¿Puede ser alterado su porvenir?

SUPONGA que usted estuviera haciendo planes para ir a merendar en el campo junto con su familia, pero se enterara de que el boletín meteorológico anunciaba una tempestad rigurosa. ¿No cambiaría usted de planes? No hay nada que usted pueda hacer para controlar las condiciones del tiempo, pero no tiene que empaparse. Si se dan otros pasos, la familia puede disfrutar de un rato agradable en cualquier otro lugar, a pesar de la tempestad.

La situación es similar con relación a su porvenir y la profecía bíblica. De hecho, el porvenir se puede ver a través de la profecía bíblica. Y aunque nosotros los humanos no podemos alterar los acontecimientos proféticos que tienen que ver con la Tierra, cada uno de nosotros puede alterar los planes que ha hecho y asegurarse así de tener un mejor porvenir en medio de esos acontecimientos.

Nuestro porvenir está enlazado inseparablemente con la profecía bíblica. Si consideramos seriamente la confiabilidad de la profecía bíblica y obramos en armonía con ella, nuestro porvenir puede ser alterado para mejorar. Por ejemplo, Jehová Dios promete que habrá una Tierra pacífica en la cual no existirá la iniquidad. Y él desea que nuestro porvenir o futuro sea vivir en esa Tierra. La Biblia dice: “Vigila al exento de culpa [...] porque el futuro de ese hombre será pacífico. Pero [...] el futuro de los inicuos verdaderamente será cortado” (Salmo 37:10, 11, 37, 38.) ¿Podemos confiar en las promesas de Dios? En primer lugar, averigüemos qué quiere decir exactamente la palabra profecía.

¿Qué es profecía?

Profecía significa “mensaje inspirado; habla proferida por influencia divina”. Según el Expository Dictionary of New Testament Words, de Vine, la profecía bíblica es: “El hablar que proviene de la mente y el consejo de Dios”, la “declaración de lo que no se puede conocer por medios naturales”. También abarca la “predicción de lo que ha de venir”... historia escrita de antemano. Y este último significado —la predicción del futuro— es lo que nos interesa ahora. Examinemos más de cerca esta faceta de la profecía.

La gente siempre se ha interesado en el porvenir. Sin embargo, muchas personas pasan por alto la única fuente exacta de profecía... la Biblia. A través de los siglos, millones de personas han consultado con astrólogos, clarividentes, adivinos y con otros pronosticadores para tratar de averiguar lo que les tiene reservado el futuro, y han ejercido fe en tales vaticinadores del porvenir. Pero ¿por qué hay tantas personas que confían en esas fuentes humanas, mientras descartan la posibilidad de que la profecía bíblica contenga la mismísima información que ellas buscan?

Confiabilidad de la profecía bíblica

El hombre carece de dominio absoluto sobre las situaciones que surgirán en el futuro y tiene que reaccionar a ellas a medida que éstas se desarrollan. Dios es diferente. Sus predicciones son precisas por dos razones. En primer lugar, como el Creador, Jehová conoce a los seres humanos y puede predecir con exactitud adónde los conducirán los pensamientos y acciones de ellos (Deuteronomio 31:21; Isaías 46:9, 10). En segundo lugar, Dios puede dar forma a los sucesos antes de que éstos ocurran. De ambos modos Su propósito siempre se cumple y Su palabra profética siempre lleva el sello de ser verídica.

Por medio del profeta Isaías, Jehová señala que, en comparación con el fracaso de los falsos profetas en predecir y regular el porvenir, él puede hacerlo. Declara: “Yo soy Aquel que hace que los adivinos mismos actúen locamente; [...] Quien hace que se realice la palabra de su siervo, y Quien lleva a cabo por completo el consejo de sus propios mensajeros”. (Isaías 44:25, 26.)

Porque Dios “hace que se realice la palabra de su siervo”, las Escrituras han predicho con exactitud el desarrollo de potencias mundiales, junto con los acontecimientos que culminarían en su establecimiento. Un ejemplo sobresaliente de esto se halla en el Dan capítulo 2 del libro bíblico de Daniel. En ese relato se dice que el rey Nabucodonosor, de Babilonia, quedó sumamente agitado por un sueño que no podía recordar. Se sentía frustrado. Ninguno de sus profetas caldeos podía relatar el sueño ni mucho menos interpretar lo que significaba. Estaban totalmente desconcertados. Daniel, como profeta de Jehová, reveló tanto el sueño como lo que éste significaba, mientras el rey lo escuchaba lleno de asombro. Daniel dijo:

“No hay ningún sabio ni adivino, ni mago ni astrólogo, que pueda explicar a Su Majestad el misterio que desea conocer. Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y él ha hecho saber a Su Majestad lo que va a pasar en el futuro”. (Daniel 2:27, 28, Versión Popular.)

Daniel pasó a señalar la futura grandeza y decadencia de varias naciones poderosas. La imagen de apariencia humana que formó parte del sueño del rey representó una sucesión de reinos mundiales, entre los cuales estaban Babilonia (la cabeza de oro), Medopersia (los pechos y brazos de plata), Grecia (el vientre y los muslos de cobre), Roma (las piernas de hierro), seguida de la Potencia Mundial Angloamericana junto con los actuales movimientos populares de carácter radical dentro del dominio y esfera de influencia de esta última potencia mundial (los pies de barro y de hierro). Finalmente, la gobernación humana sería reemplazada por la gobernación divina cuando el Reino celestial de Dios (la piedra) pulverizara por completo a la imagen. (Daniel 2:36-45; vea también Daniel 8:19-25.)

Para ilustrar con mayor amplitud la exactitud de la profecía bíblica en todos sus detalles, considere este ejemplo: Supongamos que hoy una persona prominente haga unas declaraciones públicas y prediga los acontecimientos que habrán de suceder dentro de 200 años, para el año 2184. La profecía contiene lo siguiente:

◼ Una gran batalla militar: Las naciones implicadas en ella todavía tienen que convertirse en potencias mundiales rivales, y los resultados cambiarán la historia.

◼ La mismísima estrategia utilizada: Una gran hazaña de ingeniería que alterará el curso de un poderoso río.

◼ El nombre del conquistador: Se da su nombre unos 200 años antes de la conquista y unos 130 años antes de que él nazca.

◼ El resultado: La localización geográfica y el destino final de la nación perdedora.

Si todas estas predicciones se realizaran, ¿no haría eso al menos que la gente tomara en cuenta otras cosas que esa persona hubiera dicho acerca del futuro?

Lo que acabamos de describir ocurrió realmente en detalle con relación al derrumbamiento de Babilonia por los medos y los persas. Unos 200 años antes de que tuviera lugar ese acontecimiento, el profeta bíblico Isaías predijo:

◼ Una gran batalla militar: entre Medopersia y Babilonia. (Isaías 13:17, 19.)

◼ La mismísima estrategia utilizada: Secar las aguas de una defensa fluvial parecida a foso; entrar en una ciudad fortificada por las puertas abiertas. (Isaías 44:27–45:2.)

◼ El nombre del conquistador: Ciro de Persia. (Isaías 45:1.)

◼ El resultado: Babilonia se convertiría con el tiempo en una desolación total. (Isaías 13:17-22.)

Puesto que todas estas predicciones se realizaron, ¿consideraría usted que otras profecías bíblicas también son confiables?

Hay muchas otras profecías bíblicas que se han cumplido en detallea. Por ejemplo, Jesús tenía que cumplir veintenas de profecías para calificar como el Mesías... y las cumplió. El libro Archaeology and Bible History, escrito por el profesor J. P. Free, dice lo siguiente acerca de Jesucristo: “Las probabilidades de que todas estas profecías se cumplieran en un solo hombre son tan arrolladoramente remotas que queda demostrado extraordinariamente que de ninguna manera podrían ser las suposiciones astutas de meros hombres”. Sin duda, pues, en relación con Jesús el Mesías, Jehová sí predijo el porvenir. Pero ¿puede ayudarnos ahora mismo la profecía bíblica?

La profecía y el presente

Además de ayudarnos a entender el porvenir, la profecía bíblica nos ayuda a encararnos al presente. ¿Cómo es eso? Pues bien, mediante las profecías bíblicas que se dieron en el pasado podemos entender el presente. Y el entender por qué están como están las condiciones mundiales es un gran paso adelante para encararnos a ellas. Hace mil novecientos años la Biblia predijo los acontecimientos y las condiciones mundiales que se han presenciado en este siglo. La generación del año 1914 ha estado experimentando el cumplimiento de tales acontecimientos, como guerra global, numerosos terremotos, hambre general, epidemias de enfermedades, aumento en el desafuero y mucho temor (Lucas 21:10, 11). Además, la pérdida del “cariño natural” y la presencia de los “amadores de placeres más bien que amadores de Dios” promueve el aumento en la inmoralidad sexual, las enfermedades venéreas, los abortos y los matrimonios desbaratados. (2 Timoteo 3:1-5.)

La Biblia no solo predice que esas cosas ocurrirían en nuestros días, sino que también da la solución... el Reino de Jehová.

La profecía bíblica, como un faro, nos puede guiar a un mejor porvenir si estamos atentos a su señal. El apóstol Pedro aconsejó: “Tenemos la palabra profética hecha más segura; y ustedes hacen bien en prestarle atención como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro” (2 Pedro 1:19). ¿Examinará usted más de cerca la profecía bíblica? Los testigos de Jehová están dispuestos a ayudarle. Si usted ‘presta atención’ a la profecía bíblica, su porvenir puede ser uno de beneficios eternos.

[Nota a pie de página]

[Ilustración en la página 5]

DE ESTO... A ESTO

“Está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra.” (Salmo 46:9.)

[Ilustración en la página 6]

DE ESTO... A ESTO

“En cuanto a los inicuos, ellos serán cortados.” “El justo brotará.” (Proverbios 2:22; Salmo 72:7.)

[Ilustración en la página 7]

DE ESTO... A ESTO

“El Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro.” (Isaías 25:8.)