BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Lluvia
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • LLUVIA

      Parte esencial del ciclo mediante el cual el agua que se eleva a la atmósfera en forma de vapor desde las superficies terrestres y acuosas de nuestro planeta, se condensa y cae al suelo, y así aporta la humedad necesaria para la vida vegetal y animal. La Biblia habla de la lluvia en relación con este confiable ciclo sabiamente ordenado. (Job 36:27, 28; Ec 1:7; Isa 55:10.)

  • Lluvia
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Cómo se produce. Una de las preguntas que Jehová le planteó a Job, y que subrayó el entendimiento limitado que el hombre tiene acerca de la Tierra y de las fuerzas y leyes de la creación, fue: “¿Existe padre para la lluvia?”. (Job 38:28.) Aunque los meteorólogos han hecho muchos estudios sobre cómo se produce la lluvia, todo cuanto se sabe hasta ahora no deja de ser teoría. Cuando el aire caliente, que lleva consigo vapor de agua, asciende y se enfría, su carga húmeda se condensa en pequeñas gotas de agua. Según sostiene una teoría, la precipitación del agua se produce cuando las gotas de vapor de agua condensado caen y crecen por agregación e impacto con las gotas de agua más pequeñas de nubes más bajas, hasta que alcanzan un peso superior al empuje del aire ascendente y caen en forma de lluvia. Otra teoría explica que las agujas de hielo que se forman en las nubes superiores debido a las bajas temperaturas que se dan en lo alto de la atmósfera, caen en el curso de los movimientos de ascenso y descenso a que están sujetas, y cuando lo hacen, se funden en gotas de agua al pasar por corrientes de aire más caliente.

  • Lluvia
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Las precipitaciones en la Tierra Prometida. Una característica del clima de la Tierra Prometida es la variedad en la cantidad de precipitaciones. Hay dos factores determinantes que lo explican: la proximidad al mar y la orografía del terreno. La llanura que discurre paralela a la costa mediterránea tiene una gran cantidad de precipitaciones durante la temporada de lluvias, cantidad que disminuye según se baja de N. a S. La humedad que el viento arrastra desde el mar hacia el E. se concentra sobre todo en la región montañosa, donde se da un elevado índice de condensación, por lo que la precipitación tiende a ser mayor en esa zona. En consecuencia, el valle del Jordán se halla protegido de la lluvia, pues el aire descarga gran parte de su humedad a su paso por las montañas y sufre un progresivo calentamiento al dirigirse hacia el valle. No obstante, cuando este aire alcanza la elevada meseta que está al E. del Jordán, se forman nuevamente nubes que descargan alguna precipitación. Este hecho permite que en esa franja oriental la tierra sea idónea para el pastoreo y algunas variedades de cultivos. Más hacia el E. se halla el desierto, donde la lluvia es escasa e infrecuente y no riega el suelo lo suficiente como para que sea aprovechable para el cultivo o la cría de ganado.

      Estaciones. En la Tierra Prometida, las dos estaciones principales, el verano y el invierno, pueden denominarse con bastante exactitud: la estación seca y la estación lluviosa. (Compárese con Sl 32:4; Can 2:11, nota.) Desde mediados de abril hasta mediados de octubre llueve muy poco, y es cuando se lleva a cabo la cosecha. Proverbios 26:1 muestra que se consideraba algo fuera de lugar el que lloviese en el tiempo de la cosecha. (Compárese con 1Sa 12:17-19.) Durante la estación lluviosa las precipitaciones no son constantes; se alternan con días claros. Como esta también es la época fría, el estar expuestos a la lluvia resulta muy desapacible. (Esd 10:9, 13.) Por lo tanto, se agradece mucho un refugio confortable. (Isa 4:6; 25:4; 32:2; Job 24:8.)

      Lluvias de otoño y primavera. La Biblia menciona la “lluvia [temprana] del otoño y la lluvia [tardía] de la primavera” que Dios prometió que caerían sobre los israelitas fieles como una bendición. (Dt 11:14, nota; Jer 5:24; Joe 2:23, 24.) Durante los meses de verano e invierno, el labrador esperaba estas lluvias con paciencia. (Snt 5:7; compárese con Job 29:23.) La lluvia temprana, o de otoño (que empezaba a mediados de octubre), se esperaba ansiosamente para aliviar el calor y la sequedad del verano. Era necesaria antes de empezar la siembra, pues ablandaba el suelo y permitía que el labrador arase su tierra. Asimismo, la lluvia tardía o de primavera (a mediados de abril) se requería para regar las cosechas, y en especial el grano, de modo que pudiese madurar. (Zac 10:1; Am 4:7; Can 2:11-13.)

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir