contra quien pelean, se asegurará de eso.

62. ¿Qué consejo se les da a los que no desean compartir la suerte de Babilonia?

⁶² Sabiendo ahora por adelantado el juicio que pronto ha de ejecutarse contra la religión falsa, ¿qué haremos nosotros, la gente? La ramera babilónica se sienta sobre “muchas aguas,” muchos pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. ¿Sigue ella sentada sobre alguno de nosotros? Si lo está, entonces, para escaparnos de sufrir la destrucción con ella al tiempo de la ejecución del juicio divino contra ella, hay una sola cosa que hacer, sin demorar: ¡En el amor de la una sola religión verdadera, salir de debajo de ella! ¡Ella está condenada! Por el juicio de Jehová Dios, Babilonia la Grande experimentó una caída en 1919, desde cual año más de un millón de hombres, mujeres y niños han marchado fuera de ella a la libertad religiosa como testigos cristianos de Jehová. Ahora en su condición caída ella se acerca a su eterna y terrible destrucción. Por eso decimos a los que buscan a Dios que todavía se hallan bajo las prácticas religiosas de ella: ¡Abandonen a Babilonia la Grande!

63, 64. ¿A quiénes no se unirán éstos para escapar de la suerte de Babilonia, pero de parte de quiénes se pondrán para su salvación eterna?

⁶³ Esto no significa unirse a la “bestia salvaje” y sus “diez cuernos” en destruir violentamente ese imperio mundial de la religión babilónica. Tal acción violenta por la “bestia salvaje” y sus “diez cuernos” no obtendrá la salvación para ellos ni para cualquiera que participara con ellos en esa violencia. Que hagan eso los poderes políticos desilusionados como agentes visibles de Dios en ejecutar sus juicios divinos contra la religión falsa. ¡Pero ese trabajo no es para nosotros!

⁶⁴ La única religión verdadera es nuestra salvación porque por medio de ella adoramos al único Dios vivo y verdadero que nos ofrece la salvación por medio de su Hijo Jesús el Mesías, el Cristo. Recuerde las palabras de Jesús en oración a Jehová Dios: “Tu palabra es la verdad.” (Juan 17:17) Es esta verdad la que nos libra de Babilonia la Grande. Entremos en esa gloriosa libertad religiosa por medio de aceptar la Palabra de Dios en su Santa Biblia y por medio de seguir entonces en las pisadas del victorioso Cordero de Dios. Él vencerá a los amantes políticos de Babilonia la Grande y nos introducirá en la libertad completa bajo el reino triunfante de Dios. ¡Que gobierne para siempre el reino mesiánico de Dios!

Preguntas de los lectores

● ¿Hay alguna objeción bíblica para el uso de píldoras para la prevención de la fecundación?

El uso de contraceptivos es un asunto que ha de decidir personalmente el matrimonio envuelto, puesto que la Biblia misma no condena la prevención voluntaria de la concepción. La Sociedad no aconseja sobre contraceptivos, como se indicó en La Atalaya del 15 de julio de 1951, páginas 447, 448. Pero debe hacerse notar que el uso de contraceptivos, tales como píldoras para la prevención de la fecundación, no es igual que la esterilización. La esterilización, sea temporal o permanente, con el propósito específico de prevenir la concepción, bíblicamente sería cosa mala. (Para detalles, vea La Atalaya del 1 de mayo de 1962, páginas 286-288.) En cuanto al asunto de píldoras para prevenir la fecundación, si una mujer casada las usa, entonces debe ser con el consentimiento de su esposo.

Los doctores reconocen bien que el uso de cualquier preparado a base de drogas es un riesgo probable. Todas las bibliotecas médicas tienen publicaciones que tratan de los efectos secundarios de las drogas; de modo que esto no es algo que sea poco conocido. La cuestión que ha de decidirse es si el individuo está dispuesto a aceptar el riesgo que posiblemente haya envuelto con el fin de obtener el resultado deseado. Nadie puede decir dogmáticamente que cierta droga es absolutamente innocua; los individuos reaccionan de manera