¿Tiene el hombre las soluciones?
¿HAN provisto los peritos del mundo la guía que se necesita para crear familias fuertes, unidas? ¿Señalan la ciencia y la tecnología el camino a un futuro seguro y feliz?
Considere lo que dicen los peritos acerca de la guía que ellos mismos les han dado a los padres, según los siguientes recortes traducidos del inglés:
¿No revelan claramente estas confesiones que no se puede depender de los peritos en lo que respecta a suministrar guía de la clase correcta para una vida de familia feliz?
¿Es la ciencia la solución?
¿Qué se puede decir de la ciencia y la tecnología? A fines del siglo diecinueve la gente estaba entusiasmada por las maravillas que pensaban que la ciencia y la tecnología realizarían en el futuro.
“Scientific American,” en su número de julio de 1899, presentaba una visión futura y optimista del impacto que el automóvil tendría en la vida urbana. Esta publicación describió “vehículos con livianas llantas de goma moviéndose rápida y silenciosamente” sobre calles “limpias, sin polvo ni olor,” eliminando mucho de la “nerviosidad, distracción y tensión de la vida metropolitana de hoy día.” ¡Qué diferente es esto de la verdadera situación actual... calles bulliciosas, repletas de automóviles, autobuses y camiones que arrojan al aire gases mortíferos!
Es cierto, la ciencia y la tecnología han producido más artefactos que ahorran trabajo, han hecho posible más tiempo libre para muchos y le han dado a la gente una mayor mobilidad. Pero, tristemente, todo esto viene acompañado de presiones adicionales que fragmentan a las familias, producen frustraciones, arruinan la salud de muchos y, de hecho, amenazan la existencia humana.
René Dubos, científico y autor, en un artículo para el “Times” de Nueva York del 7 de enero de 1975, señaló:
“En los Estados Unidos el consumo promedio de energía por persona es hoy aproximadamente el doble de lo que era hace treinta años y también es el doble de lo que es ahora en Europa. ¿Hay alguien que verdaderamente crea que esta diferencia se refleja en más felicidad, menos sufrimiento, mayor longevidad entre los norteamericanos del día actual, o en un progreso más rápido de la civilización norteamericana hacia metas más deseables? Un reciente estudio basado en medidas de varios indicadores sociales en 55 países no reveló ningún efecto provechoso del consumo documentado de energía sobre la calidad de la vida; si es que hubo alguna correlación, ¡fue que a mayor consumo de energía, hubo mayor porcentaje de divorcios y suicidios!
“Por supuesto, una abundante provisión de energía es esencial para la producción de más y más artículos industriales, pero no es de esto que dependen la felicidad y la civilización. . . .
“Me arriesgo aun más y afirmo que en los lugares altamente industrializados del mundo una disminución en el consumo de la energía podría a la larga tener una multiplicidad de efectos provechosos. Estos incluirían mejoras en la salud física y mental, prácticas agrícolas más seguras basadas en los principios ecológicos, estilos arquitectónicos más interesantes debido a estar más adaptados a las condiciones locales, normas de planeamiento rural y urbano que favorecieran un reavivamiento del espíritu comunal... y por supuesto una ecología mundial menos perturbada.”
Concerniente a la peligrosa situación en que se halla el hombre, Barry Commoner, en su libro “Science and Survival” (pág. 126), escribe:
“A pesar de los éxitos deslumbradores de la tecnología moderna y del poder sin precedentes de los sistemas militares de hoy, éstos sufren de un defecto común y catastrófico. Aunque nos proveen de alimentos en abundancia, de grandes plantas industriales, de transporte de alta velocidad, y de un armamento militar de poder sin precedentes, amenazan nuestra mismísima supervivencia.”
Obviamente, los problemas a los que la humanidad se enfrenta brotan, en muchos casos, de las cosas que se consideraron prometedoras de un mundo mejor. Es indiscutible que no se puede depender de que las opiniones cambiantes y contradictorias de los hombres señalen la salida de la mala situación actual. ¿No sugiere esto que se necesita una guía de una fuente superior al hombre? Lo que es más, puesto que muchas personas hacen cosas que saben que son malas y perjudiciales para ellas mismas y otros, esa guía también tiene que proveer el incentivo para que cambien sus costumbres. Tiene que darles un verdadero propósito en la vida. ¿Existe semejante guía?
[Ilustración de la página 6]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Times de Nueva York, 2 de marzo de 1974, pág. 31
Una guía para el padre perplejo
Journal de Milwaukee, 22 de enero de 1974, pág. 2, parte 1.
Spock se culpa por los mocosos