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SacerdotePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Zacarías, el padre de Juan el Bautista, era un sacerdote de la octava división, la de Abías. Sin embargo, si el doctor Edersheim estuviese en lo cierto, puede que Zacarías no fuese descendiente de Abías, sino que solo perteneciese a la división que llevaba su nombre. (1Cr 24:10; Lu 1:5.) Al no haber información más completa, no se pueden sacar conclusiones definitivas.
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SacerdotePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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El servicio diario que probablemente se consideraba de más honor era el de quemar incienso sobre el altar de oro. Esto se hacía después de ofrecer el sacrificio. Mientras se quemaba el incienso, el pueblo estaba reunido en oración fuera del santuario. La tradición rabínica dice que se echaban suertes para efectuar este servicio, pero que a alguien que hubiera oficiado previamente no se le permitía participar a menos que todos los presentes hubieran realizado ese servicio antes. (El Templo: Su ministerio y servicios en tiempos de Cristo, págs. 166, 175.) Si esto era así, por lo general un sacerdote solo tendría ese honor una vez en su vida. Era este servicio el que estaba efectuando Zacarías cuando el ángel Gabriel se le apareció para anunciarle que él y su esposa Elisabet tendrían un hijo. Cuando Zacarías salió del santuario, la muchedumbre reunida allí pudo discernir por su apariencia y su incapacidad para hablar que había visto algo sobrenatural en el santuario; por lo tanto, el suceso llegó a ser de conocimiento público. (Lu 1:8-23.)
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