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NabonidoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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La Crónica de Nabonido registra que este volvió a Babilonia en el año de la invasión medopersa, cuando se celebraba la fiesta del Año Nuevo y se introducían en la ciudad los diversos dioses de Babilonia. Con respecto al avance de Ciro, la crónica dice que después de la victoria conseguida en Opis, capturó Sippar (a unos 60 Km. al N. de Babilonia), y “Nabonid huyó”. Luego sigue el relato de la conquista medopersa de Babilonia, y se dice que Nabonido fue hecho prisionero cuando volvió a esa ciudad. (La Sabiduría del Antiguo Oriente, pág. 241.)
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NabonidoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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¿Qué información recoge la Crónica de Nabonido?
La Crónica de Nabonido, llamada también “Crónica de Ciro-Nabonido” y “La tablilla de los anales de Ciro”, es un fragmento de una tablilla de arcilla que actualmente se conserva en el Museo Británico. Narra principalmente los acontecimientos más importantes del reinado de Nabonido, el último monarca supremo de Babilonia, y contiene un relato conciso de la caída de Babilonia ante las tropas de Ciro. Aunque no hay duda de que proviene de Babilonia y está escrita en caracteres cuneiformes babilonios, los eruditos que han examinado su estilo dicen que puede datar del período seléucida (312 a 65 a. E.C.), es decir, unos dos siglos o más después del tiempo de Nabonido. Es casi seguro que se trata de una copia de un documento anterior. Toda la crónica glorifica de manera tan notable a Ciro y desprecia tanto a Nabonido, que se cree obra de un escriba persa, e incluso se ha dicho que es “propaganda persa”. Sin embargo, aunque pueda ser así, hay historiadores que opinan que la información circunstancial que contiene es confiable.
A pesar de la brevedad de la Crónica de Nabonido —la tablilla mide aproximadamente 14 cm. en la parte más ancha y otros tantos de longitud—, sigue siendo el registro cuneiforme existente más completo de la caída de Babilonia. Algunas secciones de la tercera de sus cuatro columnas, empezando en la línea cinco, leen: “[Decimoséptimo año]: [...] En el mes de Tašritu, cuando Ciro atacó el ejército de Akkad en Opis, junto al Tigris, los habitantes de Akkad se rebelaron, pero él (Nabonid) pasó a cuchillo a los aturdidos habitantes. El día 14 Sippar fue tomada sin combate. Nabonid huyó. El día 16, Gobrias (ugbaru), gobernador de Gutium, y el ejército de Ciro entraron en Babilonia sin combate. Después Nabonid fue apresado en Babilonia, a la que volvió. [...] En el mes de Arahšamnu, el día 3, Ciro entró en Babilonia, ramas verdes se extendieron delante de él: el estado de ‘Paz’ (šulmu) se impuso en la ciudad”. (La Sabiduría del Antiguo Oriente, edición de J. B. Pritchard, págs. 240, 241.)
Debe decirse que la expresión “Decimoséptimo año” no aparece en la tablilla, puesto que esta parte del texto está deteriorada. La han insertado los traductores, pues en su opinión el decimoséptimo año de Nabonido fue el último de su reinado. De modo que deducen que la caída de Babilonia se produjo en ese año de su reinado y que estas palabras aparecerían en la tablilla si no estuviera deteriorada. Aun en el caso de que el reinado de Nabonido hubiera durado más de lo que generalmente se ha supuesto, no afectaría la fecha aceptada de 539 a. E.C. como el año de la caída de Babilonia, puesto que hay otras fuentes que indican que fue ese año. Sin embargo, este factor resta algo de valor a la Crónica de Nabonido.
Aunque falta el año, la tablilla da el mes y el día de la caída de la ciudad. Con estos datos, los cronólogos seglares calculan que el día 16 de Tašritu (Tisri) corresponde al 11 de octubre del año 539 a. E.C. según el calendario juliano (5 de octubre según el gregoriano). Como esta es una fecha aceptada y no hay ninguna prueba que la contradiga, se usa como una “fecha absoluta” para coordinar la historia seglar con la bíblica. (Véase CRONOLOGÍA.)
Es interesante lo que la crónica dice sobre la noche en que cayó Babilonia: “El ejército de Ciro entró en Babilonia sin combate”. Estas palabras probablemente signifiquen que no hubo un conflicto general, y concuerdan con la profecía de Jeremías de que ‘los hombres poderosos de Babilonia cesarían de pelear’. (Jer 51:30.)
También es de interés señalar que en la crónica se hacen claras referencias a Belsasar. Aunque no se le menciona específicamente, a la luz de porciones posteriores del texto (col. 2, líneas 5, 10, 19, 23), Sidney Smith reconstruyó la columna 1, línea 8, de manera que en su obra Babylonian Historical Texts: Relating to the Capture and Downfall of Babylon (Londres, 1924, pág. 100), lee que Nabonido delegó en Belsasar el reinado y le hizo corregente. La crónica repite con frecuencia que el ‘príncipe heredero estaba en Akkad [Babilonia]’, mientras que Nabonido estaba en Temá (Arabia). Sin embargo, el que no se mencione por nombre a Belsasar ni se haga referencia a su muerte, en modo alguno cuestiona la exactitud del libro inspirado de Daniel, en el que el nombre de Belsasar aparece ocho veces y su muerte cierra la gráfica narración de la caída de Babilonia que se halla en el capítulo 5. Todo lo contrario, pues los expertos reconocen que la Crónica de Nabonido es extremadamente corta, y, como ya se ha indicado, opinan que se escribió para difamar a Nabonido, no para hacer un relato detallado de los hechos históricos. Como dice R. P. Dougherty en su libro Nabonidus and Belshazzar (pág. 200), “puede considerarse que el relato bíblico es superior debido a que emplea el nombre de Belsasar” (cursivas nuestras).
Aunque la cuarta columna de la crónica está rota, la parte que puede leerse ha llevado a los doctos a la conclusión de que habla de un asedio posterior de Babilonia, que había sido tomada por algún usurpador. Se cree que el primer asedio que sufrió la ciudad después de la victoria de Ciro se produjo durante el levantamiento de Nabucodonosor III (Nidintu-Bel), quien afirmaba ser hijo de Nabonido. Se le derrotó en el primer año de Darío I, lo que correspondería a las postrimerías de 522 a. E.C.
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