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Duras realidades que afronta la mujer que trabaja¡Despertad! 1981 | 22 de mayo
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Usted probablemente disfrutará de más felicidad si, en vez de luchar desesperadamente por mantener un modo de vida de mayor opulencia, sacrifica unas cuantas cosas superfluas y se contenta con un modo de vivir más sencillo. En muchos casos, el no trabajar fuera del hogar elimina ciertos gastos que la esposa tendría que afrontar al tener un empleo. Por lo tanto, no se necesitaría “apretar el cinturón” tanto como se hubiera pensado, aunque esto varía según los casos.
¿Por qué no aprovechar el desafío envuelto en trabajar juntos como familia para ahorrar, de modo que haya menos gastos? El siquiatra Coles hace el siguiente comentario: “Los padres olvidan que quizás lo que los hijos necesitan, más que cualquier otra cosa, es disciplina y un sentido de estar comprometidos a algo que sea mayor que ellos mismos. Los hijos necesitan que de ellos se exija, así como que se les dé.” Por eso, ¿por qué no dejar que los hijos participen en los esfuerzos que haga la familia por eliminar gastos innecesarios, o en tratar con más cuidado las posesiones de la familia? Puede cultivarse un sentido de propósito y cooperación dentro del círculo familiar.
Cuando se necesita que todo miembro de la familia desempeñe su papel en cuidar de las necesidades genuinas de la familia, el contribuir a esto produce un sentido de satisfacción. Pero el efecto es bastante diferente cuando una mujer se consigue un empleo simplemente porque se siente aburrida en casa, o por un interés mayormente personal.
La verdadera felicidad no resulta de ganar suficiente dinero para que cada miembro de la familia pueda poseer su propio automóvil. Lo que proporciona verdadero contentamiento no es el tener una televisión o un aparato estereofónico en su propia habitación ni el poder comprar ropa nueva con mayor libertad. La vida consiste en mucho más que eso. Los intereses espirituales enriquecen la vida como jamás pueden hacerlo las posesiones materiales. Sea que a usted como mujer se le haga necesario conseguir empleo o no, su mayor felicidad resultará de ser rica en esos intereses espirituales.—Luc. 12:20, 21; Mat. 13:18-23.
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La mofa del obispo tuvo malos resultados¡Despertad! 1981 | 22 de mayo
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La mofa del obispo tuvo malos resultados
SUCEDIÓ en 1860. La Asociación Británica para el Adelanto de la Ciencia estaba en sesión en la Universidad de Oxford. Estaban presentes allí el evolucionista Thomas H. Huxley y un opositor enconado de la teoría evolucionista, el obispo Samuel Wilberforce. Sin embargo, Wilberforce arruinó todo lo bueno que pudiera haber tenido su argumento en contra de la evolución al hacer “una pregunta personal ofensiva acerca de los antecedentes símicos de Huxley.”
Huxley reconoció que Wilberforce había arruinado la presentación de su argumento. Cuando le tocó responder, Huxley dijo: “Si . . . se me plantea la pregunta, en cuanto a si preferiría tener a un miserable simio como abuelo o a un hombre altamente dotado por la naturaleza y que tiene los medios de ejercer gran influencia, pero que emplea sus facultades y esa influencia simplemente para introducir la mofa en una seria consideración científica... sin vacilar declaro que preferiría al simio.”
La mofa de Wilberforce tuvo malos resultados. Le habría ido mucho mejor si hubiera hecho caso del consejo bíblico: “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, capacitado para enseñar, . . . instruyendo con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos.”—2 Tim. 2:24, 25.
El cristiano verdadero no solo tiene la Palabra inspirada de Dios como prueba de creación por un Creador personal que es todopoderoso y omnisapiente, sino que también tiene todos los hechos incontrovertibles del mundo natural como apoyo de su creencia firme en que ha habido creación divina.
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