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  • De refugios fronterizos a casas de “ensueño”
    ¡Despertad! 1981 | 8 de mayo
    • grandes proveen buen aislamiento. Por ejemplo, el valor aislador de una pared construida de troncos ahusados cuyo extremo de menor grosor es de 25 centímetros y que están correctamente encajados supera en 20 por ciento al de una pared de madera de 5 por 10 centímetros con nueve centímetros de aislamiento consistente en fibra de vidrio. Por supuesto, la cifra sería más alta todavía si se usaran troncos más grandes y el lado inferior de cada tronco tuviese una ranura de modo que se pudiera esconder aislamiento de materia elástica entre los troncos.

      Otra ventaja de las paredes de troncos es la eficacia con que retienen el calor. La clase de pared que se describió en lo anterior puede retener calor con cinco veces más eficacia que las paredes de madera. Esto contribuye a una temperatura más constante y, por lo tanto, a mayor comodidad. Los mismos principios aplican tanto al aislamiento de techos y pisos en las construcciones de troncos como en la construcción normal, y si éstos no se aplican se perderán las ventajas de aislamiento que la construcción con troncos hace posible.

      Instalación de cañerías e instalación eléctrica

      La previsión en cuanto a hacer arreglos para la instalación de cañerías, la instalación eléctrica, etcétera, mientras se están poniendo en su lugar los troncos ahorra mucho trabajo después. El tomar en cuenta ocultar estas instalaciones resulta en una apariencia más agradable.

      Debe ser obvio que hay mucho envuelto en la construcción de una casa de troncos. Usted quizás pueda preparar primero un almacén para herramientas u otra construcción pequeña de esa clase. Al hacer eso, obtendría pericia en trabajar con troncos y solo tendría que vivir con sus errores, y no en ellos. También estaría en mejores condiciones para decidir si su nueva casa de “ensueño” debería ser construida de troncos o no.

  • Enseñando a los niños por medio del juego
    ¡Despertad! 1981 | 8 de mayo
    • Enseñando a los niños por medio del juego

      UNA niñita de veintiún meses de edad, Bárbara, estaba sentada en el piso jugando con sus cubitos de construcción. Cuando completó su proyecto me dijo cómo había construido el arca de Noé. Aquella noche, antes de acostarse, otra vez me explicó con alegría cómo había construido el arca de Noé.

      Al día siguiente me senté con ella ante los cubitos de construcción y varios de sus juguetitos en forma de animales y gente. Volvimos a construir el arca y pusimos los animales dentro junto con Noé y sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet.

      Estábamos aprendiendo mediante el juego. Los niños aprenden por medio del juego. Aprenden por el movimiento, la conversación y la experiencia personal.

      Al enseñar a nuestros hijos acerca del amor de Dios, tenemos que tener presente cómo aprenden los niños. Se les pueden enseñar las Escrituras Sagradas desde la infancia, como se muestra en el caso de Timoteo, uno de los cristianos primitivos. (2 Tim. 3:15) Los jovencitos tienen gran capacidad para aprender, pero, al igual que los adultos, aprenden y retienen con mucha más facilidad las cosas que les parecen interesantes.

      Los mejores maestros del niño son los padres. Estos conocen la disposición de su propio hijo, su temperamento, su grado de desarrollo y sus aptitudes. Los padres son los que mejor saben cómo enseñar al hijo conforme a la capacidad que éste individualmente tenga para desarrollarse. Jehová ha confiado a los padres la responsabilidad de enseñar Sus caminos a los hijos.—Pro. 22:6.

      Hay muchas maneras de dar instrucción bíblica. Si lo hacemos mediante juegos divertidos durante ratos de recreo, cuando hay un ambiente de unidad calurosa, estamos empleando disciplina positiva. La disciplina envuelve no solo el castigo y la censura, sino todo el proceso de hacer un discípulo. El llegar a conocer la Biblia mediante rompecabezas, grabados o láminas, juegos y la dramatización de papeles bíblicos puede ser muy beneficioso.

      El que usted lea con su hijo cuando usted y él se hallan descansados y dispuestos a leer es una experiencia estimulante para el pequeñuelo, si se trata de un libro que tenga una abundancia de láminas interesantes. Mi libro de historias bíblicasa es excelente a este respecto. Uno puede dar una explicación sencilla de las láminas a medida que el niño hojee el libro casualmente. Con el tiempo usted hallará que al llegar a una lámina favorita él se detiene para explicársela a usted. A medida que el niño vaya creciendo y se le haga más fácil sentarse atentamente, usted tal vez quiera leerle las historias palabra por palabra. Si usted termina antes de que él pierda el interés, hallará que él estará dispuesto a sentarse de nuevo en otra ocasión para leer con usted.

      Los rompecabezas también son medios educativos. Se pueden hacer rompecabezas rápida y económicamente usando para ello grabados en que haya representaciones de sucesos o personajes bíblicos. Estos pueden recortarse de revistas viejas que, de no ser usadas de esta manera, quedarían amontonadas en un anaquel. Los grabados se pueden pegar a pedazos de cartulina y entonces se pueden cortar al estilo de las piezas que componen un rompecabezas.

      Puede ser muy divertido presentar espectáculos con títeres hechos de calcetines viejos o con algunos de los juguetes de sus hijos. No se desanime si los pequeñuelos no muestran gran interés al principio. Haga la prueba nuevamente en otra ocasión. Al principio tal vez se sienten por solo un momento y entonces se pongan de pie y traten de quitarle el títere o marioneta. No obstante, pronto aprenderán que, si se sientan y observan por bastante tiempo, ante ellos se desarrollará un gran relato.

      Para las personas a quienes les gusta jugar activamente con sus hijos, se ofrecen las siguientes sugerencias. Tal vez se pudiera hacer la prueba de poner algunos juguetes en el baño o afuera en la piscina para jugar a Moisés que está cruzando el mar Rojo, o a Pablo en un naufragio.

      Quizás el buen samaritanito pueda envolver a la pobre mamita en vendajes; o quizás mamita pueda vendar al pobre viajerito, y entonces colocarlo sobre las espaldas de papá para que éste lo lleve a la posada.

      En una de las ocasiones en que se arrastren sábanas a la sala para convertirlas en tiendas de campaña, tal vez se pueda pretender que uno es Pablo construyendo tiendas de campaña, o que uno es un israelita que está observando la fiesta de las cabañas.

      Al aire libre, los juegos pueden ser más bulliciosos. Por ejemplo, se puede jugar a que se está espiando la Tierra Prometida, a que se está escapando por la ventana de Rahab en la tierra de Jericó, a que uno es David y está pretendiendo ser demente en la tierra de los filisteos, o a Pablo siendo descolgado en una cesta por encima del muro de Damasco.

      En el cajón de arena, se pueden construir los muros de Jericó y, después de hacer desfilar unos juguetes alrededor de los muros, tocar estruendosamente cornetas de juguete y dar un fuerte grito, para derribar los muros.

      Sin embargo, hay una advertencia en Efesios 6:4. No queremos estar irritando a nuestros hijos. Sería particularmente triste el que hiciéramos que el recibir instrucción bíblica fuera una experiencia irritadora. Por lo tanto, tenemos que examinarnos a nosotros mismos con franqueza. Pregúntese: “¿Sería incómodo para mí el participar en estos juegos, lo cual podría llevarme a desplegar frustración e irritación para con mis hijos? ¿Habría en mí más inclinación a ejercer presión en ellos que a gozar del juego?” Si así es, tal vez le convenga hallar otros métodos. En vez de participar en el juego usted mismo, quizás pudiera sugerir con disposición alegre que sus niños lo jueguen. Por ejemplo, cuando los niños conviertan las sábanas en tiendas de campaña, usted podría decir: “Pablo trabajó haciendo tiendas de campaña como tú estás haciendo.” Además, los juegos pueden resultar en menos frustración si, antes de emprenderlos con los pequeñuelos, usted ya ha planeado por completo lo que quiere representar y cómo quiere hacerlo.

      Si a usted le gusta el arte y sus hijos son suficientemente grandes como para participar, entonces usted tiene otro medio de darles instrucción bíblica. Es posible hacer muñecos de cartón piedra, madera, o tela; y éstos pueden ser vestidos apropiadamente. A Sansón se le pueden poner siete trenzas, a Saúl se le puede hacer de estatura alta, a Absalón se le puede dar mucho cabello, a Aarón se le puede vestir de sacerdote levita. Puede hacerse un pez de tela que tenga a Jonás en la boca. Puede construirse un alimentador de pájaros en forma del arca de Noé. Todos estos proyectos pueden abrir el camino para que se expliquen importantes verdades bíblicas.

      Aspectos de la vida cotidiana pueden aplicarse a la Biblia. Puede hacerse referencia a los animales que se ven en granjas locales o en zoológicos. Al ver un asno, podríamos comentar acerca de la entrada de Jesús en Jerusalén montado en un asno, o acerca del asna parlante de Balaam. Cuando su hijo vea culebras u ovejas o sapos, recuerde que éstos también se mencionan en relatos bíblicos. Después de apagar la luz a la hora de acostarse, usted podría decir: “¿Qué te parecería si fuera así, oscuro, todo el día? Jehová hizo que Egipto quedara así, oscurecido, durante una de las 10 plagas.” Si sus hijos ya conocen el relato, esto les dará algo en qué pensar antes de dormirse. Si no, lean el relato juntos en alguna ocasión.

      Si su hijo llega a casa con una honda en el bolsillo, tal vez usted pueda relatarle acerca de los 700 benjaminitas que podían tirar piedras con una honda a un cabello sin errar. (Jue. 20:16) No obstante, también podría mencionar que éste era un instrumento de guerra y que los cristianos han desistido de participar en la guerra.

      En el mercado puede usar una aceituna, o una granada o un pepino para ilustrar historias bíblicas, especialmente si usted disfruta de relatarlas con mucho colorido.

      De todas estas maneras, y de muchas más que se le ocurran, usted puede seguir el consejo que dan las Escrituras en Deuteronomio 6:6, 7: “Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.”

      [Nota a pie de página]

      a Publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

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