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  • ¿Son los blancos más inteligentes que los negros?
    ¡Despertad! 1978 | 22 de abril
    • cuanto a raza, la Biblia nos aconseja sanamente a estar “considerando con humildad de mente que los demás son superiores a ustedes.”—Fili. 2:3.

      Pero todavía persisten algunas opiniones que impiden el que las personas apliquen este excelente consejo bíblico. Una que se ha hecho prominente es que personas de otra raza tienen un olor corporal ofensivo.

  • Olor corporal y raza
    ¡Despertad! 1978 | 22 de abril
    • Olor corporal y raza

      ERA un verano a principio de los años sesenta, en Arkansas. Dos jovencitas negras, de unos ocho y diez años de edad, pronto estarían ingresando en una escuela con los blancos. Previamente, habían asistido a una escuela segregada en la sección rural.

      Un día una señora blanca que trataba a las muchachas como amigas, le preguntó a la menor: “Pam, ¿qué te parece ir a la escuela con los niños blancos?” La chica vaciló y luego contestó: “Bueno, no sé. No me refiero a usted, señorita Cruder, pero lo que pasa es que la gente blanca huele extraño,” y su naricita se arrugó al pensar en ello.

      Esta es una creencia común entre la gente negra. Evidentemente esta idea no le viene a los jóvenes tanto por la experiencia directa como de lo que han oído. Pero, ¿cómo empezó esta idea de que los blancos tienen un olor diferente, ofensivo? En gran manera, pudiera ser una reacción a las opiniones que los blancos han abrigado por largo tiempo acerca de los negros.

      En siglos pasados, cuando los negros fueron esclavos y se les consideraba propiedad, los blancos frecuentemente hablaban acerca de su olor corporal. En su libro reciente Race, John R. Baker dice: “Los autores de los siglos más tempranos comentaban sobre este tema con mayor libertad que los del día actual. Así Henry Home, en su Sketches of the History of Man, se refiere al ‘apestoso olor’ de los negros. En una obra que se publicó ese mismo año (1774), The History of Jamaica, Long dice que se distinguen los negros por su ‘olor bestial o fétido, que todos tienen a un grado mayor o menor.’”

      Esta opinión llegó a tener aceptación general entre los blancos. Puesto que se creía que los negros eran biológicamente inferiores, habiendo cruzado un supuesto umbral evolucionario al estado humano más tarde que los blancos, no sorprende el que los blancos hayan llegado a esta conclusión.

      Una creencia general

      Sin embargo, los negros y los blancos no son los únicos que creen que la otra raza tiene un olor corporal diferente, ofensivo. Melville Jacobs y Bernhard J. Stern, en su libro General Anthropology, comentaron: “Pocas nociones respecto a las diferencias raciales se creen más extensamente que la idea de que cada raza tiene su olor distintivo.”

      Por ejemplo, mucho se escribió en siglos pasados acerca de un olor judío específico. Además, el anatomista japonés Buntaro Adachi escribió que a él le parecía muy ofensivo el olor corporal de los europeos. Esa fue su primera impresión cuando se estableció en Europa, pero más tarde dijo que se acostumbró al olor y le gustó.

      También es iluminadora una experiencia que se relata acerca de un médico inglés estacionado en Bombay, India. Hacía que su criado indio lo llamara de su iglesia los domingos por la mañana para impresionar a la congregación con su importancia como médico. Un día el facultativo asistió a una gran reunión política india, pero partió después de un breve período y le explicó a su criado: “¡Qué alivio salir de allí! En otros diez minutos hubiese sufrido un colapso. ¡El olor!” Su criado respondió: “¡Ah, señor, ahora usted entiende lo que yo sufro todos lo domingos cuando tengo que entrar al mismo medio de la iglesia para llamarlo!”

      ¿Qué conclusión hemos de sacar de esto? ¿Qué el olor de las diferentes razas solo es un producto de la imaginación? Si no lo es, ¿a qué se debe que ciertas razas tengan diferentes olores corporales? ¿Se debe a la herencia racial?

      Hay olor corporal... ¿por qué?

      Nadie negará que existe el olor corporal. Las tremendas ventas de desodorantes y antisudorales prueban que sí existe. Y es obvio que algunos individuos, tanto negros como blancos, tienen fuertes olores corporales que pueden ofender a otros. ¿Por qué? ¿Qué causa estos olores?

      Evidentemente no es la transpiración misma, como uno pudiera creer. Los experimentos han demostrado que la transpiración, según la arroja el cuerpo, no tiene ni bacterias ni olor. El olor resulta cuando las bacterias obran sobre la transpiración.

      El pelo, especialmente el de los sobacos, sirve de colector de la transpiración y favorece el crecimiento bacterial que puede resultar en un olor ofensivo. La ropa, también, es un factor, puesto que los organismos pueden adherirse a ella, junto con la transpiración, y resultar en la descomposición bacterial que produce el olor corporal.

      El régimen alimenticio de la persona también contribuye al olor de su cuerpo. En General Anthropology Jacobs y Stern hacen notar: “Entre los olores más potentes que los químicos conocen están el ácido valeriánico, el ácido butírico y compuestos orgánicos relacionados que toda persona que haya digerido leche, mantequilla, queso o grasas de diversas clases en las horas anteriores emite como vapores por la piel. . . . Una población que come mucho ajo tiene otro olor característico; las cebollas producen todavía otras consecuencias; el salmón ahumado y la carne de venado, los arenques salados, y los ñames, todavía otros.”

      Pero, a pesar de la evidencia de que factores como éstos son responsables, muchos todavía creen que el olor corporal se debe especialmente a la herencia racial. En su libro Along This Way, J. W. Johnson describe una interesante conversación que él tuvo sobre este asunto: “En una ocasión se levantó un hombre y dijo: ‘Deseo hacerle una pregunta franca. ¿No es cierto que la principal queja que se tiene contra el negro es que tiene un mal olor?’”

      “En respuesta,” dijo el escritor, “convine en que hay muchos negros que huelen mal; pero en cambio le pregunté a mi interrogador si pensaba que los costosos anuncios en las revistas acerca del olor corporal tenían como propósito atraer exclusivamente a una clientela negra. Le dije que a mí no me parecía así puesto que por lo general los anuncios estaban ilustrados con cuadros de muchachas blancas muy bien parecidas.”

      Pero, ¿no pudiera una comunidad general de negros, o de blancos, tener un olor ofensivo si tiene una dieta o modo de vivir especial? ¡Ciertamente que sí! Los negros encerrados por semanas en las bodegas de los barcos negreros olían muy mal. Y lo mismo es cierto de muchos esclavos negros que trabajaban en los campos y no se bañaban con regularidad. Aun hoy, hay algunas clases, tanto entre los negros como entre los blancos, que no se atienen a una buena higiene, y cuya dieta es diferente de la dieta a la que otros están acostumbrados. A menudo tienen un olor diferente, que les es ofensivo a los que por lo general no están cerca de ellos. Pero eso no quiere decir que todos los blancos o todos los negros huelen así.

      No obstante, se ha afirmado, y aun lo ha hecho un erudito universitario, que una de las principales diferencias raciales es el olor corporal. ¿Hay prueba de que esta afirmación sea falsa?

      Lo que los experimentos mostraron

      Se han realizado algunos experimentos para proveer una respuesta. El profesor Otto Klineberg, una autoridad eminente en el campo de la sicología racial, nos dice algo acerca de un estudio no publicado. El experimentador recogió en tubos de ensayo el sudor de estudiantes blancos y negros que habían estado haciendo ejercicios en el gimnasio. Entonces se dieron los tubos de ensayo a jueces blancos, y se les pidió que los clasificaran en el orden de su agradabilidad.

      Klineberg informa: “Los resultados mostraron que no se prefería uniformemente las muestras blancas; el tubo de ensayo que se consideró el más agradable y el que se consideró el más desagradable ambos fueron tomados de los blancos.”

      En The Journal of Genetic Psychology, 1950, páginas 257-265, leemos acerca de otro experimento. Dos negros y dos blancos fueron los sujetos. Los cuatro eran estudiantes universitarios que comían en la misma cafetería, vivían aproximadamente en la misma vivienda y participaban en las mismas actividades escolares. Para el experimento, los cuatro usaron el mismo cuarto de ducha y la misma clase de jabón.

      Durante la primera mitad del experimento, los jóvenes justamente habían salido de la ducha, y durante la segunda mitad, estaban sudando después de ejercicio vigoroso. Se condujo el experimento de tal modo que se eliminó toda posibilidad de factores accidentales o reconocimiento de los sujetos. En conjunto, 59 personas ofrecieron 715 juicios, habiéndoseles permitido oler cualquier parte de los cuerpos de los sujetos cubiertos con sábanas.

      Los resultados indicaron que en 368 juicios, o sea más de la mitad de ellos, los jueces marcaron “no sé.” Así confesaron que no pudieron reconocer distinción alguna en el olor corporal de blancos o negros. Y en casi la mitad de los demás juicios, o en 157 de ellos, los que creían que podían identificar la fuente del olor corporal se equivocaron. El adivinar a la ventura hubiera producido casi el mismo grado de exactitud.

      Es de interés que de los 59 jueces, solo siete estaban seguros de que podían distinguir la fuente del olor corporal en cada caso. Mostraron la confianza que sentían al nunca marcar “no sé.” No obstante, como promedio, solo acertaron en la mitad de sus juicios... lo cual tampoco fue mejor que lo que se hubiera producido adivinando a la ventura.

      George K. Morlan, comentó en The Journal of Genetic Psychology: “Nuestro experimento ni prueba ni refuta el que haya diferencias ‘raciales’ en el olor corporal, pero si existen esas diferencias, y se iguala a los blancos y negros en cuanto a dieta, limpieza y así por el estilo, nuestra evidencia definitivamente no apoya la opinión de que los blancos puedan identificar ese olor con un grado confiable de exactitud.”

      El papel del prejuicio

      Sin duda muchas personas, con toda sinceridad, creen que el olor corporal ofensivo se debe especialmente a raza, más bien que a falta de higiene o a cierta dieta. Es posible que, porque se les ha enseñado a creer que otra raza tiene un olor malo, ellos, de hecho, piensen que pueden detectar ese olor. Con referencia a este asunto, Gordon W. Allport, anterior profesor de sicología en la Universidad Harvard, escribió:

      “El poder asociativo de los olores es fuerte . . . si en una ocasión hemos asociado el olor de ajo con los italianos que hemos conocido, o el perfume ordinario con inmigrantes, u olores fétidos con las viviendas atestadas de los barrios pobres, el volver a encontrar estos olores nos hará pensar en los italianos, inmigrantes, moradores de barrios pobres. El que se nos presente a un italiano puede hacernos pensar en el olor del ajo y hasta ‘olerlo.’ Son comunes las alucinaciones olfatorias (causadas por estas asociaciones). Es por esta razón que los que se han formado asociaciones olfatorias declaran con convicción que todos los negros o todos los inmigrantes huelen mal.”

      Una vez que alguien forma esa opinión, por lo general no es fácil hacer que mude de ella. El prejuicio puede estar profundamente arraigado, pero parecer risible cuando se considera objetivamente. Considere, por ejemplo, a la mujer que dijo que no quería que los negros vivieran en su vecindad, “porque apestan.” No obstante esta misma mujer no veía inconveniente en que los negros trabajaran para ella como sirvientes en su hogar. No hay duda de que John Dollard, anterior profesor de sicología en la Universidad Yale, tenía razón cuando dijo: “Parece sumamente posible que si no existiera tal creencia, los olores de los negros no pasarían más allá del umbral de la discriminación.”

      La Encyclopædia Britannica, 1971, después de considerar el asunto, llegó a esta conclusión: “Es dudoso que haya una diferencia significativa en el olor del sudor. Las pruebas experimentales han indicado escasa habilidad en poder discriminar entre el sudor de negros y blancos. El asunto es complejo, y hay una tendencia muy general de atribuir las diferencias que se perciben a factores ‘raciales,’ cuando en muchos casos puede que las diferencias se deban a factores sociales y a otros factores no raciales.”

      Es triste cuando se juzga a otros antes de examinar la evidencia. Y es aún más triste cuando el individuo se aferra a estas opiniones después de haber considerado la evidencia. Se ha discriminado contra razas enteras debido al prejuicio. Pero, realmente, ¿hay base sólida para prejuicio o discriminación contra cualquier raza de gente?

  • Una sola raza humana
    ¡Despertad! 1978 | 22 de abril
    • Una sola raza humana

      CIERTAMENTE hay una variedad de pueblos en la Tierra y hay manifiesta diferencia en sus rasgos físicos. ¿Ve usted a todos como individuos que pertenecen a una sola raza humana, como personas que deben aceptarse según su mérito individual?

      Deberíamos hacerlo. Así es como nuestro Creador quiere que veamos a la gente. ¿Cómo lo sabemos? Porque inspiró a uno de sus siervos, al apóstol cristiano Pablo, a decir: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él . . . da a todos vida y aliento y todas las cosas. E hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para morar sobre la entera superficie de la tierra.”—Hech. 17:24-26.

      Pero ¿no son algunas razas de hombres más preciosas a los ojos de Dios que otras? Esto es lo que muchos han creído. Sin embargo, después de haber recibido una demostración de la imparcialidad de Dios, el apóstol cristiano Pedro se sintió impulsado a exclamar: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.”—Hech. 10:34, 35.

      ¿Cree usted esto? No todos lo creen.

      ¿Realmente una sola familia?

      Algunos hasta tuercen la Biblia, y tratan de mostrar que ella enseña “que los negros, los monos inferiores y los cuadrúpedos todos pertenecen a ‘una clase de carne,’ la ‘carne de las bestias.’” El profesor Charles Carroll afirmó eso en su libro “The Negro a Beast” or “In the Image of God” que disfrutó de una amplia distribución a principios del siglo veinte. Por otra parte, algunos evolucionistas dicen que los negros son ‘una raza inferior de la especie humana.’

      Pero el argumento de algunos negros es todo lo contrario. El libro Black Nationalism—A Search for an Identity in America dice: “Los caucáseos no fueron los habitantes originales de esta Tierra, sino que fueron un ‘injerto’ procedente de la gente negra. . . . Contrastado con el Hombre Original (los llamados negros), el blanco es inferior física y mentalmente. También es débil porque fue injertado del negro. Él es el verdadero hombre ‘de color,’

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