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PecadoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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El principio del pecado. El pecado se produjo primero en la región de los espíritus antes de introducirse en la Tierra. Desde tiempos inmemoriales había prevalecido en el universo una completa armonía con Dios. Pero esa armonía fue interrumpida por una criatura celestial a la que se llama simplemente Resistidor, Adversario (heb. Sa·tán; gr. Sa·ta·nás; Job 1:6; Ro 16:20), el principal Acusador Falso o Calumniador (gr. Di·á·bo·los) de Dios. (Heb 2:14; Rev 12:9.) Por consiguiente, el apóstol Juan dice: “El que se ocupa en el pecado se origina del Diablo, porque el Diablo ha estado pecando desde el principio”. (1Jn 3:8.)
Con la expresión “desde el principio”, Juan claramente se refiere al principio de la persistente oposición de Satanás, igual que en 1 Juan 2:7; 3:11 se utiliza “principio” para referirse al comienzo del discipulado de los cristianos. Las palabras de Juan muestran que Satanás continuó su proceder pecaminoso después de haber dado principio al pecado. Por consiguiente, todo el que “hace del pecado su ocupación o práctica” demuestra que es ‘hijo’ del Adversario, descendiente espiritual que refleja las cualidades de su “padre”. (The Expositor’s Greek Testament, edición de W. R. Nicoll, 1967, vol. 5, pág. 185; Jn 8:44; 1Jn 3:10-12.)
Como alimentar un deseo impropio hasta que se hace fértil es una acción que precede al momento en que se “da a luz el pecado” (Snt 1:14, 15), antes de que el pecado se manifestara en la criatura celestial que se volvió opositora, esta ya había empezado a desviarse de la justicia y a distanciarse de Dios.
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PecadoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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La mujer fue el primer ser humano que pecó. La tentación a la que la sometió el adversario de Dios, quien utilizó a una serpiente como medio de comunicación (véase PERFECCIÓN [El primer pecador y el rey de Tiro]), no consistió en un llamamiento abierto a la inmoralidad de naturaleza sensual. Más bien, hacía gala de ser un llamamiento al deseo de una supuesta elevación intelectual y libertad. En primer lugar el tentador hizo que Eva repitiese la ley de Dios, que debió haberle transmitido su esposo, y después atacó la veracidad y la bondad de Dios. Aseveró que el comer el fruto del árbol prohibido no resultaría en muerte, sino en iluminación y aptitud como la de Dios para determinar por uno mismo lo que era bueno o malo. Esa declaración revela que en aquel tiempo el corazón del tentador estaba completamente alejado de su Creador, pues sus palabras constituyeron una clara contradicción de lo que Dios había dicho y una calumnia disimulada contra Él. No acusó a Dios de haberse equivocado inconscientemente, sino de tergiversar deliberadamente las cosas, al decir: “Porque Dios sabe [...]”. Cuando se analizan los métodos rebajados que utilizó este espíritu para lograr sus fines, convirtiéndose en un mentiroso y engañador, en un asesino impulsado por su ambición, puede verse la gravedad del pecado y la naturaleza detestable de su desamor, pues obviamente conocía las fatales consecuencias de lo que le estaba proponiendo a Eva. (Gé 3:1-5; Jn 8:44.)
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