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‘Resplandezca su luz’La Atalaya 1980 | 15 de diciembre
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su vez, oirán sin alguien que predique?”—Rom. 10:13,14.
Debido a que aprecian la importancia de declarar las “buenas nuevas,” muchos testigos de Jehová participan en el servicio de precursor auxiliar, durante el cual dedican por lo menos 60 horas en el transcurso de un mes a la diseminación de verdades bíblicas. Esto ha resultado en muchas bendiciones. Por ejemplo, hace tres años, solo había un Testigo en Dacca, Bangladesh. Después, otro Testigo, acompañado de su esposa, llegó a la ciudad debido a un contrato de trabajo. Este matrimonio comenzó a compartir celosamente el mensaje bíblico con otras personas, y pronto la cantidad de proclamadores del Reino aumentó a ocho. De esta cantidad, dos sirvieron con regularidad como precursores auxiliares. ¿Cuál fue el resultado de este aumento en actividad? Hace más o menos un año, se estaban conduciendo 20 estudios bíblicos con personas interesadas en la verdad bíblica, y muchas de éstas estaban asistiendo a las reuniones que se habían organizado.
Si realmente creemos que el día de ajuste de cuentas está cada vez más cerca, ¿no debería reflejarse esto en nuestro deseo sincero de informar a las personas acerca de lo seguro de este suceso? ¿Qué influencia está teniendo en su vida el saber que usted estará de pie delante del juez nombrado por Dios? ¿Ha quedado usted resuelto a pensar, hablar y actuar de manera que despierte interés y simpatía en la buena conciencia de su semejante? ¿Dedica usted algún tiempo a compartir con otros, con regularidad, las verdades de la Palabra de Dios? ¿Lo está moviendo su corazón a hablar en otras ocasiones también? Si usted se está esforzando diligentemente por ser como el Hijo de Dios en pensamiento, palabra y acción, estará realmente viviendo en armonía con el consejo de Jesús: “Resplandezca su luz.”
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“La palabra de Dios no está encadenada”La Atalaya 1980 | 15 de diciembre
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“La palabra de Dios no está encadenada”
MIENTRAS cumplía su segunda sentencia de prisión en Roma, el apóstol Pablo declaró esta verdad que ha sido probada y comprobada: “La palabra de Dios no está encadenada.” (2 Tim. 2:9) El significado de estas palabras se puede ilustrar con la siguiente experiencia que se recibió desde la isla de Tahití, en el Pacífico.
“Durante una de nuestras reuniones, un anciano de congregación que entonces era superintendente de estudios bíblicos pidió un territorio inusitado... la prisión de Tahití, donde estaba empleado como guardián. La situación angustiosa de los prisioneros le perturbaba, y él estaba convencido de que a éstos también les importaban las ‘buenas nuevas’ que se hallan en la Biblia. En varias ocasiones nuestra congregación había solicitado permiso para visitar a los prisioneros, pero, lamentablemente, la respuesta siempre había sido: ‘Los católicos, protestantes, adventistas, mormones y así por el estilo pueden venir a hablar en cuanto a su religión, porque hay miembros de esas religiones en nuestra prisión; pero no hay testigos de Jehová aquí.’
“Por lo tanto, el anciano decidió predicar las ‘buenas nuevas’ dentro de la prisión, donde él era parte del personal. Durante sus horas libres, desde el mediodía hasta las 2 de la tarde, esparcía la esperanza del Reino. Muy pronto se empezó a ver el fruto de su actividad, y estuvo conduciendo estudios bíblicos con regularidad.
“Al notar el éxito del Testigo, otros guardianes, entre los cuales algunos eran diáconos protestantes, persuadieron a unos
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