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  • Explorando los cielos en casa
    ¡Despertad! 1978 | 22 de julio
    • del paisaje lunar. Por medio del telescopio podrá ver escabrosas montañas majestuosas en la superficie lunar. También hay planicies ondulantes (que en un tiempo se creía que eran mares), cráteres gigantescos, riscos dentados y toda suerte de otras marcas en el terreno. ¡Pero ni una solo gota de agua!

      El hombre también ha descubierto que el terreno de la Luna contiene los mismos elementos que el de la Tierra, aunque en proporciones diferentes. Y contrario a algunos conceptos erróneos populares, la Luna tiene una de las superficies más oscuras de todos los cuerpos del sistema solar; solo refleja 7 por ciento de la luz que cae sobre ella. No obstante, esto es lo suficiente para proveer una iluminación suave y agradable durante la noche para los habitantes de la Tierra. Esto recalca el propósito que las Escrituras le atribuyen de ser “la lumbrera menor para dominar la noche.”—Gén. 1:16.

      A los planetas

      Aunque los planetas están mucho más lejos, tienen muchas cosas que son muy interesantes de explorar.b Es bueno comenzar con Venus, al cual a menudo se le llama “lucero del alba” o “estrella matutina” o “vespertina.” Casi siempre se le puede ver durante las últimas horas de la mañana o las primeras horas de la noche. La observación le revelará que Venus pasa por fases tal como lo hace nuestra Luna.

      Por lo general Júpiter le sigue en brillo. Es el planeta más grande de nuestro sistema solar, pues tiene un diámetro de aproximadamente 140.000 kilómetros. Este planeta tiene 13 lunas conocidas, cuatro de las cuales se pueden localizar con un telescopio pequeño. Sin embargo, éstas quizás jueguen “al escondite” y cambien de posición, o quizás una o dos de ellas desaparezcan por cierto tiempo a medida que estas lunas viajan en sus órbitas alrededor de Júpiter. También podrá ver las fajas o bandas de Júpiter así como su misteriosa mancha roja.

      También está Saturno, que, con su hermoso sistema de anillos, es una emocionante obra maestra de la creación de Dios. Se cree que este magnífico juego de tres anillos de brillo diferente está compuesto de millones de partículas pequeñas, cada una de las cuales se comporta como un satélite del planeta. ¡Son todo un espectáculo!

      Marte, el brillante planeta rojo con sus casquetes polares de hielo también es intrigante. Pero con un telescopio pequeño se puede estudiar detalladamente solo cada dos años, cuando se acerca más a la Tierra. Si usted no vio a Marte en 1977, tendrá que esperar hasta 1979.

      Aún mucho más que ver

      Después de explorar nuestro sistema solar, uno puede penetrar aún más en las profundidades del espacio. ¡Las estrellas! ¡Qué hermosas lucen, colgando como joyas brillantes en la negrura de la noche! En el caso de algunas usted hallará que lo que parece ser solamente una estrella en realidad son dos o más estrellas que están cerca una de otra.

      Alfa Crucis, la estrella más brillante de la Cruz del Sur, y Beta del Cisne o Albireo en la constelación del Cisne son ejemplos de esta clase de estrellas. La última consiste de una estrella amarilla alrededor de la cual gira una estrella azul más pequeña. Manchas nebulosas en el cielo resultan ser grandes cantidades de estrellas estrechamente apiñadas. Y qué emocionante descubrir los deleitables colores de estos cuerpos celestes, del rojo brillante al color del oro, verde y azul. ¡Qué veraces son las palabras de un escritor bíblico inspirado, dichas sin la ayuda del telescopio: “Estrella difiere de estrella en gloria”!—1 Cor. 15:41.

      Es fascinante también el meditar en el hecho de que muchas de las estrellas que vemos están a miles de años luz de distancia. Eso significa que las vemos, no como son actualmente, sino como eran cuando la luz las dejó tanto tiempo atrás. Por ejemplo, cuando en 1054 E.C. los astrónomos chinos notaron la explosión de una estrella en la constelación de Tauro (el Toro), estaban observando algo que había sucedido aproximadamente allá en 3500 a. de la E.C., durante la vida de Adán. El tiempo y la distancia ejercitan al máximo la comprensión a medida que uno explora el universo.

      Por otra parte, considere la galaxia de Andrómeda. Esta es notable por ser el objeto más distante que puede verse a simple vista. Está a unos catorce trillones de kilómetros de distancia de nosotros. Esta noche al mirar al tenue resplandor nebuloso de la Andrómeda, la luz que entre en sus ojos habrá terminado un viaje que comenzó hace un millón y medio de años. ¡Qué lejos se puede ver en una noche clara! Es pasmoso darse cuenta de esto, casi como si se estuviera penetrando en la eternidad.

      Las posibilidades de exploración son ilimitadas. Siempre está la emoción de ver un gigantesco globo de fuego iluminar los cielos, o una “estrella fugaz” (meteoro) al dejar su rastro ígneo a través de la oscuridad. Se calcula que es posible ver 90 millones de rastros de meteoros durante cualquier período de 24 horas por toda la Tierra, aunque algunos solo son momentáneos. Se les puede ver más a menudo temprano por la mañana debido a que entonces la parte de la Tierra en que usted vive está dando el frente en su viaje alrededor del Sol y está chocando directamente con los meteoros. En ciertas ocasiones del año ocurren lluvias de meteoros espectaculares, a medida que la Tierra cruza una corriente de meteoros que están girando alrededor del Sol.

      A veces uno hasta tiene la oportunidad de observar un eclipse parcial de Sol o de Luna, o en casos raros un eclipse total, como sucedió en Australia en 1976.c Y no olvide los satélites hechos por el hombre que la tecnología humana ha logrado poner en órbita. En Sydney, Australia, es posible ver aproximadamente 12 de éstos a simple vista cada semana. La mejor manera de examinarlos es con prismáticos.

      El explorar los cielos en casa puede ser un gran placer para jóvenes y viejos. Sea que uno observe a simple vista o explore a mayor profundidad, no puede menos que hacer eco de las palabras registradas en Salmo 8:3, 4: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre que cuides de él?”

  • ¿Qué tal es allá abajo?
    ¡Despertad! 1978 | 22 de julio
    • ¿Qué tal es allá abajo?

      AUNQUE hombres han caminado en la superficie de la Luna, sabemos poco acerca de las profundidades de nuestra Tierra. El suelo que hollamos solo es “un pellejo pétreo” o corteza, de aproximadamente 32 kilómetros de espesor. Más abajo están: el manto, el núcleo exterior y el núcleo interior. El hombre nunca ha podido perforar hasta el centro mismo de la Tierra, por lo cual debemos estar agradecidos.

      Mientras más se acerca uno al centro de la Tierra, más intenso se hace el calor; en el centro mismo la temperatura pudiera llegar a los 5.000 grados centígrados. Aunque se dice que el núcleo exterior está compuesto de “metal líquido,” los científicos creen que el núcleo interior, de hierro y níquel, es sólido, evidentemente debido a la enorme presión.

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