-
BelsasarPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
-
-
¿Confirma la historia extrabíblica el papel de Belsasar como gobernante de Babilonia?
En una tablilla cuneiforme que data del año en que accedió al trono Neriglisar, sucesor de Awel-Marduk (Evil-merodac) como gobernante de Babilonia, se alude a un cierto “Belsasar, el principal oficial del rey”, con respecto a una transacción monetaria. Es posible, aunque no está probado, que este personaje sea el Belsasar de la Biblia. En 1924 se publicó la traducción de un texto cuneiforme antiguo llamado “Un relato en verso sobre Nabonido”. Gracias a este texto, salió a la luz información valiosa que corroboraba la posición real de Belsasar en Babilonia y explicaba cómo había llegado a ser corregente con Nabonido. Acerca de la conquista de Temá por parte de Nabonido, en el transcurso de su tercer año de reinado, el texto dice en parte: “Él confió un campamento a su hijo mayor y primogénito [Belsasar]; las tropas del país las envió con él. Le dio mano libre; le confió el reino. Entonces, él mismo [Nabonido] emprendió una campaña distante; el poder de la tierra de Akkad avanzó con él; se dirigió hacia Temá, en medio de la tierra occidental”. (Ancient Near Eastern Texts, edición de J. B. Pritchard, 1974, pág. 313.) Por consiguiente, Belsasar ejerció la autoridad real a partir del tercer año de Nabonido, lo que probablemente corresponde con la referencia de Daniel al “primer año de Belsasar el rey de Babilonia”. (Da 7:1.)
Cilindro de un templo babilonio en el que aparece el nombre del rey Nabonido y de su hijo Belsasar
En otro documento, la Crónica de Nabonido, se repite la siguiente declaración con respecto a los años reinantes séptimo, noveno, décimo y undécimo de Nabonido: “El rey (Nabónides) permaneció en Teima; el príncipe heredero, los magistrados y su ejército (permanecieron) en Akkad [Babilonia]”. (La Biblia y el legado del Antiguo Oriente, de M. García Cordero, B.A.C., 1977, pág. 543.) Al parecer, Nabonido pasó la mayor parte de su reinado fuera de Babilonia y, aunque no renunció a su posición como gobernante supremo, confió a su hijo Belsasar la autoridad administrativa para actuar durante su ausencia. Diversos textos recuperados de los archivos antiguos prueban que Belsasar ejercía prerrogativas reales, que promulgaba órdenes y mandatos. Los asuntos que Belsasar trataba en ciertos documentos y mandatos eran los mismos que por lo general hubiera tratado Nabonido como gobernante supremo si hubiera estado presente. Sin embargo, Belsasar siguió siendo solo el segundo gobernante del imperio y, por lo tanto, únicamente pudo ofrecer a Daniel ser “el tercero en el reino”. (Da 5:16.)
Es verdad que las inscripciones oficiales dan a Belsasar el título de “príncipe heredero”, mientras que en el libro de Daniel se le llama “rey”. (Da 5:1-30.) No obstante, a juzgar por un reciente descubrimiento arqueológico hecho en el N. de Siria, la diferencia es explicable. En 1979 se desenterró una estatua de tamaño real de un gobernante de la antigua Gozán. En su falda llevaba dos inscripciones, una en asirio y otra en arameo, el lenguaje en el que se escribió el relato de Belsasar del libro de Daniel. Las dos inscripciones, casi idénticas, tenían una notable diferencia. El texto en el lenguaje imperial asirio dice que la estatua era del “gobernador de Gozán”, mientras que el texto en arameo, el lenguaje local, lo llama “rey”.
En consecuencia, el arqueólogo y lingüista Alan Millard escribe: “A la luz de las fuentes babilonias y de los nuevos textos sobre esta estatua, puede que se haya considerado normal que registros extraoficiales como el libro de Daniel llamen ‘rey’ a Belsasar. Actuó como rey por delegación de su padre, aunque es posible que oficialmente no lo fuera. El que en la narración de Daniel se hubiese entrado en una explicación más precisa sobre esta cuestión hubiera resultado improcedente y confuso”. (Biblical Archaeology Review, mayo/junio 1985, pág. 77.)
Se esperaba que los que ejercían el poder soberano en Babilonia fueran ejemplares en la adoración de sus dioses. Hay seis textos cuneiformes sobre el período transcurrido entre los años quinto y decimotercero del reinado de Nabonido que demuestran la devoción de Belsasar a las deidades babilonias. Estos documentos indican que Belsasar, como rey en funciones durante la ausencia de Nabonido, ofreció oro, plata y animales en los templos de Erec y Sippar, comportamiento consecuente con su posición real.
-