Ponderando las noticias
1914... “un cambio mortal”
● La mayoría de los historiadores reconoce al año de 1914 como un punto de viraje para la humanidad. En ese año estalló la primera guerra mundial de la historia humana. Un libro reciente, “The Great War and Modern Memory” (La Gran Guerra y el recuerdo moderno), por el profesor Paul Fussell, registra parte de la repercusión de ese conflicto. Una reseña del libro por el “Times” de Nueva York comenta que “un universo de conceptos quedó hecho trizas: ideas de inocencia, de gloria, de romanticismo. . . . Estaba casi más allá del poder del lenguaje y el convencionalismo moral y literario que los hombres trajeron consigo en 1914, señala el profesor Fussell, el suministrar una descripción del cambio violento que estaba aconteciendo, la deshumanización en masa de la primera guerra plenamente industrializada.” De esta guerra y de la II Guerra Mundial, que vino después, la reseña pasa a declarar que “las dos guerras modernas efectuaron un cambio mortal en la ecología moral y psicológica del mundo atlántico. Todavía estamos explorando el grado y la naturaleza del cambio.”
Tanto la matanza atroz sin paralelo que se vio en estas guerras como el temor que inspiraron encajan con la profecía de la Biblia de que nuestro día sería un tiempo en que ‘nación se levantaría contra nación’ y en que habría destrucción en masa por la simbólica “gran espada” de la guerra hecha con el máximo esfuerzo.—Luc. 21:10, 26; Rev. 6:4.
El fantástico cerebro
● ¿Fue hecho el hombre para vivir solo sesenta u ochenta años y entonces morir? Evidencia que señala a una conclusión diferente se puede hallar en el cerebro humano. Un libro reciente, “How the Brain Works” (Cómo funciona el cerebro), muestra que la cantidad de neuronas (células nerviosas) en el cerebro humano se “calcula por lo general en de 10.000 a 30.000 millones o más.” Por consiguiente, “en cualquier cerebro humano hay muchas más neuronas que el número de personas que hay en la Tierra. Entre unas y otras de las neuronas de su cerebro, hay más conexiones posibles, por muchas veces, que entre todos los teléfonos que existen... llegan a billones, a números más allá de todo significado ordinario.”
Ciertamente el cerebro humano fue diseñado para recibir, retener y usar mucha más información que la que cualquier persona humana pudiera obtener en una corta vida de siete u ocho décadas. De hecho, claramente el cerebro humano está diseñado para servir por una eternidad de vida. Eso es lo que la Biblia dice que Dios se propuso para el hombre y lo que él ahora les ofrece a los que ejercen fe en él y en su promesa de vida eterna en una Tierra paradisíaca.—Juan 17:3; Rev. 21:4.
La astrología... ¿ciencia o engaño?
● ¿Precisamente cuánta influencia tienen los cuerpos celestiales en un niño al momento de nacer? Recientemente esa pregunta se convirtió en asunto de discusión pública cuando 186 científicos prominentes condenaron conjuntamente a los astrólogos como “charlatanes” no científicos.
La revista “Smithsonian” informa que Carl Sagan, astrónomo de la Universidad de Cornell, computó la influencia gravitatoria del tocólogo de cabecera en la sala de partos y descubrió que ésta es mayor que la del planeta Marte. Y, aunque las computadoras revelan que la fuerza gravitatoria de la Luna y Júpiter pudieran exceder ligeramente la del médico, “el astrólogo exacto debería considerar más apropiadamente la configuración del personal en la sala de partos más bien que las configuraciones celestiales para determinar detalladamente la composición astrológica del individuo” Por eso, ¿bajo qué “signo” nacería la persona? Se sugirió que el rótulo de “oxígeno en uso... sírvase no fumar,” de la sala de partos, sería “signo” apropiado.
Mucho antes de la ciencia moderna, la Biblia reveló la futilidad de la astrología. Prediciendo la destrucción próxima de la Babilonia pagana, el profeta Isaías escribió: “Te has fatigado con la multitud de tus consejeros. Que se pongan de pie, ahora, y te salven, los adoradores de los cielos, los contempladores de las estrellas, los que divulgan conocimiento en las lunas nuevas respecto a las cosas que vendrán sobre ti. ¡Mira! Se han hecho como rastrojo.”—Isa. 47:13, 14.