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Parte 11—“Hágase tu voluntad en la tierra”La Atalaya 1959 | 1 de junio
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38. ¿Qué dijo Nabucodonosor que sucedió al fin de los “siete tiempos” para con él?
38 ¿Qué sucedió cuando terminaron los “siete tiempos” de Nabucodonosor? Él nos dice: “Al cabo de los días, yo Nabucodonosor alcé mis ojos hacia el cielo, y mi juicio me fué restituído; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive eternamente, cuyo dominio es dominio sempiterno, y su reino de siglo en siglo. Y todos los moradores de la tierra por una nada le son contados; pues hace conforme a su voluntad [¿dónde?] en el ejército del cielo, y entre los habitantes de la tierra, y no hay quien pueda detener su mano, ni decirle: ¿Qué haces tú? Al mismo tiempo mi juicio me fué devuelto; y para gloria de mi reino, mi majestad y mi esplendor me fueron restituídos; y mis consejeros y mis grandes me buscaron; y fuí restablecido en mi reino, y grandeza preeminente me fué añadida. Ahora pues yo Nabucodonosor alabo, ensalzo y glorifico al Rey del cielo; porque todas sus obras son verdad, y sus caminos justicia, y a aquellos que andan con soberbia, él los puede abatir.” (Dan. 4:34-37, Mod) Nabucodonosor confesó esto, no acerca del dios falso Marduc, sino acerca del Dios de Daniel, Jehová.
39. En el caso personal de Nabucodonosor, ¿cuánto tiempo, a lo más, duraron esos “siete tiempos,” pero por qué no podía ser esto el caso en cuanto al hollar a Jerusalén?
39 Se informa que Nabucodonosor reinó por cuarenta y tres años. Entonces estos “siete tiempos” de locura entre ellos han de haber sido siete años a lo más, en su caso personal. En la Santa Biblia a veces se usa un “tiempo” para representar un año literal. (Dan. 7:25; 12:7, Mod; Apo. 12:6, 14; 11:2, 3) Pero Nabucodonosor aquí estaba desempeñando un drama profético, en el cual un año representaría un período de tiempo mucho más largo. Esto tiene que ser así, porque el hollar a Jerusalén como ciudad que representaba el reino de Jehová no terminó con el fin de la locura de Nabucodonosor; y seis siglos más tarde Jesucristo dijo que Jerusalén seguiría siendo hollada o pisoteada por las naciones hasta que se cumplieran los tiempos señalados de las naciones gentiles. ¿Cuánto duran, pues, estos “siete tiempos”?
40. (a) Según la manera lunar de contar el tiempo que se usa en la Biblia, ¿cuánto duraría un “tiempo” literal en profecía? (b) Entonces, ¿cuánto duraría un “tiempo” simbólico, y cuándo terminarían los “siete tiempos” de las naciones?
40 La Biblia mide por tiempo lunar cuando habla de meses y años. En el caso de Nabucodonosor un “tiempo” representó un año lunar, el cual se calculaba como teniendo un promedio de 360 días. De hecho, un año de doce meses lunares era once días más corto que un año solar ordinario. Por esto tenía que añadirse al calendario lunar un mes décimotercero de veintinueve días a ciertos años, para armonizar el calendario con el calendario solar. Se añadía un mes décimotercero siete veces en cada diecinueve años. Cuando se hablaba de períodos de tiempo más largos, Dios dijo que un día debería representar un año entero. Basándose en esto, pues, un año lunar de 360 días representaría 360 años, “un día por un año, un día por un año.” (Núm. 14:34; Eze. 4:6, Mod) Por esto un “tiempo” simbólico sería 360 años. “Siete tiempos,” hablando simbólicamente, serían 2,520 años literales. Así, los “siete tiempos” o siete años que duró la locura de Nabucodonosor predijeron un período de 2,520 años. Puesto que la Santa Biblia manifiesta que esos “siete tiempos” o 2,520 años empezaron temprano en el otoño del año 607 a. de J.C., entonces los “tiempos señalados de las naciones” habrían de terminar temprano en el otoño del año 1914 (d. de J.C.).
41. (a) ¿De qué manera fué doblemente cercado el tronco del árbol en el caso de Nabucodonosor, y qué clase de gobernante fué él cuando volvió a su trono? (b) ¿Qué representó esto en cuanto al pacto para el Reino?
41 Durante todos esos años desde 607 a. de J.C. el reino de Jehová Dios no había estado operando por medio de un descendiente ungido del rey David de acuerdo con el pacto para el reino. Había estado como un árbol derribado, sin criaturas debajo de él ni en sus ramas. El pacto para el reino era como ese tronco que se había dejado en la tierra. Fué cercado doblemente por el poder restringente de Jehová hasta que pasaron sobre él “siete tiempos.” Asimismo, Nabucodonosor no pudo recobrar su razón y volver a su trono en el Imperio Babilónico en buenas condiciones para dominar el mundo hasta que hubiesen terminado los “siete tiempos” o siete años decretados. Entonces fué un gobernante que reconocía al Rey del cielo, al Dios de Daniel, el que regresó al trono y fué establecido en el reino con gloria, majestad y esplendor y a quien se añadió “grandeza preeminente.” De igual manera el pacto para el Reino no podía recibir cumplimiento cabal y final sino hasta que pasaran sobre él los “siete tiempos” de 2,520 años. Entonces llegaría el tiempo para que Dios removiera los cercos de restricción. Entonces llegaría el tiempo para restablecer el reino con un descendiente de David el rey ungido. Entonces el reino había de ser dado al que tenía derecho a él según el pacto de Jehová para el reino.
(Continuará)
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Confirmación de la BibliaLa Atalaya 1959 | 1 de junio
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Confirmación de la Biblia
“Se ha dicho que la ciencia está opuesta a la revelación y en conflicto con ella. Pero la historia de la primera muestra que mientras más progreso haga, y mientras más exactas sean sus investigaciones y los resultados, más claramente puede verse que no sólo no está en conflicto con ésta, sino que al contrario la confirma en toda cosa. Las mismas ciencias de las cuales han provenido objeciones contra la religión han, mediante su propio progreso, removido esas objeciones, y al fin le suministraron plena confirmación a la inspirada Palabra de Dios.”—Tryon Edwards.
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“De acuerdo con su deseo”La Atalaya 1959 | 1 de junio
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“De acuerdo con su deseo”
En la Union Bible Companion, S. Austin Allibone dice: “Sir Isaac Newton . . . también era famoso como crítico de escritos antiguos, y examinó muy cuidadosamente las Santas Escrituras. ¿Cuál fué su decisión en cuanto a este punto? ‘Hallo,’ dijo él, ‘más marcas seguras de autenticidad en el Nuevo Testamento que en cualquier historia profana que haya.’ El Dr. Johnson dice que tenemos más evidencia de que Jesucristo murió en el Calvario, como se declara en los Evangelios, que la que tenemos de que Julio César murió en el Capitolio. En realidad, tenemos muchísima más. Pregúntele a la persona que dice dudar la veracidad de la historia del Evangelio qué razón tiene para creer que César murió en el Capitolio, o que el emperador Carlomagno fué coronado emperador de Occidente por el papa León III en 80. . . . ¿Cómo sabe usted que jamás vivió un hombre que se llamara Carlos I, que fué decapitado, y que Oliverio Cromwell llegó a ser gobernante en su lugar? . . . A sir Isaac Newton se le da crédito como quien descubrió la ley de la gravitación. . . . Creemos todas las aserciones que se acaban de hacer aquí respecto a estos hombres; y lo creemos porque tenemos evidencia histórica de su veracidad. . . . Si, después de producir tal prueba como ésta, algunos todavía rehusan creer, los abandonamos porque han demostrado que son estúpidamente perversos o irremediablemente ignorantes. ¿Qué diremos, pues, de aquellos que, a pesar de la abundante evidencia que se ha producido de la autenticidad de las Santas Escrituras, dicen que todavía no están convencidos? . . . Seguramente tenemos motivo para concluir que la culpa yace más bien con el corazón que con la mente;—que no quieren creer aquello que humilla su orgullo, y los obligue a llevar una vida diferente.”
Concerniente a aquellos que no quieren reconocer tales verdades como la de que hubo un gran diluvio en el día de Noé, la Palabra de Dios dice de ellos que esto es “de acuerdo con su deseo.”—2 Ped. 3:5.
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“Todo hallazgo”La Atalaya 1959 | 1 de julio
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“Todo hallazgo”
En una conferencia sobre “José en Egipto a la luz de los monumentos,” el profesor A. S. Yahuda de Londres dijo: “En conclusión, permítaseme decir esto: Todo hallazgo que se ha hecho en Palestina, Siria, Mesopotamia y Egipto ha confirmado la Biblia, y ahora por fin la evidencia lingüística está saliendo para apoyar y complementar la evidencia arqueológica. Espero, no, más bien estoy seguro de que los hallazgos, excavaciones e investigaciones arqueológicos del futuro nos ayudarán aun más a establecer la exactitud del Libro de los libros.”—Journal of Transactions of the Victoria Institute, Vol. LXV, pág. 54.
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