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LíbanoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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La parte más baja de las laderas occidentales forma terrazas escalonadas donde crecen viñas, grano, árboles frutales, moreras, nogales y olivos. (Compárese con Os 14:5-7.) En el rico suelo de la capa de piedra arenisca hay pinos, y en las zonas más altas se encuentran algunas pequeñas arboledas de majestuosos cedros, que antiguamente cubrían la cordillera y cuya madera se usó para diversos propósitos. (1Re 6:9; Can 3:9; Eze 27:5; véase CEDRO.) Los fresnos, los cipreses y los enebros también son originarios de la cordillera del Líbano. (1Re 5:6-8; 2Re 19:23; Isa 60:13.)
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LíbanoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Es posible que la expresión “fragancia del Líbano” tenga su origen en la fragancia de esos grandes bosques. (Can 4:11.)
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LíbanoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Uso ilustrativo. Muchas de las referencias bíblicas al Líbano tienen que ver con su productividad (Sl 72:16; Isa 35:2) y sus exuberantes bosques, en particular sus majestuosos cedros. (Sl 29:5.) A menudo se habla del Líbano en sentido figurado. Se dice que se ha quedado avergonzado, compadeciéndose de la tierra de Judá, que las fuerzas asirias habían ‘despojado’. (Isa 33:1, 9.) Sin embargo, el ejército asirio tenía que experimentar calamidad, sería talado como si fueran árboles del Líbano. (Isa 10:24-26, 33, 34.) Para indicar los efectos desastrosos que resultarían del juicio de Jehová, se dice que “la flor misma del Líbano se ha marchitado”. (Na 1:4.) No obstante, en una profecía de restauración, se dice que los bosques del Líbano se convierten en huertos fructíferos, lo que ilustra un cambio completo de la situación. (Isa 29:17, 18.)
Por medio de Jeremías, Jehová dijo “respecto a la casa del rey de Judá”: “Tú eres para mí como Galaad, la cabeza del Líbano”. (Jer 22:6.) Parece ser que “la casa” designa el complejo del palacio (Jer 22:1, 5), que al estar emplazado en un alto, tenía una posición ensalzada y magnífica, como el Líbano. Además, en la construcción de varios de aquellos edificios reales se había usado mucha madera de cedro. (1Re 7:2-12.) El rey Jehoiaquim, que oyó las palabras registradas en Jeremías 22:6, había hecho revestir de cedro su lujoso palacio. (Jer 22:13-15.) Por todo ello, el recinto del palacio era como un bosque magnífico de edificios hechos de madera de cedro, y apropiadamente se le podía comparar al Líbano y a la región de Galaad, que estaba densamente poblada de árboles. Jehová advirtió a Judá que si el rey Jehoiaquim, sus siervos y el pueblo no hacían justicia, la ‘casa llegaría a ser un mero lugar devastado’ (Jer 22:1-5) y los que moraran en el figurativo Líbano (Jerusalén), anidados en los simbólicos cedros, tendrían que pasar calamidades. (Jer 22:23; véase también Eze 17:2, 3.)
De manera similar, el deseo del rey asirio Senaquerib de “[ascender] a la altura de regiones montañosas, las partes más remotas del Líbano” y “[cortar] sus cedros encumbrados”, parece aludir a sus intenciones con respecto a Jerusalén. (Isa 37:21-24.) Las palabras proféticas: “La violencia hecha al Líbano” (Hab 2:17), pueden referirse a la calamidad reservada a Jerusalén o, si se entiende literalmente, a la disminución de los bosques del Líbano debido a los estragos de la guerra. (Compárese con Isa 14:5-8.)
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