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  • Jóvenes que aman a Dios
    La Atalaya 1969 | 15 de enero
    • pensó que le agradaría a Jehová, y salió con las mejores intenciones. Para ahora mi esposa estaba realmente preocupada, pues vivimos en una calle bulliciosa, y mis tíos comenzaron a ayudar en la búsqueda. Puesto que no la pudieron hallar, regresaron a casa con la idea de llamar a la policía.

      “Cuando llegaron por la entrada de los automóviles, ¿quién creen que estaba esperando pacientemente a todos? pues, mi hijita. Después de todo, ella había hecho lo que ella creía que Jehová deseaba que hiciera, y entonces regresó a casa. Cuando llegué a casa, se le aplicó disciplina y se le dio estímulo también para no enfriar su celo. Razoné con ella y cuidadosamente le expliqué que nunca debe salir sola, ya que estaría en peligro debido a su edad. ‘Pero, papá, no estaba sola,’ contestó sinceramente.

      “‘¿No estabas sola?’ pregunté.

      “‘No, verás, Juanito estaba conmigo y yo le estaba mostrando cómo ir de casa en casa también,’ dijo contenta. Esta debe haber sido una nueva experiencia para Juanito, ya que él es de un hogar católico. A pesar de la edad de ella, nuestra hijita quería servir a Jehová y hasta estaba entrenando a otro a hacerlo. Ahora ella comprende la importancia de que alguien la acompañe, porque acaba de cumplir cinco años de edad.”

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    La Atalaya 1969 | 15 de enero
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      MINISTERIO DEL CAMPO

      El tiempo realmente significa vida. Y los cristianos estiman su vida. Por eso desean andar prudentemente, comprándose todo el tiempo posible para servir a Dios durante estos días inicuos. (Efe. 5:15, 16) Al observar los acontecimientos del mundo reconocen que el fin de este sistema de cosas se acerca rápidamente. De modo que ahora tienen una oportunidad que nunca más se les volverá a presentar. ¿Cómo, pues, puede uno comprarse tiempo para hacer la voluntad de Dios? Valiéndose de los privilegios cristianos a costa de otras cosas. Los testigos de Jehová lo hacen por medio de hacer lugar en su programa de actividades para dirigir a otros al reino de Dios, para que puedan andar prudentemente en estos días inicuos. Durante enero estos testigos cristianos les ofrecerán a las personas que se interesen esta revista bíblica que anuncia el reino de Jehová. La suscripción de un año a La Atalaya, junto con tres folletos bíblicos, se ofrecerá por un dólar.

      ESTUDIOS DE “LA ATALAYA” PARA LAS SEMANAS

      9 de febrero: “Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” Página 41.

      16 de febrero: “No desistamos de hacer lo que es excelente.” Página 47.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1969 | 15 de enero
    • Preguntas de los lectores

      ● Me gustaría llegar a ser testigo de Jehová, pero hace unos años me divorcié y me volví a casar. ¿Qué pasos tengo que dar para ser acepto para el bautismo?—D. C., EE. UU.

      Recibimos con regularidad preguntas de esta clase. Es bueno ver que la verdad que está registrada en la Biblia ha llegado al corazón de los que preguntan y los ha impulsado a querer vivir en armonía con los requisitos justos de Dios para poder servirle de manera acepta. Tales individuos merecen encomio.

      Las circunstancias pasadas de los que vienen a un conocimiento exacto de Dios varían mucho. Algunos han estado casados, divorciados y se han vuelto a casar (hasta varias veces) antes de aprender acerca de la voluntad de Dios y de sus requisitos morales en cuanto al matrimonio. No pudiendo tratar de cada situación en particular aquí, presentaremos algunos comentarios generales que probablemente abarquen la mayoría de los casos.

      Tocante a matrimonio, los cristianos están obligados a vivir de acuerdo con dos códigos. El primero, y más importante, es la ley de Dios. Obviamente, Jehová como el Creador y Legislador tiene el derecho de mandar cómo sus criaturas deben comportarse. (Isa. 33:22) El otro es la ley del país donde uno vive. Por declaración directa y por ejemplo la Biblia indica que los que desean el favor de Dios tienen que cumplir con los requisitos legales respecto al registro de su matrimonio. (Mat. 22:21; Tito 3:1; Luc. 2:1-5) Los cristianos no pueden pasar por alto ni una ni la otra de estas leyes.

      En vista de eso, la persona que se casa tiene que hacer más que reconocer que está aceptando responsabilidad delante de Dios; también tiene que cumplir con los requisitos legales del país donde vive. En sentido cristiano no está verdaderamente casada y no tiene derecho a los privilegios del matrimonio hasta que haya hecho eso.

      Ahora invirtamos este asunto y consideremos el divorcio. Tomando en cuenta lo ya dicho, debe ser evidente que tanto los requisitos de Dios como los del Estado tienen que satisfacerse en cuanto al divorcio. Tal vez la ley del país permita el divorcio sobre muchas bases, pero la ley de Dios solo permite el divorcio sobre la base de adulterio. (Mat. 19:9)a Si una persona obtiene un divorcio sobre alguna base que no sea adulterio (porque no se haya cometido adulterio), no está libre, según la ley de Dios, para casarse de nuevo. Detallando esto más, si una persona que ha obtenido tal divorcio legal, pero no bíblico, se casa después con otra persona, esto sería una violación seria de la ley de Dios; sería adulterio. (Por otra parte, si se hubiera cometido adulterio, el cónyuge inocente no estaría libre para buscar otro cónyuge hasta haberse completado el divorcio legal. Es preciso llenar los requisitos de Dios así como los del Estado.)

      Ahora bien, si una persona que no conocía la ley de Dios obtuvo un divorcio legal sobre alguna base no bíblica y luego se casó de nuevo, habría satisfecho los requisitos de la ley del país, pero al volverse a casar la persona habría cometido adulterio según la ley divina. Este adulterio termina el matrimonio anterior según la ley de Dios, pero lo hace por medio de una violación seria de la propia ley de Jehová. ¿Qué habrá de hacerse en tal caso?

      Muchas personas cometieron pecados antes de aprender acerca de los requisitos de Dios. Antes de llegar a ser cristianos, algunos de la congregación cristiana de la antigua Corinto habían sido adúlteros, fornicadores, homosexuales y borrachos. ¡Pero cambiaron! Para cuando dedicaron su vida a Dios y se bautizaron vivían en una condición moral limpia. ¿Qué hubo en cuanto a sus pecados pasados? Esos pecados fueron perdonados; los individuos fueron “lavados” por medio de la fe en el sacrificio de rescate de Jesucristo.—1 Cor. 6:9-11.

      En consecuencia, si hoy una persona aprende la ley de Dios y comprende que en el pasado cometió el pecado serio de adulterio, debe dirigirse a Dios en oración y pedir perdón sobre la base del sacrificio de rescate de Jesucristo. Como declaró el apóstol Pedro: “Todo el que pone fe en él [Jesús] consigue perdón de pecados por medio de su nombre.” (Hech. 10:43; Efe. 1:7) Entonces debe probar la sinceridad de su arrepentimiento. Pero ¿cómo? No puede volver a su cónyuge anterior. Ya no tiene ningún derecho legal ni bíblico sobre esa persona. Tampoco puede volver atrás y vivir de nuevo su vida. Pero sí puede vivir en armonía con las leyes y principios bíblicos desde entonces en adelante. Puede mostrar que ahora reconoce y aprecia lo sagrado que es el matrimonio por medio de cumplir con las responsabilidades que ahora tiene como persona casada, y puede avanzar en aprender la voluntad de Dios y en hacerla.—Col. 1:9, 10.

      [Nota]

      a Para detalles, vea el capítulo 8 de Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios, publicado por la Sociedad Watchtower Bible and Tract.

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