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  • ¿Por qué hay tantas religiones que afirman ser cristianas?
    La Atalaya 1984 | 1 de febrero
    • ¿Por qué hay tantas religiones que afirman ser cristianas?

      APROXIMADAMENTE una cuarta parte de la población del mundo afirma ser cristiana. Todos éstos alegan seguir a Jesucristo, y, no obstante, están muy divididos entre sí. Se dice que unos 580.000.000 de ellos son católicos romanos. Pero desde el concilio Vaticano II éstos se han dividido en católicos liberales y católicos tradicionalistas que favorecen el uso del latín. Los aproximadamente 74.000.000 de miembros de la religión ortodoxa oriental están divididos en varias iglesias nacionales, que difieren unas de otras en sus ritos litúrgicos. En lo que tiene que ver con los más de 343.000.000 de protestantes, éstos están separados unos de otros en numerosas iglesias episcopales, luteranas, calvinistas (presbiterianas reformadas), bautistas, metodistas y otras iglesias.

      Todas estas iglesias se consideran religiones “establecidas”, “ortodoxas”, “respetables”. A estas hay que agregar los centenares de llamadas sectas despreciadas por la corriente principal católica, ortodoxa y protestante.

      ¿“Ortodoxas”, o “heréticas”?

      En realidad, cuando son examinadas conforme a métodos históricos imparciales, ni siquiera una de las iglesias “cristianas” tradicionales puede afirmar que es la religión cristiana original. Todas ellas empezaron como vástagos —sectas— sí, hasta la que afirma ser la más antigua de todas, ¡la Iglesia Católica Romana!

      Desde el punto de vista histórico, varias ciudades podrían reclamar precedencia sobre Roma como centros primitivos del cristianismo. Cuando el cristianismo se fundó en el Pentecostés de 33 E.C., no había ni un solo seguidor de Cristo en Roma. Indisputablemente, el primer centro de la congregación cristiana fue Jerusalén. Es cierto que judíos y prosélitos de Roma estuvieron presentes en Jerusalén durante el Pentecostés, y algunos de ellos sin duda se hicieron cristianos y regresaron a Roma, para fundar una congregación cristiana allí. Pero sucedió así también en el caso de muchos otros lugares mencionados en la Biblia. De hecho, los residentes temporales procedentes de Roma figuran hacia el final de la lista, justamente antes de los últimos dos grupos nacionales, que son los cretenses y los árabes. (Hechos 2:5-11.)

      En aquellos días primitivos, Roma no era una sede central desde la cual se organizaban las actividades cristianas. No fue en Roma, sino en Antioquía de Siria, donde por primera vez se llamo cristianos a los discípulos de Jesús (Hechos 11:26). Además, fue desde Antioquía, no desde Roma, que el apóstol Pablo emprendió sus tres viajes misionales (Hechos 13:1-4; 14:26; 15:35, 36; 18:22, 23). Es cierto que probablemente se ejecutó a Pablo en Roma. Pero él no fue uno de los 12 apóstoles de Jesús, pues a Judas Iscariote lo reemplazó Matías (Hechos 1:23-26). De hecho, no hay absolutamente ninguna prueba bíblica de que alguno de los 12 apóstoles haya ido a Roma o haya muerto allí. El último apóstol en morir fue Juan, quien probablemente murió en Éfeso o cerca de esta ciudad. La muerte de los apóstoles dejó la puerta abierta de par en par para que se desarrollara la apostasía. (1 Juan 2:18, 19; 2 Tesalonicenses 2:3, 4.)

      Con el tiempo, otras ciudades se hicieron prominentes como centros del cristianismo apóstata. Entre éstas figuran Alejandría y Cartago, en África del Norte, y Bizancio (que luego llegó a ser Constantinopla), ubicada en la frontera entre Asia y Europa. En Occidente, se desarrolló una iglesia rica y poderosa en Roma, la capital del Imperio.

      Con la aparición de la apostasía predicha por los apóstoles, se desarrolló una clase clerical. Hombres prominentes se levantaron por encima del rebaño y llegaron a ser llamados obispos. Estos compitieron por el poder y llegaron a ser cabezas de tendencias o sectas rivales dentro del cristianismo apóstata. En tiempos primitivos ninguna ciudad ni ningún obispo dominaba claramente a otras ciudades o a otros obispos. Pero se desarrolló una lucha por el poder respecto a cuál secta o vástago apóstata del cristianismo bíblico original se establecería como “ortodoxa”, de modo que las demás llegarían a ser “heréticas”.

      Todas eran sectas al principio

      Una de las obras más recientes que trata este asunto declara: “¿Qué fue la herejía cristiana? Y, de hecho, ¿qué fue la Iglesia? [...] El cristianismo [apóstata] empezó con la confusión, la controversia y el cisma, y continuó así. Una iglesia ortodoxa dominante, con una estructura eclesiástica reconocible, surgió solo muy gradualmente. [...] Y, como es el caso cuando se trata de tales luchas, no fue especialmente edificante. [...] Durante los siglos primero y segundo A.C. las zonas centrales y orientales del Mediterráneo estaban llenas de una infinidad de ideas religiosas, que luchaban por propagarse. [...] Desde el principio, entonces, hubo numerosas variedades de cristianismo que tenían poco en común las unas con las otras. [...] Es inexacto decir que haya habido algún tipo de cristianismo dominante antes de la última mitad del tercer siglo. Por lo que podemos ver, para fines del primer siglo, y prácticamente durante todo el segundo siglo, la mayor parte de los cristianos creían en variedades del gnosticismo cristiano, o pertenecían a sectas evangelistas agrupadas en torno a personajes carismáticos. [...] La ortodoxia era meramente una de las diversas formas del cristianismo durante el tercer siglo, y tal vez no llegó a ser predominante sino hasta el tiempo de Eusebio la principios del cuarto siglo]”. (A History of Christianity, por Paul Johnson.)

      El apóstol Pablo predijo dichos sucesos, como sigue: “Va a llegar el tiempo en que la gente no soportará la sana enseñanza; más bien, según sus propios caprichos, se buscarán un montón de maestros que sólo les enseñen lo que ellos quieran oír. Darán la espalda a la verdad y harán caso a toda clase de cuentos”. (2 Timoteo 4:3, 4, Versión Popular.)

      Algunos de tales maestros apóstatas llegaron a ser lo que las iglesias de la cristiandad llaman padres de la iglesia. Generalmente son clasificados como padres antenicenos y posnicenos, pues el punto de viraje fue el llamado Primer Concilio Ecuménico de Nicea, que el emperador pagano de Roma, Constantino, convocó en aquella ciudad de Asia Menor en 325 E.C.

      Se hacen esfuerzos por establecer la primacía de Roma

      Es de notar que la mayor parte de los “padres” del segundo y tercer siglo no tuvieron su sede oficial en Roma, y escribieron en griego, no en latín. La Encyclopaedia Britannica confirma esto, al declarar: “Hasta aproximadamente el año 250 la mayoría de los líderes cristianos de Occidente hablaban griego, no latín (p. ej., Ireneo e Hipólito). La teología latina principal no provino de Roma, sino de África del Norte (p. ej., Tertuliano y Cipriano)”.

      En aquellos primeros siglos de la apostasía, ¿cuáles ciudades fueron los grandes centros de la llamada teología cristiana? No Roma, sino Antioquía, Alejandría, Cartago, Cesarea, Jerusalén y varias ciudades de Asia Menor. The Catholic Encyclopedia admite: “Aunque Roma era poderosa y venerada en el segundo siglo, [...] la interrupción en su literatura es completa. La literatura latina es, por lo tanto, [...] prácticamente dos siglos y medio más joven [que la griega]. Tertuliano es único, y él se volvió hereje. Hasta mediados del cuarto siglo había aparecido tan solo un padre latino [Cipriano, de Cartago, África del Norte]. [...] Desde Cipriano (que murió en 258) hasta Hilario (que murió alrededor del 367 [...] no hubo teología en absoluto”.

      ¿Cómo, entonces, logró la iglesia de Roma establecer su primacía sobre las iglesias de otras ciudades que habían sido mucho más prominentes que ella en producir “padres de la iglesia”? Sin duda, un factor fue el prestigio de estar situada en la capital del imperio. Ella era una iglesia rica que enviaba ayuda financiera a iglesias más pobres de otras ciudades, y esto proporcionó cierto poder a su obispo. Este empezó a reclamar el derecho de oír apelaciones contra las decisiones de obispos locales respecto a asuntos relacionados con la disciplina de la iglesia.

      Además, tal como el emperador pagano de Roma, Constantino, reconocía que él podía usar el cristianismo apóstata para consolidar el imperio decadente, así también el obispo de Roma se dio cuenta de que el paganismo podía proporcionar cierto atractivo popular a su tipo de cristianismo apóstata. La iglesia de Roma había adoptado el domingo de los paganos como día para celebrar la Pascua, mientras que las iglesias de las ciudades orientales habían estado celebrándola en cualquier día de la semana que cayera el 14 de Nisán del calendario judío. Además, mientras que algunas iglesias orientales tendían a seguir a Arrio, quien negaba la doctrina de la Trinidad, Roma prontamente adoptó la idea pagana de un dios trino.

      En ambos asuntos, el emperador Constantino salió a favor de Roma. Hizo esto en 321 E.C. por medio de instituir una ley para la observancia del domingo e imponer, durante el Concilio de Nicea de 325 E.C., la Trinidad. Fusionó el cristianismo apóstata con el culto pagano de Roma e hizo que esta forma de adoración “universal” o “católica” fuera la religión del estado.

      Entonces, en 382 E.C., el emperador Graciano promulgó una constitución en la que concedió a Dámaso, obispo de Roma, el derecho de oír apelaciones de otros obispos, aun de los que estuvieran en las “regiones más distantes” del Imperio. Aunque los obispos de Oriente y hasta algunos de Occidente rebatieron esta decisión, ésta indudablemente dio autoridad al obispo de Roma. El obispo Dámaso aceptó la insignia de Pontifex Maximus, ¡título y oficio pagano al cual, con el tiempo, el emperador Graciano había renunciado por considerar que no era propio para un cristiano! Dámaso no tuvo dicho escrúpulo. De acuerdo con The Catholic Encyclopedia, Pontifex Maximus todavía se considera uno de los “más notables títulos” que lleva el papa. En francés todavía se llama al papa le souverain pontife, el sumo pontífice.

      Cismas, disidencia y reforma

      Naturalmente, no dejó de haber quienes se opusieran a la supremacía que reclamaba el obispo de Roma. Los líderes del cristianismo apóstata en ciudades como Alejandría, Jerusalén, Antioquía y especialmente Constantinopla, pusieron en tela de juicio dicha usurpación. No obstante, aunque los líderes religiosos de estas ciudades estaban unidos en cuanto a oponerse a la dominación de Roma, no concordaban entre sí respecto a asuntos doctrinales. Había opiniones contradictorias en éstas y otras ciudades, lo cual resultó en que surgieran diferentes sectas, y todas ellas afirmaban ser cristianas.

      Se hicieron varios esfuerzos por remendar la brecha que se hacía cada vez más grande entre las sectas cristianas apóstatas rivales, cuyas sedes estaban en Roma y Constantinopla, y por marcar como herejes a los maestros cristianos apóstatas de otras ciudades mediante organizar varios “Concilios Ecuménicos (universales) de la Iglesia” en el transcurso de los siglos. El primero se celebró en Nicea en 325 E.C. a fin de condenar la “herejía” antitrinitaria de Arrio. Otros se celebraron en Constantinopla (cuatro veces), Éfeso, Calcedonia (justamente al otro lado de Constantinopla, al cruzar el Bósforo), y nuevamente en Nicea. Los primeros siete concilios son reconocidos tanto por la Iglesia Católica Romana como por la Iglesia Ortodoxa. El cuerpo de doctrinas que se forjó en estos concilios incluía la Trinidad, la creencia en que María es la “madre de Dios” y otros dogmas que no tienen nada que ver con el cristianismo de la Biblia. Estos concilios eclesiásticos condenaron varias “herejías” también, de modo que contribuyeron a la formación de aun más subdivisiones (sectas) del cristianismo apóstata.

      Es interesante que ninguno de estos concilios eclesiásticos “universales” se celebró en Roma, ciudad que afirmaba ser la sede universal del cristianismo. No fue sino hasta 1123 E.C. que el primer llamado Concilio Ecuménico se celebró en Roma. Pero para entonces el “gran cisma” entre Roma y las iglesias orientales se había realizado, pues la primera separación se efectuó en 867 E.C., y el cisma final en 1054. Por lo tanto, desde un punto de vista estrictamente histórico, nunca se celebró en Roma un concilio verdaderamente ecuménico o universal.

      El cristianismo apóstata de Oriente que se separó de Roma no se unió en torno a algún obispo que afirmara ser el vicario de Cristo sobre la Tierra. La iglesia de Constantinopla (que también se llama la Nueva Roma) hubiera querido llegar a ser la “Roma” de la religión ortodoxa oriental. Pero no logró esto. Con el tiempo, la ortodoxia oriental llegó a estar dividida en 15 iglesias nacionales autónomas que conceden una primacía meramente honoraria al patriarca de Constantinopla, ciudad que hoy se llama Estambul. Además, hay varias iglesias orientales independientes que no reconocen la autoridad ni de Roma ni de Constantinopla. Decididamente, el “cristianismo” oriental es una casa dividida.

      Después del cisma oriental, la iglesia romana, aunque todavía esperaba reintegrar a las iglesias orientales, por lo menos contaba con ser la señora indisputable de su propia casa... el Occidente. Pero sus problemas no habían terminado. Dentro de poco empezaron a aparecer disidentes. Esto era intolerable, y se tomaron medidas drásticas en contra de dichos “herejes”. Se instituyó la Inquisición, pero la disensión continuó. En el siglo XVI estalló una revuelta general, primero por razones religiosas y luego por razones políticas.

      Esta revuelta, llamada la Reforma, produjo un tercer grupo de religiones que también afirman ser cristianas. Pero en vez de restaurar la unidad que había existido originalmente y las verdades doctrinales del cristianismo bíblico, el protestantismo ha producido una cosecha de iglesias divididas y sectas.

      ¿Por qué hay tantas?

      Si usted pertenece a una iglesia o secta que afirma ser cristiana, sin duda usted se ha preguntado por qué hay tantas religiones que afirman seguir a Cristo y la Biblia. Tal vez usted haya llegado a sentirse disgustado con tales divisiones, especialmente en vista de que resultan en persecución religiosa y guerras religiosas, como ha sido el caso en el transcurso de los siglos hasta el presente. Por éstas y otras razones quizás usted haya dejado de asistir a la iglesia, y se haya contentado con su propio concepto del cristianismo. No obstante, en su corazón usted sabe que el cristianismo tiene que encerrar más que solo eso. La Biblia le deja saber que los primerísimos cristianos constituían una familia espiritual feliz y unida. (Juan 13:34, 35; Efesios 4: 1-6.)

      Hoy, los testigos de Jehová forman dicha familia feliz de cristianos. No son una secta, puesto que ni son discípulos de algún maestro o líder humano ni son un vástago o ramificación de cierta iglesia o secta. Los Testigos tienen antecedentes diversos. No siguen a ningún hombre, sino que siguen a Dios y a Su Hijo, Jesucristo. En respuesta a los que preguntan: “¿Por qué hay tantas religiones que afirman ser cristianas?”, ellos responden: “Debido a que dichos grupos religiosos han seguido a hombres, no lo que dice la Biblia”. Los testigos de Jehová gustosamente pueden ayudarle a hallar el verdadero cristianismo bíblico. Por eso, sírvase hablar con la persona que le proporcionó esta revista, o escriba a los publicadores de ésta.

  • ‘Introduciendo silenciosamente sectas destructivas’
    La Atalaya 1984 | 1 de febrero
    • ‘Introduciendo silenciosamente sectas destructivas’

      “También habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán silenciosamente sectas destructivas.” (2 PEDRO 2:1.)

      1, 2. a) ¿Qué eran originalmente todas las iglesias de la cristiandad? b) Por eso, ¿qué preguntas merecen nuestra consideración?

      ORIGINALMENTE todas las iglesias de la cristiandad eran sectas. Algunas de éstas —particularmente la Iglesia de Roma y las iglesias nacionales de la ortodoxia y el protestantismo— alegan tener primacía sobre las demás confesiones que afirman ser cristianas, las cuales ellas desdeñosamente califican de sectas. Estos hechos históricos se han presentado en los primeros dos artículos.

      2 Sin embargo, algunos tal vez pregunten: ‘¿Verdaderamente predijeron Jesucristo y sus fieles apóstoles un apartarse del cristianismo verdadero? ¿Advirtieron ellos que no se siguiera a hombres que crearan sectas? Hace unos 19 siglos, ¿fue realmente necesario que los verdaderos seguidores de Jesús estuvieran alerta respecto a tales tendencias divisivas? Y ¿se necesita ejercer la misma vigilancia hoy día?’.

      Las primeras tendencias a formar sectas

      3, 4. a) ¿Qué advertencia dio Jesús, y qué significa esto con relación al cristianismo verdadero? b) ¿Qué advertencia similar dio Pedro?

      3 En su Sermón del Monte, Jesús declaró: “Entren por la puerta angosta; porque ancha es la puerta, y cómodo es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por ella; porque angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan. Guárdense de los falsos profetas, los cuales vienen a ustedes en ropa de oveja, pero por dentro son lobos voraces. Por sus frutos los conocerán” (Mateo 7:13-16, Revised Standard Version). No, Jesucristo no dijo que el cristianismo verdadero se convertiría en una religión liberal, fácil o cómoda, universal o “católica”, que convendría a los “muchos”. Sería un camino duro y estrecho que solo los “pocos” hallarían. A estos “pocos” se les advirtió que “falsos profetas” aparentemente inofensivos tratarían de desviarlos hacia el camino “cómodo” o fácil “que conduce a la destrucción”.

      4 Más de 30 años después el apóstol Pedro escribió: “Llegaron a haber también falsos profetas entre el pueblo [de Israel], como también habrá falsos maestros entre ustedes [los cristianos]. Estos mismísimos introducirán silenciosamente sectas destructivas y repudiarán aun al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada. Además, muchos seguirán sus actos de conducta relajada, y por causa de éstos se hablará injuriosamente del camino de la verdad. También, con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas”. (2 Pedro 2:1-3.)

      5. ¿Cuándo comenzaron a aparecer los “lobos” apóstatas, y cómo ‘introdujeron silenciosamente sectas destructivas’?

      5 El “camino de la verdad”, el camino “que conduce a la vida”, es el camino del cristianismo verdadero. Los “falsos profetas”, o “falsos maestros”, son los “lobos” apóstatas “en ropa de oveja” que comenzaron a hacerse notar entre los cristianos primitivos aun antes de la muerte de los apóstoles de Jesús (1 Juan 2:18, 19; 4:1-3). El apóstol Pablo también dio advertencia acerca de tales “lobos opresivos”. Los identificó como hombres que ‘se levantarían y hablarían cosas torcidas para arrastrar a los discípulos tras sí’ (Hechos 20:29, 30). Desde la segunda mitad del primer siglo en adelante, estos falsos maestros ‘introdujeron silenciosamente sectas destructivas’ y explotaron a los cristianos primitivos “con palabras fingidas”. Debido a aquellos apóstatas, ‘se hablaba injuriosamente del camino de la verdad’, el cristianismo verdadero.

      Algunas sectas primitivas

      6. ¿Cómo muestra el libro de Revelación que las sectas apóstatas ya habían aparecido para fines del primer siglo, y por qué las detestaba Cristo?

      6 El apóstol Juan, en la Revelación que recibió alrededor del año 96 de la E.C., registra una serie de mensajes que recibió por inspiración divina en los cuales se reflejan las condiciones espirituales que reinaban entonces en las congregaciones cristianas y que podrían volver a surgir durante la historia. Dos de estos mensajes revelan la existencia de sectas apóstatas que Jesucristo, el cabeza de la congregación cristiana verdadera, detestaba. Parece que por lo menos una de aquellas sectas toleraba la idolatría y la fornicación. (Revelación 2:6, 14, 15.)

      7. ¿Cómo muestran las cartas de Pablo que la lucha contra el sectarismo ya se estaba efectuando en su día?

      7 Varias cartas del apóstol Pablo, escritas mucho tiempo antes, indican que él ya había tenido que luchar tenazmente contra la tendencia de algunos a formar sectas. En su primera carta a los cristianos de Corinto, Pablo deploró la inclinación de ellos a seguir a hombres, puesto que resultaba en “disensiones” y “divisiones” (1 Corintios 1:10-13; 3:1-4). Él expresó una preocupación similar en su carta a los gálatas (Gál 1:6-9; 5:19-21), a Tito (3:9, 10) y a Timoteo. (1 Timoteo 1:3-7; 4:1-3; 6:20, 21; 2 Timoteo 4:3, 4.)

      8. ¿Qué creían los gnósticos, y por qué ‘se hablaba injuriosamente del camino de la verdad’ a causa de éstos?

      8 Algunos eruditos de la Biblia opinan que en la primera carta que Pablo escribió a los corintios y, particularmente, en su carta a los efesios y a los colosenses, él usó a propósito ciertas palabras griegas (tales como gnosis, conocimiento, y pléroma, plenitud) para refutar el gnosticismo. Sea como haya sido, Pablo ciertamente estaba combatiendo ideas apóstatas que las sectas gnósticas desarrollaron después. Los gnósticos, que florecieron durante el segundo siglo de la E.C., eran dualistas, pues creían que toda materia es mala y lo que es espíritu es bueno. Sostenían que la salvación viene por medio del “conocimiento” (gnosis) místico. Su creencia de que el cuerpo carnal es malo los conducía a uno de estos dos extremos: al ascetismo, o a la satisfacción de deseos carnales. El llamado gnosticismo cristiano contribuyó mucho a que se ‘hablara injuriosamente del camino de la verdad’.

      9. Mencione y describa otras sectas primitivas del cristianismo apóstata.

      9 Entre otras sectas primitivas figuraba la de los marcionistas, los seguidores de Marción, hijo de un “obispo” cristiano apóstata de Asia Menor. Marción creía en dos dioses, un Dios imperfecto del “Viejo Testamento” y un Dios de amor que se revela en el “Nuevo Testamento”, o, más bien, en las partes de éste que él aceptaba (algunos de los escritos de Pablo y Lucas). Otra secta del segundo siglo fue el montanismo. Montano fue un “profeta” de Asia Menor que predicó la inminente segunda venida de Cristo y el establecimiento de la Nueva Jerusalén en Pepuza, cerca de la moderna ciudad de Ankara, Turquía. También criticó el poder cada vez mayor de la clase clerical del cristianismo apóstata y sus normas morales cada vez más relajadas. Tertuliano se convirtió al montanismo. Otros dos movimientos de protesta en contra del relajamiento moral entre los llamados cristianos y contra la tolerancia que se mostraba para con los apóstatas fueron los novacianos, del tercer siglo, y los donatistas, del cuarto siglo. No obstante, estos dos grupos cismáticos aceptaron los principales errores doctrinales de las iglesias establecidas y de más antigüedad.

      “El hombre de desafuero” se organiza

      10. ¿A quiénes se debería incluir entre los “falsos maestros” que ‘introdujeron silenciosamente sectas destructivas’?

      10 Todas estas sectas, y otras que no se han mencionado, eran variaciones del cristianismo apóstata. Pero los hombres que las crearon no fueron los únicos “falsos maestros” que ‘introdujeron silenciosamente sectas destructivas’ (2 Pedro 2:1-3). Pedro también predijo que ‘muchos seguirían sus actos de conducta relajada’. Acabamos de ver que algunas de aquellas sectas primitivas fueron creadas para protestar contra la conducta relajada de la clase clerical dominante. De modo que aquellos clérigos deberían figurar también entre los “falsos maestros” y sus iglesias deberían considerarse “sectas destructivas”.

      11. ¿Qué nueva clase estaba empezando a levantarse, y cómo había predicho esto Pablo?

      11 Como ya se ha dicho, todas estas sectas apóstatas contendían por la supremacía. Cada una procuraba que se le considerara la única iglesia “ortodoxa”, “apostólica” y “católica (universal)”, y, en cambio, trataba a las demás como meras sectas heréticas. Al mismo tiempo, en las iglesias más grandes y más poderosas, una clase clerical estaba tratando de levantarse por encima del resto del rebaño. Hablando sobre esta apostasía y la aparición de una clase clerical dominante, el apóstol Pablo escribió: “Que nadie los seduzca de manera alguna, porque [el día de Jehová] no vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre de desafuero quede revelado, el hijo de la destrucción. El está puesto en oposición y se alza a sí mismo sobre todo el que se llama ‘dios’ o todo objeto de reverencia, de modo que se sienta en el templo del Dios, públicamente ostentando ser un dios”. (2 Tesalonicenses 2:2-4.)a

      12. a) ¿Qué es “el hombre de desafuero”, y cuándo quedó completamente revelado este “hombre”? b) ¿Qué pasos llevaron al pleno desarrollo de la clase clerical? c) Describa el sistema jerárquico.

      12 Aquella apostasía ya ‘estaba obrando’ en los días de Pablo. Sin embargo, no quedó completamente revelada sino hasta después de la muerte de los verdaderos apóstoles de Jesús, cuando la “restricción” impuesta por la presencia de éstos fue quitada (2 Tesalonicenses 2:6, 7). Poco a poco empezó a aparecer una clase clerical. A principios del segundo siglo de la E.C., Ignacio, “obispo” de Antioquía, escribió acerca de una jerarquía de tres grados que consistía en obispos, presbíteros (sacerdotes) y diáconos. “El hombre de desafuero” estaba comenzando a tomar forma. Pero el “padre de la iglesia” que realmente organizó a la clase clerical en un sistema jerárquico fue Cipriano, “obispo” de Cartago, África del Norte, quien murió en 258 E.C. El autorizado Dictionnaire de Théologie Catholique dice que Cipriano delineó una jerarquía monárquica de siete grados, en la cual la posición suprema la ocupaba el obispo. Bajo él había sacerdotes, diáconos, subdiáconos, acólitos (monaguillos), lectores y exorcistas. Un octavo grado —el de portero— se añadió después en la iglesia occidental latina, o romana, mientras que la iglesia oriental, o griega, se conformó con una jerarquía de cinco grados. Así, para el tercer siglo de la E.C. el “hombre de desafuero” compuesto, la clase clerical cristiana apóstata, quedó completamente “revelado”. Éste ha continuado durante los siglos en todas las iglesias y sectas de la cristiandad que tienen un ministerio especial o una clase clerical.

      “Sectas destructivas” en el Tiempo del Fin

      13. ¿De qué dos maneras resultan ser “destructivas” las sectas de la cristiandad?

      13 En el griego original, la expresión de Pedro “sectas destructivas” significa literalmente “sectas de destrucción”. Esta expresión tiene significado doble. Las sectas e iglesias de la cristiandad han resultado ser destructivas con relación al cristianismo puro, “el camino de la verdad”. También son “sectas de destrucción” por el hecho de que sus falsos maestros están “trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada” y sobre los que ‘siguen sus actos de conducta relajada’. Pedro añade: “Pero en cuanto a ellos [los falsos maestros], el juicio desde lo antiguo no está moviéndose lentamente, y la destrucción de ellos no dormita” (2 Pedro 2:1-3). Dicha “destrucción acelerada” les sobrevendrá en la “grande tribulación” que viene acercándose rápidamente. (Mateo 24:21.)

      14. ¿Cuándo será destruido “el hombre de desafuero”, y qué probará dicha destrucción?

      14 El apóstol Pablo mostró que el “hombre de desafuero” compuesto no sería destruido sino hasta el tiempo de la “presencia” de Cristo, cuando escribió: “El desaforado será revelado, con quien el Señor Jesús acabará por el espíritu de su boca y reducirá a la nada por la manifestación de su presencia [parousías]” (2 Tesalonicenses 2:8). Sí, la destrucción de la clase clerical u “hombre de desafuero”, junto con el resto del imperio religioso babilónico de Satanás, vendrá como una sobresaliente “manifestación” de la “presencia” o parousía de Cristo, destrucción que probará tanto al amigo como al enemigo que el Señor Jesús está presente en invisibilidad y que la predicha “grande tribulación” ha comenzado.

      Una advertencia a los cristianos verdaderos

      15. ¿Qué advertencia para los cristianos contiene la ilustración de Jesús del trigo y la mala hierba?

      15 La ilustración de Jesús sobre el trigo y la mala hierba mostró que a las iglesias y sectas de la “mala hierba”, o los cristianos apóstatas, se les permitiría crecer en el transcurso de los siglos. Solo en “la conclusión del sistema de cosas” se haría una distinción clara entre tales cristianos falsos y los verdaderos “hijos del reino”, el “trigo” (Mateo 13:24-30, 37-40). Sin embargo, la parábola de Jesús también contiene una advertencia para los cristianos verdaderos, tanto para los ungidos “hijos del reino” como para sus compañeros. Jesús declaró: “El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y ellos recogerán de su reino todas las cosas que hacen tropezar y a los que cometen desafuero, y los arrojarán en el horno ardiente. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes”. (Mateo 13:41, 42.)

      16. a) ¿Qué obra de separación ha continuado desde 1919? b) ¿Qué otra advertencia dieron los apóstoles, y qué comentario añadió Judas?

      16 Desde el año 1919 el “trigo” ha estado separado de la “mala hierba” en el campo religioso. Sin embargo, esto no quiere decir que desde entonces los ángeles del Hijo del hombre no hayan continuado ‘recogiendo de su reino todas las cosas que hacen tropezar y a los que cometen desafuero’. Judas nos recuerda que “los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo” dieron la siguiente advertencia: “En el último tiempo habrá burlones, que procederán según sus propios deseos de cosas impías”. Y Judas añadió: “Estos son los que hacen separaciones [causan divisiones, Versión Popular]”. (Judas 17-19.)

      17. ¿Qué dijo Jesús concerniente al “esclavo malo”?

      17 Lo que Jesús dijo que ocurriría a los desaforados que “hacen tropezar” nos recuerda lo que él dijo después acerca de los que rehusarían reconocer al “esclavo fiel y discreto”, la clase del “trigo” de cristianos ungidos a quienes Cristo ‘nombraría sobre todo lo suyo’. Jesús advirtió: “Mas si alguna vez aquel esclavo malo dijere en su corazón: ‘Mi amo se tarda,’ y comenzare a golpear a sus coesclavos y comiere y bebiere con los borrachos inveterados, vendrá el amo de aquel esclavo en un día que no espera y a una hora que no sabe, y lo castigará con la mayor severidad y le asignará su parte con los hipócritas. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes”. (Mateo 24:45-51.)

      18. a) ¿Cómo manifiestan algunos hoy día los rasgos del “esclavo malo”? b) ¿Adónde irán a parar éstos si continúan ‘causando divisiones’?

      18 Hoy día algunos desleales manifiestan los rasgos de “aquel esclavo malo” al decir en su corazón: “Mi amo se tarda”. Se identifican con los “burlones” que dicen: “¿Dónde está esa prometida presencia de él?” (2 Pedro 3:1-7). Tal como Judas advirtió, tratan de ‘causar divisiones’ (Judas 19, VP). Al criticar a la clase del “esclavo fiel y discreto”, de quien obtuvieron originalmente su conocimiento del “camino de la verdad”, ‘comienzan a golpear a sus coesclavos’. Pero si persisten en su actitud divisiva, al debido tiempo los ángeles los ‘recogerán’ y se les “asignará su parte con los hipócritas” de la cristiandad. ‘Allí es donde lloran y crujen los dientes’, a veces al dar a conocer, por todo medio de publicidad, sus quejas contra supuestas injusticias.

      19. a) ¿Qué dijo Pablo acerca de las “sectas” entre el pueblo de Dios? b) ¿Cómo podemos establecer el hecho de que somos “personas aprobadas”?

      19 Esto nos recuerda lo que Pablo escribió a los corintios: “Porque también tiene que haber sectas entre ustedes, para que las personas aprobadas también se hagan manifiestas entre ustedes” (1 Corintios 11:19). Sí, si algunos hoy tratan de silenciosamente ‘introducir sectas destructivas’ entre los testigos de Jehová, esto provee una excelente oportunidad para que los cristianos leales prueben que son “personas aprobadas” por Dios y Cristo. Ellos pueden y deben demostrar que aprecian la verdadera unidad cristiana. Esta unidad se considerará en el siguiente artículo.

      [Nota a pie de página]

      a Para una consideración completa sobre “el hombre de desafuero”, sírvase leer el capítulo 18 del libro El reino de mil años de Dios se ha acercado, publicado por la Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

      ¿Recuerda usted?

      □ ¿Cuándo y cómo empezó la apostasía de la cristiandad?

      □ ¿Quién o qué es “el hombre de desafuero”?

      □ ¿De qué maneras son “destructivas” las iglesias de la cristiandad?

      □ ¿Qué advertencia da Jesús tocante al “esclavo malo”?

      [Ilustración en la página 11]

      Jesús advirtió que los falsos profetas son como lobos vestidos de oveja

      [Ilustración en la página 13]

      Los cristianos falsos son como la “mala hierba”, que solo merece la destrucción

  • “Un Señor, una fe, un bautismo”
    La Atalaya 1984 | 1 de febrero
    • “Un Señor, una fe, un bautismo”

      “Hay [...] un Señor, una fe, un bautismo; un Dios y Padre de todos, que es sobre todos.” (EFESIOS 4:4-6.)

      1, 2. a) Respecto a Sí Mismo, ¿qué puso claramente de manifiesto Jehová mediante Moisés? b) Entonces, ¿daba eso lugar a diferentes opiniones religiosas en Israel?

      “JEHOVÁ nuestro Dios es un solo Jehová. Ustedes no deben andar tras otros dioses, ninguno de los dioses de los pueblos que se hallan alrededor de ustedes, (porque Jehová tu Dios que se halla en medio de ti es un Dios que exige devoción exclusiva).” Moisés no dejó dudas en la mente de los israelitas reunidos en las llanuras de Moab poco antes de que fueran a entrar en la Tierra Prometida. Declaró francamente que su Dios, Jehová, es un solo Dios, y que Jehová espera adoración exclusiva. En un discurso anterior, Moisés había dicho: “Jehová es el Dios verdadero en los cielos arriba y sobre la tierra abajo. No hay otro. Y tienes que guardar sus disposiciones reglamentarias y sus mandamientos que te estoy mandando hoy, para que te vaya bien”. (Deuteronomio 6:4, 14, 15; 4:39, 40.)

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