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  • Un sueño desconcertante que le atañe
    La Atalaya 1984 | 1 de abril
    • Un sueño desconcertante que le atañe

      EL SUEÑO lo asustó y dejó perplejo. ‘He tenido sueños antes —sin duda dijo para sí el rey meditativo—, y mis sacerdotes, con su magia, me daban la interpretación de los sueños. Si ellos no podían revelarme el significado oculto de un sueño, entonces yo llamaba a mis sortílegos para que me lo explicaran. Si ellos no lo lograban, con toda seguridad mis astrólogos desenmarañaban el misterio. Pero este sueño, ¿por qué es tan desconcertante?’

      Así bien puede que haya pensado Nabucodonosor, de Babilonia, el gobernante de la más grande potencia mundial del siglo VI a. de la E.C. No pudo hallar a nadie en todo su imperio que le interpretara el sueño extraño que había tenido, salvo una persona... Daniel de Judá, cautivo extranjero. En una ocasión previa, este adorador del Dios Jehová había explicado a Nabucodonosor un sueño que nadie más había podido aclarar. (Daniel 2:1-45.)

      Pero puede que usted pregunte: ‘¿Por qué debe interesarme eso? Los sueños son una parte normal de la vida humana. ¿Por qué debería ser diferente ese sueño en particular?’. Pues bien, ese sueño es diferente. ¿Cómo? Porque su significado le atañe a usted y a toda persona que ha vivido desde el año 1914 en adelante.

      El sueño del rey

      Mientras descansaba en su palacio, rodeado de jardines colgantes, Nabucodonosor tuvo un sueño relacionado con un árbol extraordinariamente grande:

      “Ahora bien, sucedió que las visiones de mi cabeza sobre mi cama estuve contemplando, y, ¡mira! un árbol en medio de la tierra, la altura del cual era inmensa. El árbol creció y se hizo fuerte, y su altura misma finalmente alcanzó a los cielos, y era visible hasta la extremidad de toda la tierra. Su follaje era hermoso, y su fruto era abundante, y había alimento para todos en él. Bajo él las bestias del campo buscaban sombra, y en sus ramas mayores los pájaros de los cielos moraban, y de él toda carne se alimentaba”. (Daniel 4:10-12.)

      Lo que el rey ve a continuación en su sueño lo sobresalta; un ángel clama fuertemente la siguiente orden:

      “Corten el árbol, y desmochen sus ramas mayores. Sacudan su follaje, y esparzan su fruto. Que la bestia huya de debajo de él, y los pájaros de sus ramas mayores. No obstante, dejen su tronco mismo con las raíces en la tierra, aun con una atadura de hierro y de cobre, entre la hierba del campo; y con el rocío de los cielos sea mojado, y con la bestia sea su porción entre la vegetación de la tierra. Sea cambiado su corazón del de la humanidad, y que se le dé el corazón de una bestia, y pasen siete tiempos sobre él. Por el decreto de vigilantes es la cosa, y por el dicho de santos la solicitud es, con la intención de que sepan los vivientes que el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad y que a quien él quiere dárselo se lo da, y coloca sobre él aun al de más humilde condición de la humanidad”. (Daniel 4:13-17.)

      Lo que significa para el rey el sueño

      La gobernación mundial es el tema del sueño del rey. El sueño tiene un significado doble. Uno tiene que ver con Nabucodonosor. El otro le afecta a usted. Daniel explica lo que representa para Nabucodonosor el árbol que llega hasta el cielo: “Eres tú, oh rey, porque te has hecho grande y has llegado a ser fuerte, y tu grandeza se ha hecho grande y ha alcanzado a los cielos, y tu gobernación hasta la extremidad de la tierra”. (Daniel 4:22.)

      Luego Daniel desenreda el significado del resto de la visión que tuvo el orgulloso rey: Nabucodonosor experimentará una pérdida temporal de la gobernación debido a una enfermedad que lo hará actuar como una bestia que come hierba. Esto durará siete años. Pero una vez que pasen los “siete tiempos”, él recobrará la cordura y también la gobernación. Esto fue representado por las dos ataduras de metal apretadas que rodeaban el tronco del árbol del sueño. Remuevan las ataduras, y al instante el árbol echará brotes otra vez. El objetivo de todo esto —dice Daniel— es probar “que el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad, y que a quien él quiere dárselo se lo da”. (Daniel 4:23-26.)

      Doce meses después que Daniel interpreta el sueño del rey, éste se realiza... Nabucodonosor pierde el juicio y la corona repentinamente. Siete años más tarde, otra vez conforme a las palabras de Daniel, Nabucodonosor recobra la cordura y es restaurado a su trono con “grandeza extraordinaria”, lo cual impulsó al rey a admitir: “Ahora yo, Nabucodonosor, alabo y ensalzo y glorifico al Rey de los cielos, porque todas sus obras son verdad y sus caminos son justicia, y porque a los que andan con orgullo él los puede humillar”. (Daniel 4:29-37.)

      Él aprendió la lección. El Dios Todopoderoso, Jehová, fue quien tuvo la última palabra en el asunto de quién ha de gobernar la Tierra y cuándo. Pero el significado del sueño de Nabucodonosor no se limitaba a afectar a la gente de Babilonia. Su importancia o significado profético, relacionado con la gobernación mundial, se extiende hasta este siglo XX y le atañe hasta a usted.

  • 1914: un año de marcada importancia... ¿por qué?
    La Atalaya 1984 | 1 de abril
    • 1914: un año de marcada importancia... ¿por qué?

      ¿DÓNDE estaba usted para el año 1914? ¿Contestaría usted: ‘No había nacido aún’? Pero hoy día hay unos cuantos millones de personas que todavía pueden recordar el año 1914.

      En 1914 Mary cursaba su último año de escuela secundaria, estaba aprendiendo alemán, y esperaba seguir una remuneradora carrera como maestra de escuela. Aquel verano, antes de ir a la universidad, ella se hallaba en los campos de la finca de su padre, la cual estaba ubicada en la costa nordeste de los Estados Unidos, quitando gusanos de la brillante piel de los tomates que estaban madurándose, mientras que al otro lado del mundo, en Sarajevo, una bala disparada por un asesino acortó bruscamente la vida de un archiduque austriaco. Ésa fue la chispa que provocó el estallido de la I Guerra Mundial. Cuando Mary oyó las noticias acerca de la guerra, pensó: ‘¡Se ha hecho realidad! ¡Se ha realizado precisamente lo que estaban diciendo los Estudiantes de la Biblia; 1914 va a ser un año de marcada importancia!’.

      Mary no fue la única persona que se sintió así con respecto a los acontecimientos mundiales. El 30 de agosto de 1914 apareció el titular llamativo “Fin de todos los reinos en 1914”, publicado en la página cuatro del suplemento dominical de The World, uno de los principales periódicos de Nueva York. “El tremendo estallido de guerra en Europa ha cumplido una profecía extraordinaria —declaró ese artículo principal—. Durante el cuarto de siglo pasado, por medio de predicadores y por medio de la prensa, los ‘Estudiantes Internacionales de la Biblia [testigos de Jehová]’, a quienes se conoce mejor como ‘Auroristas Milenarios’, han estado proclamando al mundo que el Día de la Ira profetizado en la Biblia amanecería en 1914. ‘¡Tengan cuidado con 1914!’, ha sido el lema de centenares de evangelizadores viajeros que, en representación de este credo raro, han viajado por todo el país enunciando la doctrina de que ‘el Reino de Dios se ha acercado’.”

      Sea que usted haya estado vivo en aquel año o no, 1914 debe significar para usted más que una mera hoja del almanaque, arrugada y amarillenta por los años, o un titular en una ajada página de revista. Es un año trascendental que tiene que ver con su vida hoy día.

      ¿Por qué es 1914 un año de marcada importancia?

      ¿Cómo supieron los testigos de Jehová, más de 30 años antes, que 1914 sería una fecha importante para la gobernación divina? Aunque los Testigos no entendían en aquel tiempo toda la repercusión que tendrían los acontecimientos que estaban a punto de ocurrir, desde diciembre de 1879 la revista Watch Tower (hoy La Atalaya, en español) había señalado a 1914 como una fecha de marcada importancia con relación a la profecía bíblica. Y en el número de marzo de 1880 de la revista Watch Tower se enlazó la gobernación del Reino de Dios con el fin de lo que Jesucristo llamó “los tiempos señalados de las naciones” o “los tiempos de los gentiles” (Lucas 21:24; Versión Valera, revisión de 1977). En ese número se dijo: “’Los Tiempos de los Gentiles’ se extienden hasta 1914, y el reino celestial no tendrá pleno dominio antes de esa fecha”.

      ¿Qué se quiere decir con la expresión ‘Tiempos de los Gentiles’, o “tiempos señalados de las naciones”? ¿Y qué relación hay entre éstos y el Reino de Dios? Para contestar esas preguntas, examinemos más de cerca las palabras de Jesús. Él dijo: “Jerusalén será pisoteada por las naciones [gentiles], hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones [gentiles]”. (Lucas 21:24.)

      ¿Qué se quiere decir con “Jerusalén”? Ese nombre señala al Reino de Dios. ¿Cómo lo sabemos? El Israel de la antigüedad fue el pueblo escogido de Dios desde 1513 a. de la E.C. hasta el siglo primero de nuestra era común (Éxodo 19:6; Mateo 23:37, 38). Jehová organizó a los israelitas bajo un gobierno teocrático típico, o gobernación ejercida por Dios. Jerusalén llegó a ser la ciudad capital. Fue allí que, a partir de David, se sentó “sobre el trono de Jehová” la línea de reyes ungidos por Dios. Ellos gobernaron como reyes para Jehová (1 Crónicas 29:23; 2 Crónicas 9:8). La Cyclopaedia de M’Clintock y Strong declara: “De Jerusalén se había hecho la residencia imperial de los reyes de todo Israel; y el Templo, frecuentemente llamado ‘la casa de Jehová,’ constituía al mismo tiempo la residencia del Rey de reyes, el cabeza supremo del estado teocrático”.

      ¿Cuándo y cómo fue pisoteada Jerusalén por los gentiles? El pisoteo comenzó en 607 a. de la E.C. ¿Cómo? Mediante el final abrupto de la dinastía davídica. El rey Sedequías fue destronado; y la ciudad de Jerusalén, destruida por oleadas de babilonios invasores bajo el mando de Nabucodonosor. La Biblia había predicho en Ezequiel 21:26, 27 esa brecha en la línea davídica de reyes, al decir: “Quita la corona [...] ciertamente no llegará a ser de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar esto a él”. La gobernación de Dios había quedado sometida a restricción hasta que terminaran “los tiempos señalados de las naciones”. Por lo tanto, los Tiempos de los Gentiles era un período en que las naciones gobernarían sin que Jehová Dios tuviese un gobierno que representara su gobernación en la Tierra.

      Cuando terminaran los Tiempos de los Gentiles, Jehová había de dar el poder de gobernar a Aquel “que tiene el derecho legal”, Jesucristo. Por consiguiente, 1914 señalaría el tiempo en que Cristo había comenzado a gobernar como Rey en el Reino celestial de Dios, y puesto que su gobernación llega hasta este día, le atañe a usted.

      ¿Cómo se hicieron los cálculos de cronología que señalaron a 1914? El número de junio de 1880 de la revista Watch Tower explica: “El largo período de 2520 años y su amarga experiencia bajo el dominio de las bestias, (gobiernos humanos, Dan. vii.) está claramente representado en Dan. iv. por los ‘siete tiempos’ de Nabucodonosor y la amarga experiencia que tuvo entre las bestias”. Así que tenemos que volver al sueño desconcertante del rey babilonio, para trazar su línea de cronología hasta 1914.

      Modelo profético

      Jehová, por medio de sus profetas, siempre ha dado a su pueblo un modelo profético que seguir. “Porque el Señor Soberano Jehová no hará ni una cosa a no ser que haya revelado su asunto confidencial a sus siervos los profetas”, declara Amós 3:7. Por ejemplo, hace más de 4.000 años Noé fue el mensajero especial de Dios. Jehová dio a Noé una advertencia profética de la destrucción por agua que había de venir a aquel mundo inicuo (Génesis 6:3; 7:4). Lo que ocurrió en aquel entonces fue también un modelo de una futura destrucción de los impíos durante la invisible “presencia del Hijo del hombre”, Jesucristo (Mateo 24:37-39). Así que no debería parecer extraño que lo que Daniel trazó respecto a la gobernación mundial de Nabucodonosor —su pérdida y su recobro del poder— fuera también una ilustración en pequeña escala de los cambios que habría en la dominación mundial teocrática por el Rey ungido de Dios.

      ¿Qué vemos cuando examinamos el modelo profético que aparece en Daniel 4:10-17? El gigantesco árbol que llegaba a los cielos representa gobernación divina. El árbol fue cortado cuando el Reino de Dios de Judá, con su capital en Jerusalén, cayó en 607 a. de la E.C. Después que pasaron “siete tiempos” en que las naciones ejercieron gobernación bestial, las dos ataduras de metal restrictivas fueron quitadas y la gobernación divina fue restaurada cuando Jesucristo comenzó a gobernar en 1914 como Rey en el gobierno celestial de Dios.

      Un día por un año

      ¿Cómo sabemos que los “siete tiempos” son 2.520 años? Los cálculos se hacen de modo similar a los que hizo C. T. Russell, primer presidente de la Sociedad Watch Tower, en 1877 y que se hallan registrados en el libro intitulado The Three Worlds (Tres mundos), del cual Russell fue coautor. Así es como se hacen los cálculos: En el capítulo 12 de Revelación, Rev 12 versículos 6 y 14, aprendemos que 1.260 días equivalen a “un tiempo [es decir, 1 tiempo] y tiempos [es decir, 2 tiempos] y la mitad de un tiempo”, o un total de 3 1⁄2 tiempos. De modo que “un tiempo” equivaldría a 360 días. “Siete tiempos” serían 360 multiplicado por 7, o 2.520 días. Ahora bien, si contamos un día por un año, de acuerdo con una regla bíblica, los “siete tiempos” equivalen a 2.520 años (Números 14:34; Ezequiel 4:6). Por lo tanto, la duración de los “siete tiempos”, los Tiempos de los Gentiles, se extienden desde 607 a. de la E.C. hasta 1914 E.C.

      ¿Qué razones hay para creer que el sueño profético del árbol que tuvo Nabucodonosor se extiende hasta nuestro siglo XX y se cumple en el Reino de Dios? He aquí una razón: Gran parte del libro de Daniel tiene que ver con profecías que se cumplen en la gobernación mundial y el Reino de Dios en un tiempo posterior a la vida de Daniel. Lea, por ejemplo, el capítulo 2 de Daniel. En éste se describe una imagen hecha de varios metales que representa una sucesión de potencias mundiales que son pulverizadas. ¿Qué las pulveriza? ¡El Reino de Dios (Daniel 2:44)! O lea el capítulo 7 de Daniel, donde se ve la sucesión de gobiernos mundiales como bestias salvajes que salen del mar y finalmente son reemplazados por una sola gobernación. ¿Cuál? ¡El Reino de Dios (Daniel 7:14)! O lea los capítulos 11 y 12 de Daniel. En éstos, un rey del norte y un rey del sur se siguen poniendo a prueba uno al otro en una batalla por la supremacía mundial hasta que son derrotados a manos del Príncipe Miguel (Daniel 12:1). ¿Quién es este Miguel? ¡Jesucristo, el que gobierna en el Reino de Dios!

      Por consiguiente, el año 1914 fue de marcada importancia por una muy buena razón. Indicó el comienzo de la gobernación justa de la Tierra por el Reino de Dios. Significó que se acercaba la destrucción de los inicuos. Señaló a “los últimos días” de este sistema de cosas impío (2 Timoteo 3:1). Dio la señal para empezar la cuenta regresiva hasta el comienzo de la justa Tierra paradisíaca.

      Hay otras razones por las cuales 1914 es un año de marcada importancia que le atañe a usted. Estas razones se considerarán en números futuros de La Atalaya.

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