enseñar. (Mt 28:18-20; Ef 4:11, 12; véase Hch 2:42.) Los que llegaron a ser creyentes reconocieron que los apóstoles tenían autoridad para gobernar en la nueva nación bajo la autoridad de Cristo (Hch 2:42; 4:32-37; 5:1-11) y hacer nombramientos para puestos de servicio, ya fuera directamente como cuerpo o por medio de representantes, siendo el apóstol Pablo un ejemplo sobresaliente. (Hch 6:1-6; 14:19-23.)
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AncianoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Como “ancianos” con autoridad apostólica, Pablo y Pedro a veces ejercieron superintendencia sobre otros “ancianos” en ciertas congregaciones (compárese con 1Co 4:18-21; 5:1-5, 9-13; Flp 1:1; 2:12; 1Pe 1:1; 5:1-5), lo mismo que el apóstol Juan y los discípulos Santiago y Judas, que escribieron cartas a las congregaciones. Pablo asignó a Timoteo y a Tito para que actuaran en representación suya en ciertos lugares. (1Co 4:17; Flp 2:19, 20; 1Ti 1:3, 4; 5:1-21; Tit 1:5.)
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