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PazPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Cuando Cristo Jesús estuvo en la Tierra, ni los judíos naturales ni aquellos que no lo eran estaban en paz con Jehová Dios. Por haber transgredido la ley de Dios, los judíos estaban bajo la maldición de la Ley. (Gál 3:12, 13.) Los gentiles, que no estaban en pacto con Dios, “no tenían esperanza, y estaban sin Dios en el mundo”. (Ef 2:12.) Sin embargo, por medio de Cristo Jesús ambos pueblos recibieron la oportunidad de entrar en una relación pacífica con Dios, como habían anticipado los ángeles a los pastores cuando nació Jesús: “Sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad”. (Lu 2:14.)
El mensaje de paz que Jesús y sus seguidores proclamaron atrajo a los ‘amigos de la paz’, es decir, a los que deseaban reconciliarse con Dios. (Mt 10:13; Lu 10:5, 6; Hch 10:36.) Pero al mismo tiempo causó división en las familias, pues unos lo aceptaron y otros lo rechazaron. (Mt 10:34; Lu 12:51.) La mayoría de los judíos rechazaron el mensaje, y por eso no discernieron “las cosas que tienen que ver con la paz”, entre las que se hallaban el arrepentimiento y el aceptar a Jesús como el Mesías. (Compárese con Lu 1:79; 3:3-6; Jn 1:29-34.) Su negligencia desembocó en que los ejércitos romanos destruyeran Jerusalén en el año 70 E.C. (Lu 19:42-44.)
Sin embargo, incluso los judíos que aceptaron “las buenas nuevas de paz” eran pecadores y necesitaban que se expiasen sus transgresiones para disfrutar de paz con Jehová Dios. La muerte de Jesús como sacrificio de rescate satisfizo esta necesidad, pues se había predicho: “El castigo que era para nuestra paz estuvo sobre él, y a causa de sus heridas ha habido una curación para nosotros”. (Isa 53:5.) Su muerte en sacrificio en un madero de tormento también proveyó la base para cancelar la ley mosaica, que separaba a los judíos de los no judíos. Por lo tanto, al hacerse cristianos, ambos pueblos estarían en paz con Dios y entre sí. Pablo dijo a este respecto: “Él [Jesús] es nuestra paz, el que hizo de los dos grupos uno solo y destruyó el muro de en medio que los separaba. Por medio de su carne abolió la enemistad, la Ley de mandamientos que consistía en decretos, para crear de los dos pueblos en unión consigo mismo un solo hombre nuevo, y hacer la paz; y para reconciliar plenamente con Dios a ambos pueblos en un solo cuerpo mediante el madero de tormento, porque había matado la enemistad por medio de sí mismo. Y vino y les declaró las buenas nuevas de paz a ustedes, los que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca, porque mediante él nosotros, ambos pueblos, tenemos el acceso al Padre por un solo espíritu”. (Ef 2:14-18; compárese con Ro 2:10, 11; Col 1:20-23.)
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PazPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Los cristianos también deseaban que otros disfrutaran de paz. Por lo tanto, llevaron a cabo su guerra espiritual “teniendo calzados los pies con el equipo de las buenas nuevas de la paz”. (Ef 6:15.)
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